Diez gansos blancos. Gerbrand Bakker. Rayo Verde Editorial. 2013. 240 páginas.
Con solo dos libros publicados hasta la fecha, Gerbrand Bakker (Países Bajos, 1962) se ha convertido en uno de los autores europeos mejor valorados de los últimos años. Su anterior novela, Todo está tranquilo arriba, editada también en nuestro país por Rayo Verde, recibió varios premios importantes y fue traducida a numerosos idiomas. Su reciente Diez gansos blancos ha sido considerado el mejor libro extranjero publicado en Inglaterra en 2013 y ha consolidado la reputación literaria del escritor neerlandés que, al parecer, es también filólogo, jardinero e instructor de patinaje rápido.
Diez gansos blancos es una novela de ritmo lento, melancólica, sugerente, atemporal y hermosa. Escrita con una prosa suave y envolvente, que calla más de lo que dice, para que la imaginación del lector rellene a su manera los grandes espacios en blanco de un relato que fluye sin prisas ni urgencias. Aunque de fondo duro y triste, cuenta una historia llena de finura y sensibilidad pero carente por completo de cualquier sensiblería innecesaria. Romántica sí, sobre todo en su final, pero en el significado más literario y filosófico que tiene este manido y polisémico adjetivo.
Una mujer ya madura abandona a su marido y a sus padres en Holanda para instalarse en una alejada casa de campo en Gales, ocupada hasta entonces por una vieja viuda recientemente fallecida. Apenas sabemos nada de su pasado, que se va revelando con cuentagotas a lo largo del libro. Conocemos su afición a la poesía de Emily Dickinson, cuyos poemas y retrato le acompañan en su nueva casa. Algunos versos de la poetisa norteamericana aparecen dando sentido y simbolismo a distintos momentos de la novela.
La vida en el campo no va a ser fácil ni idílica para esta introvertida mujer holandesa, a quien todos toman allí por alemana. Aunque busca el aislamiento y se centra en el arreglo del jardín y el acondicionamiento de su nuevo lugar de residencia, entrará pronto en relación con algunas personas del pueblo próximo y con el poco agradable campesino encargado de cobrar su alquiler, cuyo rebaño de ovejas pasta a sus anchas junto a la casa. Además de la presencia de un extraño tejón diurno, hay diez gansos que deambulan por su jardín que van desapareciendo uno a uno ante sus ojos de manera misteriosa. La presencia de un joven senderista sacará a la mujer de la monotonía cotidiana y modificará su vida de una manera sustancial e inesperada, provocando nuevos deseos e inquietudes.
Diez gansos blancos constituye un viaje interior a través del aislamiento buscado y de las nuevas relaciones imprevisiblemente encontradas en su nueva vida campestre por la protagonista del relato. Progresivamente, va apareciendo su vida pasada, acercándose de nuevo a ella en una interesante convergencia narrativa de dos historias previamente paralelas.
Gerbrand Bakker ha escrito un hermoso libro sobre la soledad, el aislamiento, la enfermedad, el deseo y la búsqueda infructuosa de la verdad y la belleza. Una novela para leer sin prisas y saborear lentamente.
Carlos Bravo Suárez
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