Corazón de napalm. Clara Usón. Seix Barral. Barcelona. 2009
Clara Usón se confirma con Corazón de napalm como una de las voces más destacadas y originales de la narrativa española actual. Con esta novela, la quinta de su carrera literaria, la escritora barcelonesa ha logrado el Premio Biblioteca Breve del presente año. Corazón de napalm es un conmovedor relato sobre la intensa pasión amorosa entre un niño de trece años y su madre. La historia tiene claras reminiscencias clásicas y es, en cierta medida, una versión moderna del mito griego de Edipo. El sorprendente final de la novela significa, sin duda, el cumplimiento del destino trágico de una pasión absorbente y destructiva, pero también la superación, como una variante más de la fuerza de ese amor, de un determinismo social y económico al que, desde el principio, parece estar irremisiblemente condenado el protagonista.
Corazón de napalm cuenta dos historias paralelas que no confluyen para el lector hasta los dos últimos capítulos del libro. Una es la historia de Fede, un niño que crece en una familia rota por la droga y que busca sobre todas las cosas el amor de su madre, hundida en la ruina física y la enfermedad por los estragos de la heroína. Fede es un personaje singular, literariamente logrado, cuya actitud puede provocar sentimientos encontrados. Su héroe es Sid Vicius -el título de la novela proviene de una canción de Sex Pistols- y su fantasiosa mente infantil ha sido modelada por las muchas horas pasadas ante el televisor y por la vorágine vital de sus progenitores. Los padres de Fede proceden de mundos económicos opuestos y son un ejemplo de las consecuencias desastrosas que tuvieron algunos excesos, de efectos entonces aún desconocidos, en una parte de la juventud española en los años de la Transición. La segunda historia -a priori más convencional- tiene como protagonista a Marta, una pintora que coquetea con los mundos fraudulentos y mistificadores del arte moderno, que se acerca a los cuarenta y que parece haber encontrado por fin al hombre de su vida.
Las dos historias transcurren en dos planos cronológicos distintos: en la década de los ochenta y en el año 2007. Salvo el inicio de la novela, que sucede en Santander, prácticamente todo el relato se desarrolla en Barcelona. La ciudad, sus locales de moda, algunos de sus barrios más conocidos, sus contrastes económicos y sociales, están perfectamente descritos por la autora. Los que vivimos en Barcelona aquellos años vertiginosos reconocemos perfectamente el fiel dibujo que de ella se traza en la novela.
El relato combina con maestría y buen ritmo narrativo elementos de la tradición clásica, que subyacen en la historia que se cuenta, con una acertada descripción de algunos aspectos del mundo moderno. Creo que Corazón de napalm gustará a muchos lectores y que, por los diversos ingredientes que posee, puede ser una de las novelas de la temporada.
Carlos Bravo Suárez
Clara Usón se confirma con Corazón de napalm como una de las voces más destacadas y originales de la narrativa española actual. Con esta novela, la quinta de su carrera literaria, la escritora barcelonesa ha logrado el Premio Biblioteca Breve del presente año. Corazón de napalm es un conmovedor relato sobre la intensa pasión amorosa entre un niño de trece años y su madre. La historia tiene claras reminiscencias clásicas y es, en cierta medida, una versión moderna del mito griego de Edipo. El sorprendente final de la novela significa, sin duda, el cumplimiento del destino trágico de una pasión absorbente y destructiva, pero también la superación, como una variante más de la fuerza de ese amor, de un determinismo social y económico al que, desde el principio, parece estar irremisiblemente condenado el protagonista.
Corazón de napalm cuenta dos historias paralelas que no confluyen para el lector hasta los dos últimos capítulos del libro. Una es la historia de Fede, un niño que crece en una familia rota por la droga y que busca sobre todas las cosas el amor de su madre, hundida en la ruina física y la enfermedad por los estragos de la heroína. Fede es un personaje singular, literariamente logrado, cuya actitud puede provocar sentimientos encontrados. Su héroe es Sid Vicius -el título de la novela proviene de una canción de Sex Pistols- y su fantasiosa mente infantil ha sido modelada por las muchas horas pasadas ante el televisor y por la vorágine vital de sus progenitores. Los padres de Fede proceden de mundos económicos opuestos y son un ejemplo de las consecuencias desastrosas que tuvieron algunos excesos, de efectos entonces aún desconocidos, en una parte de la juventud española en los años de la Transición. La segunda historia -a priori más convencional- tiene como protagonista a Marta, una pintora que coquetea con los mundos fraudulentos y mistificadores del arte moderno, que se acerca a los cuarenta y que parece haber encontrado por fin al hombre de su vida.
Las dos historias transcurren en dos planos cronológicos distintos: en la década de los ochenta y en el año 2007. Salvo el inicio de la novela, que sucede en Santander, prácticamente todo el relato se desarrolla en Barcelona. La ciudad, sus locales de moda, algunos de sus barrios más conocidos, sus contrastes económicos y sociales, están perfectamente descritos por la autora. Los que vivimos en Barcelona aquellos años vertiginosos reconocemos perfectamente el fiel dibujo que de ella se traza en la novela.
El relato combina con maestría y buen ritmo narrativo elementos de la tradición clásica, que subyacen en la historia que se cuenta, con una acertada descripción de algunos aspectos del mundo moderno. Creo que Corazón de napalm gustará a muchos lectores y que, por los diversos ingredientes que posee, puede ser una de las novelas de la temporada.
Carlos Bravo Suárez
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