domingo, 20 de diciembre de 2015

LA HABITACIÓN DE NONA



“La habitación de Nona”. Cristina Fernández Cubas. Tusquets Editores. 2015. 192 páginas.

Cristina Fernández Cubas (Arenys de Mar, Barcelona, 1945) es una de las más destacadas escritoras de cuentos de la literatura española actual. En este género, ha publicado “Mi hermana Elba” (1980),Los altillos de Brumal” (1983), “El ángulo del horror” (1990), “Con Ághata en Estambul” (1994) y “Parientes pobres del diablo” (2006). En 2009, recopiló sus relatos en el volumen “Todos los cuentos”, que recibió diversos premios. La escritora barcelonesa ha publicado también un par de novelas (“El año de Gracia”  y “El columpio”), la obra de teatro “Hermanas de sangre” y el libro de memorias “Cosas que ya no existen”. Tras la muerte de su marido, el filósofo y escritor Carlos Trías Sagnier, Fernández Cubas ha estado varios años en un silencio literario que rompió en 2013 cuando publicó, con el pseudónimo de Fernanda Kubbs, la novela “La puerta entreabierta”. Con “La habitación de Nona”, ha vuelto, tras nueve años de ausencia, a su género favorito del relato breve.

“La habitación de Nona” contiene seis narraciones cortas y toma su título de la primera de ellas. En todas encontramos las características habituales del universo literario de la autora: ambientes más o menos inquietantes, misterios, sorpresas y terrores en un principio inadvertidos, conductas psicológicas ambiguas o extrañas, personajes solitarios y enigmáticos, espacios cerrados y  a veces angustiosos. Y, sobre todo en este libro, el protagonismo de la infancia y los recuerdos familiares y la presencia del tiempo como un todo en que el hoy y el ayer pueden mezclarse sin solución de continuidad. Dos citas de Einstein, una al inicio del libro y otra en uno de sus cuentos, son reveladoras de la concepción de la realidad y el tiempo dominante en estas narraciones: “”La realidad es simplemente una ilusión, aunque muy persistente” y “Su marido me ha precedido; pero como físico usted sabrá que para mí no existe pasado ni presente”.

Excepto uno de ellos, el más autobiográfico “La nueva vida” cuya protagonista es una mujer madura, en todos los demás los personajes principales son niñas de alrededor de 13 años.  En “La habitación de Nona”, una de estas niñas intenta penetrar en el mudo cerrado de su envidiada hermana, a la que sus padres siempre han considerado como “muy especial” y parecen dar un trato diferente. “Hablar con viejas” tiene estructura de relato clásico y recuerda en cierto modo a “Hansel y Gretel” y otros cuentos de ogros. Tal vez el mejor relato del libro sea “Interno con figura”, inspirado en un cuadro, que sirve de portada a la edición de Tusquets, del pintor decimonónico italiano Adriano Cecioni, cuya reciente exposición en Madrid fue a visitar la autora del libro que aparece aquí también como narradora para explicarnos cómo ha escrito este cuento. “El final de Barbro” narra la venganza final de tres niñas cuyo padre viudo ha sido seducido por una mujer más joven, una atractiva nórdica de ojos azules y melena rubia recogida en una cola de caballo. “La nueva vida” es el más autobiográfico de los relatos del libro y parece impregnado por el recuerdo del marido muerto de la escritora, que funde presente y pasado en un intento de superar la trágica realidad que la ahoga. En “Días entre los Wasi-Wano”, una niña y su hermano van a pasar una temporada a un pueblo con sus tíos, una pareja joven sin hijos, viajera y algo “hippie”, pero con un conflicto oculto a la idealización infantil.

Tal vez algo irregulares, pero en todo momento interesantes y escritos con estilo primoroso y buen ritmo narrativo, estos seis relatos breves devuelven a Cristina Fernández Cubas, tras un largo silencio ocasionado por la dolorosa pérdida de su marido, al género literario que mejor domina. Esperemos que la próxima entrega ya no se haga esperar tanto como la que aquí acabamos de reseñar.

Carlos Bravo Suárez

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