Una lectora nada común y La dama de la furgoneta, Alan Bennett, Anagrama, 2008 y 2009
Alan Bennett (Leeds, 1934) es conocido sobre todo como autor de teatro, guionista de cine y actor. Desde hace unos años lo es también por sus novelas cortas. Las dos últimas, publicadas en España por Anagrama el pasado año y hace unos meses, son Una lectora nada común y La dama de la furgoneta. He leído ambas una tras otra y me han parecido dos pequeñas joyas literarias, llenas de un ingenio y un sentido del humor típicamente británicos, muy poco frecuentes en la literatura de nuestro país.
Ambas novelas están protagonizadas por mujeres: la primera nada menos que por la reina Isabel de Inglaterra; la segunda por una extravagante vagabunda que vive en el interior de una vieja furgoneta. Los dos relatos derrochan imaginación e ironía, aunque Una lectora nada común es más original y atrevida, además de ser un alegato en defensa de la literatura y de su capacidad para transformar a las personas. El autor imagina, con gracia y estilo ágil y dinámico, que la actual reina británica se convierte en una adicta a la lectura, en una devoradora de libros, en una apasionada de la literatura. Esa incontenible afición entrará en conflicto, llevado por el autor hasta las últimas consecuencias, con las estrictas obligaciones que su cargo le impone. Además de ser un verdadero catálogo de autores y obras, británicos la mayoría, el libro reivindica el poder subversivo -en el sentido más etimológico de la palabra- que la literatura tiene, y que parece completamente incompatible con la política actual al uso. La reina descubre el placer de leer y el atractivo creciente de escribir, y eso la lleva a constatar la inconsistencia real de su vida cotidiana: aparentar interés por las cosas sin verdaderamente tenerlo, leer discursos insustanciales y sin ninguna calidad literaria, tener conversaciones que van dejando de interesarle a medida que comprueba la ignorancia que sobre el mundo de los libros muestran casi todos los políticos y cargos que la rodean... Todo ello llevará a la soberana británica a una decisión final sorprendente, que acerca la novela al género del cuento fantástico. Un relato cuya lectura resulta muy aconsejable para los tiempos que corren, dominados casi siempre por el pragmatismo y la banalidad.
La dama de la furgoneta está narrada en primera persona por el propio autor, a modo de notas de un diario muy espaciado en el tiempo, que abarca desde 1969 a 1989 más un breve epílogo posterior. Miss Shepherd es un personaje real, una mujer vagabunda que vivía en una furgoneta aparcada junto a la casa del escritor, quien, fascinado por la dama y también compadecido por los ataques que ésta sufre por parte de algunos jóvenes y borrachos del barrio, permite a la desaliñada y excéntrica mujer aparcar su viejo vehículo en un cobertizo de su jardín. Una situación que se prolongó durante quince largos años, contados por Alan Bennett en breves y sugerentes pinceladas literarias.
Dos relatos breves llenos de ironía y fino sentido del humor. Dos pequeñas joyas literarias, tan británicas que difícilmente encontrarían parangón en la literatura de cualquier otro país.
Ambas novelas están protagonizadas por mujeres: la primera nada menos que por la reina Isabel de Inglaterra; la segunda por una extravagante vagabunda que vive en el interior de una vieja furgoneta. Los dos relatos derrochan imaginación e ironía, aunque Una lectora nada común es más original y atrevida, además de ser un alegato en defensa de la literatura y de su capacidad para transformar a las personas. El autor imagina, con gracia y estilo ágil y dinámico, que la actual reina británica se convierte en una adicta a la lectura, en una devoradora de libros, en una apasionada de la literatura. Esa incontenible afición entrará en conflicto, llevado por el autor hasta las últimas consecuencias, con las estrictas obligaciones que su cargo le impone. Además de ser un verdadero catálogo de autores y obras, británicos la mayoría, el libro reivindica el poder subversivo -en el sentido más etimológico de la palabra- que la literatura tiene, y que parece completamente incompatible con la política actual al uso. La reina descubre el placer de leer y el atractivo creciente de escribir, y eso la lleva a constatar la inconsistencia real de su vida cotidiana: aparentar interés por las cosas sin verdaderamente tenerlo, leer discursos insustanciales y sin ninguna calidad literaria, tener conversaciones que van dejando de interesarle a medida que comprueba la ignorancia que sobre el mundo de los libros muestran casi todos los políticos y cargos que la rodean... Todo ello llevará a la soberana británica a una decisión final sorprendente, que acerca la novela al género del cuento fantástico. Un relato cuya lectura resulta muy aconsejable para los tiempos que corren, dominados casi siempre por el pragmatismo y la banalidad.
La dama de la furgoneta está narrada en primera persona por el propio autor, a modo de notas de un diario muy espaciado en el tiempo, que abarca desde 1969 a 1989 más un breve epílogo posterior. Miss Shepherd es un personaje real, una mujer vagabunda que vivía en una furgoneta aparcada junto a la casa del escritor, quien, fascinado por la dama y también compadecido por los ataques que ésta sufre por parte de algunos jóvenes y borrachos del barrio, permite a la desaliñada y excéntrica mujer aparcar su viejo vehículo en un cobertizo de su jardín. Una situación que se prolongó durante quince largos años, contados por Alan Bennett en breves y sugerentes pinceladas literarias.
Dos relatos breves llenos de ironía y fino sentido del humor. Dos pequeñas joyas literarias, tan británicas que difícilmente encontrarían parangón en la literatura de cualquier otro país.
Carlos Bravo Suárez
2 comentarios:
Sólo he leido 'Una lectora poco común'y coincido contigo. Empecé la lectura con reservas... pero engancha, divierte, me hizo pensar en mis "preexistencias disuasorias", las que tenía antes de leer el libro y replantearlas después, además se lee en una tarde...El otro, ni sabía de su existencia;así que..¡¡ lo buscaré!!
"La dama de la furgoneta" es muy diferente a "Una lectora poco común". Aunque tiene su punto de ironía, no engancha ni divierte tanto. Eso sí, es también muy cortita.
Un saludo afectuoso.
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