La importancia de las cosas, Marta Rivera de la Cruz, Editorial Planeta, 2009
Marta Rivera de la Cruz es una escritora ya consagrada. Aunque destaca especialmente como novelista, es también autora de varios ensayos, numerosos artículos y algún guión de cine. Su última novela La importancia de las cosas es un agradable y bien construido relato que cuenta la relación entre Mario Menkell y Beatriz Millares, dos personas maduras que tras una vida sentimental poco satisfactoria van a encontrar juntas la felicidad.
Ambos son profesores en la universidad privada Luis de Camoens, cuya principal misión es facilitar un título académico a estudiantes de familias acomodadas. Mario es un hombre tranquilo, dócil, tímido e inseguro, que nunca ha tenido relaciones con una mujer. Se ha creado un mundo al margen de vanidades y ambiciones y su mayor placer es disfrutar en soledad de la lectura, la música y el cine. Tiempo atrás escribió una novela de éxito, pero no ha vuelto a escribir ni se cree capacitado para ello. Está secretamente enamorado de Beatriz, aunque su timidez le impidió intentar su conquista cuando ella estaba libre. Ahora, tras un corto matrimonio fallido, Beatriz acaba de separarse de su marido después de que éste comenzara a maltratarla.
Sin embargo, y como ya ocurriera en Hotel Almirante, novela publicada por la escritora gallega en 2002, La importancia de las cosas comienza con una muerte: el suicidio de Fernando Montalvo, inquilino de un piso que Mario ha heredado de una tía suya. Montalvo era un tipo enigmático y extravagante que tenía el piso lleno de toda clase de objetos. Paradójicamente será su muerte y el interés conjunto en descifrar su vida pasada lo que irá uniendo a Beatriz y a Mario.
Hay otros personajes secundarios en la novela. El más importante es el rector Saldaña, un hombre ambicioso, un trepador social que sueña con ser ministro, que disfruta con su cargo y tiene una malsana inclinación a inmiscuirse en la vida privada de los demás. Es la antítesis de Mario Menkell, en mi opinión el personaje humanamente más atractivo del libro.
Pero Marta Rivera de la Cruz no sólo crea personajes interesantes. También sabe contar la historia administrando perfectamente algunos efectos narrativos. Hay personajes que en algún momento pueden parecer superfluos o innecesarios, pero que luego encajan perfectamente en el desarrollo del relato. La importancia de las cosas es también una metanovela, pues en ella asistimos a la gestación de otra novela dentro de la narración general.
Es reconfortante que en la ficción Mario y Beatriz alcancen finalmente el premio que sus vidas se merecen, y que el cínico y malicioso Saldaña resulte castigado. Lo triste es que en la realidad ocurra muchas veces justamente lo contrario.
Carlos Bravo Suárez
Marta Rivera de la Cruz es una escritora ya consagrada. Aunque destaca especialmente como novelista, es también autora de varios ensayos, numerosos artículos y algún guión de cine. Su última novela La importancia de las cosas es un agradable y bien construido relato que cuenta la relación entre Mario Menkell y Beatriz Millares, dos personas maduras que tras una vida sentimental poco satisfactoria van a encontrar juntas la felicidad.
Ambos son profesores en la universidad privada Luis de Camoens, cuya principal misión es facilitar un título académico a estudiantes de familias acomodadas. Mario es un hombre tranquilo, dócil, tímido e inseguro, que nunca ha tenido relaciones con una mujer. Se ha creado un mundo al margen de vanidades y ambiciones y su mayor placer es disfrutar en soledad de la lectura, la música y el cine. Tiempo atrás escribió una novela de éxito, pero no ha vuelto a escribir ni se cree capacitado para ello. Está secretamente enamorado de Beatriz, aunque su timidez le impidió intentar su conquista cuando ella estaba libre. Ahora, tras un corto matrimonio fallido, Beatriz acaba de separarse de su marido después de que éste comenzara a maltratarla.
Sin embargo, y como ya ocurriera en Hotel Almirante, novela publicada por la escritora gallega en 2002, La importancia de las cosas comienza con una muerte: el suicidio de Fernando Montalvo, inquilino de un piso que Mario ha heredado de una tía suya. Montalvo era un tipo enigmático y extravagante que tenía el piso lleno de toda clase de objetos. Paradójicamente será su muerte y el interés conjunto en descifrar su vida pasada lo que irá uniendo a Beatriz y a Mario.
Hay otros personajes secundarios en la novela. El más importante es el rector Saldaña, un hombre ambicioso, un trepador social que sueña con ser ministro, que disfruta con su cargo y tiene una malsana inclinación a inmiscuirse en la vida privada de los demás. Es la antítesis de Mario Menkell, en mi opinión el personaje humanamente más atractivo del libro.
Pero Marta Rivera de la Cruz no sólo crea personajes interesantes. También sabe contar la historia administrando perfectamente algunos efectos narrativos. Hay personajes que en algún momento pueden parecer superfluos o innecesarios, pero que luego encajan perfectamente en el desarrollo del relato. La importancia de las cosas es también una metanovela, pues en ella asistimos a la gestación de otra novela dentro de la narración general.
Es reconfortante que en la ficción Mario y Beatriz alcancen finalmente el premio que sus vidas se merecen, y que el cínico y malicioso Saldaña resulte castigado. Lo triste es que en la realidad ocurra muchas veces justamente lo contrario.
Carlos Bravo Suárez
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