Los buenos suicidas. Toni Hill.
Debolsillo. 2012. 382 páginas.
El
escritor Toni Hill, de origen y nombre ingleses aunque nacido y residente en
Barcelona, se dio a conocer hace aproximadamente un año con su primera novela El verano de los juguetes muertos, a la que
dedicamos en esta sección la reseña Vicios
ocultos en la Barcelona
pija. En ella, el inspector Héctor Salgado y sus ayudantes resolvían el
complejo caso del supuesto suicidio del hijo adolescente de una familia bien de
la ciudad condal.
Tras
el éxito de esa primera narración, traducida a varios idiomas, Toni Hill no ha
tardado mucho en publicar, ahora en un económico formato de bolsillo, su
segunda novela, titulada Los buenos
suicidas. De nuevo encontramos al inspector Salgado al frente de la
investigación de un extraño y misterioso caso de aparentes suicidios. En esta
ocasión, se trata de varios trabajadores de una misma empresa de cosméticos y
productos de belleza que pasaron un fin de semana juntos en una masía de la Cataluña interior. Salvo
ese breve episodio campestre, la novela se ambienta otra vez en Barcelona y
reúne nuevamente muchos de los mejores ingredientes del género policiaco.
Aunque
Los buenos suicidas se puede leer y
entender perfectamente sin haber leído El
verano de los juguetes muertos, los lectores de esta novela ya conocerán a
muchos de los personajes que vuelven a aparecer en el nuevo relato, donde también
se hace referencia a algunos hechos ocurridos en aquella historia de vicios
ocultos entre algunas familias de la burguesía barcelonesa de la parte alta de
la ciudad.
En
Los buenos suicidas, Toni Hill
consigue otra vez enganchar por completo al lector y mantener la intriga y el suspense
hasta el último momento en que, también aquí con sorpresa final, se resuelve el
misterioso enigma planteado. Además de esta primera trama que ocupa al
temperamental inspector de origen argentino, hay en esta novela una segunda
intriga paralela que se centra en la investigación que la agente Leire Castro,
ahora embarazada, lleva a cabo sobre la desaparición de Ruth Valldaura, la
exmujer de Salgado. Mientras que el primer asunto se cierra con la resolución
del caso, el segundo queda abierto y hace pensar en su continuación en un
próximo libro.
Los
buenos suicidas profundiza nuevamente en la psicología de los personajes, pero
también en la soledad urbana, la necesidad de mantener el estatus económico a
cualquier precio, la influencia del grupo sobre el individuo y, aquí aún más
que en la novela anterior, en la diversidad de gustos y prácticas sexuales de
los personajes que pueblan el relato. Tras estas dos magníficas muestras de lo
que algunos han venido en llamar nueva novela negra mediterránea, deseamos que
el tercer caso del inspector Salgado no tarde mucho en llegar a las librerías.
Carlos
Bravo Suárez
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