domingo, 20 de abril de 2014

UNA SOLEDAD DEMASIADO RUIDOSA

                                        
Una soledad demasiado ruidosa. Bohumil Hrabal. Galaxia Gutenberg. 2012. 102 páginas.

El pasado 28 de marzo se cumplieron cien años del nacimiento del escritor checo  Bohumil Hrabal (Brno, 1914 – Praga, 1997). Hrabal es uno de los grandes autores europeos de la segunda mitad del siglo XX. Tras estudiar derecho y trabajar en diversas fábricas, se convirtió en escritor tardío y publicó casi toda su obra cuando ya había cumplido los cincuenta años. Después de la Primavera de Praga de 1968, fue represaliado  por el régimen comunista y tuvo que publicar sus obras en ediciones limitadas o clandestinas. Es autor de varias novelas, entre las que destacan Trenes rigurosamente vigilados, Yoque he servido al rey de Inglaterra o Una soledad demasiado ruidosa. Esta última, de la que existía alguna vieja edición en Destino, ha sido recientemente publicada en nuestro país por Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores, con traducción de Monika Zgustova. Bohumil Hrabal murió en 1997 al caerse de la habitación de un hospital situada en un quinto piso. Nunca se aclaró si se había tratado de un accidente o de un suicidio.

Una soledad demasiado ruidosa se publicó en Praga en 1977, en tirada clandestina, y sólo pudo ver la luz de manera normal en 1980 en Alemania. El propio Hrabal la consideraba su mejor obra y llegó a decir que había vivido para escribirla. Cuenta la historia de Hanta, un hombre que desde hace 35 años trabaja en una trituradora de papel en un sótano oscuro y antihigiénico. Durante ese tiempo, Hanta ha ido recogiendo libros que se lleva a su casa donde atiborran todas las habitaciones hasta dejarle casi sin sitio. De esa manera se ha convertido en un gran lector y un hombre culto, que incluso decora las balas de papel que tritura con obras de los mejores pintores y que, ayudado por los litros de cerveza que ingiere, cree recibir la visita de grandes hombre del pasado, como Jesucristo o Lao Tse, y reflexiona sobre el pensamiento de Kant, Hegel o Nietzsche. En el recuerdo de su vida hay también momentos graciosos y escatológicos. Las descripciones son a veces entre surrealistas y expresionistas, y la literatura de Hrabal -sin embargo, original y única como pocas-,  recuerda en parte al realismo mágico y a su compatriota Franz Kafka. En el libro, se critica también la nueva productividad socialista encarnada en los recicladores jóvenes que acaban con el concepto más artístico y personal del trabajo que representa el propio Hanta y que precipitan su sorprendente final.

Bohumil Hrabal es un escritor extraordinario, totalmente alejado de los cánones de la literatura más convencional. Su prosa es densa, de periodos muy largos, con muchas coordinaciones y pocos puntos y aparte. Como no dispongo aquí de más espacio, transcribiré algunos fragmentos de este libro excepcional:

“Los libros me han enseñado y de ellos he aprendido que el cielo no es humano en absoluto y que un hombre que piensa tampoco lo es, no porque no quiera sino porque va contra el sentido común”. “Soy culto a pesar de mí mismo y ya no sé qué ideas son mías, surgidas propiamente de mí, y cuáles he adquirido leyendo, y es que durante estos 35 años me he amalgamado con el mundo que me rodea porque yo, cuando leo, de hecho no leo, sino que tomo una bella frase en el pico y la chupo como un caramelo, la sorbo como una copita de licor, la saboreo durante tanto tiempo que acaba no solo penetrando mi cerebro y mi corazón, sino que circula por mis venas hasta las raíces mismas de los vasos sanguíneos”. ”Estoy solo, para vivir una soledad poblada de pensamientos, porque yo soy un poco el don Quijote del infinito y de la eternidad, y el Infinito y la Eternidad sienten predilección por la gente como yo.”

Sirva esta reseña como modesto homenaje a este gran escritor en el año de su centenario.

Carlos Bravo Suárez

1 comentario:

Santiago Noguero dijo...

Normalmente, los escritores centro-europeos acostumbran a ser unos grandes desconocidos, y es una lástima porque los hay muy buenos. Tenemos también al húngaro Miklós Bánffy, cuya Trilogía transilvana estuvo prohibida durante varias décadas por los regímenes comunistas.
Te felicito por tu obra divulgadora Carlos.
S.Noguero