Todos buscamos nuestro lugar en el mundo, pero no siempre lo encontramos. Los protagonistas de Todo eso que tanto nos gusta lo hallan finalmente, después de abandonar Barcelona y dejar atrás un pasado con algunos momentos difíciles, en un pequeño pueblo del Ampurdán. Allí encontrarán una nueva vida, un trabajo y unas relaciones sociales satisfactorias. Un lugar donde quedarse.
Todo eso que tanto nos gusta es la última novela de Pedro Zarraluki, autor barcelonés con una ya importante trayectoria literaria a sus espaldas. En este nuevo relato, Zarraluki muestra sus grandes dotes de observador de la realidad circundante y su capacidad para la creación de personajes e historias verosímiles. También su sentido del humor y, en general, su visión amable del mundo y de los humanos.
El narrador de la novela es Ricardo, un abogado que languidece en Barcelona, separado de su mujer y compartiendo bufete con un socio aprovechado. Algo parecido les pasa a sus padres, Cristina y Tomás, separados y con una vida gris y falta de ilusiones. La huida repentina de Tomás de la ciudad condal hará que Ricardo, instigado por su madre, inicie su búsqueda. Cuando lo encuentra en un pequeño pueblo ampurdanés, comprueba que su padre ha recuperado allí su antigua vitalidad e incluso su ocupación como arquitecto. Su hijo irá encontrando también ubicación, trabajo y cobijo humano en el nuevo círculo social de su progenitor, compuesto por una galería de tipos singulares, en algunos casos algo extravagantes, pero de una calidad humana que el narrador y el lector van descubriendo a la par.
Sobre el relato presente gravita la historia anterior de David - el hermano de Ricardo- y de Clara, que el novelista va administrando a pequeñas dosis con maestría a lo largo de toda la narración. Cuando casi al final el lector conozca su desenlace, entenderá también mucho mejor algunos de los comportamientos algo extraños de Tomás y de Ricardo. En la novela aparecen, entre otros personajes secundarios, prostitutas de los países del este que ejercen su oficio en la carretera y son controladas por las mafias del ramo, una apasionada millonaria italiana que vive en un pueblo en ruinas que desea reconstruir, una hostelera anarquista que fuma marihuana para combatir su soledad o una joven taxista que conduce con dulzura y está llena de sentido común. Además, el libro tiene un reconfortante y optimista final feliz, con bodas incluidas.
Una novela que divierte y muestra que es casi siempre posible inventar una vida nueva y disfrutar de ella y de sus pequeños placeres cotidianos. Para ello es preciso encontrar, a veces donde uno menos lo espera, nuestro pequeño lugar en el mundo.
Todo eso que tanto nos gusta es la última novela de Pedro Zarraluki, autor barcelonés con una ya importante trayectoria literaria a sus espaldas. En este nuevo relato, Zarraluki muestra sus grandes dotes de observador de la realidad circundante y su capacidad para la creación de personajes e historias verosímiles. También su sentido del humor y, en general, su visión amable del mundo y de los humanos.
El narrador de la novela es Ricardo, un abogado que languidece en Barcelona, separado de su mujer y compartiendo bufete con un socio aprovechado. Algo parecido les pasa a sus padres, Cristina y Tomás, separados y con una vida gris y falta de ilusiones. La huida repentina de Tomás de la ciudad condal hará que Ricardo, instigado por su madre, inicie su búsqueda. Cuando lo encuentra en un pequeño pueblo ampurdanés, comprueba que su padre ha recuperado allí su antigua vitalidad e incluso su ocupación como arquitecto. Su hijo irá encontrando también ubicación, trabajo y cobijo humano en el nuevo círculo social de su progenitor, compuesto por una galería de tipos singulares, en algunos casos algo extravagantes, pero de una calidad humana que el narrador y el lector van descubriendo a la par.
Sobre el relato presente gravita la historia anterior de David - el hermano de Ricardo- y de Clara, que el novelista va administrando a pequeñas dosis con maestría a lo largo de toda la narración. Cuando casi al final el lector conozca su desenlace, entenderá también mucho mejor algunos de los comportamientos algo extraños de Tomás y de Ricardo. En la novela aparecen, entre otros personajes secundarios, prostitutas de los países del este que ejercen su oficio en la carretera y son controladas por las mafias del ramo, una apasionada millonaria italiana que vive en un pueblo en ruinas que desea reconstruir, una hostelera anarquista que fuma marihuana para combatir su soledad o una joven taxista que conduce con dulzura y está llena de sentido común. Además, el libro tiene un reconfortante y optimista final feliz, con bodas incluidas.
Una novela que divierte y muestra que es casi siempre posible inventar una vida nueva y disfrutar de ella y de sus pequeños placeres cotidianos. Para ello es preciso encontrar, a veces donde uno menos lo espera, nuestro pequeño lugar en el mundo.
Carlos Bravo Suárez
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