La guerra más cruel, Arkadi Bábchenko, Galaxia Gutemberg, 2008, 470 páginas
La guerra más cruel es un impactante libro sobre la reciente guerra de Chechenia. Contiene un conjunto de relatos escritos por Arkadi Bábchenko (Moscú, 1977), un joven periodista ruso que publica sus artículos en el mismo diario opositor en que lo hacia Anna Politkóvskaya, misteriosamente asesinada hace tres años.
Bábchenko participó como soldado de reemplazo en la primera guerra de Chechenia en 1996 y como voluntario en la segunda que comenzó tres años más tarde. El relato de su experiencia resulta impresionante y no puede ser más crítico con el gobierno y el ejército rusos. En sus meses de instrucción, antes de ser enviados al frente, los reclutas son sometidos a toda clase de humillaciones por los soldados veteranos y los mandos del ejército. Allí impera la llamada “dedovschina”, un equivalente a lo bestia de lo que aquí conocemos como novatadas. Los soldados reciben continuas palizas de los veteranos, que se hacen extensivas a todos los militares de cualquier graduación por parte de sus superiores. Además, entre todos los estamentos militares las borracheras son continuas y la corrupción absoluta. Hay una completa falta de control sobre las armas y los hombres. Las deserciones son abundantes y los soldados trafican vendiendo munición, incluso al enemigo, para conseguir comida, vodka o marihuana. Los soldados pasan en algunos momentos tanta hambre que llegan a comer carne de perro o pasta de dientes con sabor a fresa. Todo el que puede pagar el correspondiente soborno se libra de ir al frente, y los militares hacen negocio con una guerra en la que mueren sobre todo jóvenes reclutas que ni siquiera saben para qué han sido enviados al frente.
Aunque el libro se centra en lo que ocurre en el bando militar ruso, muestra también la crueldad extrema de los chej o guerrilleros chechenos, que nunca hacen prisioneros y mutilan y matan a los rusos y luego escriben junto a sus cadáveres la frase Alá es grande. Vemos también a heroicas madres de soldados vagando por el frente en busca de los cadáveres o de noticias de sus hijos. El compañerismo entre algunos soldados es tal vez el único aspecto humano positivo de esa guerra sucia y cruel.
El libro tiene mucha acción, pero también algunas reflexiones finales sobre los efectos que la guerra produjo en quienes lograron sobrevivir a ella. La escritura de aquella terrible experiencia ha servido a Arkadi Bábchenko para exorcizar sus demonios y denunciar la crueldad de un conflicto que arrastró a muchos jóvenes rusos a una muerte tan inútil como injusta.
Carlos Bravo Suárez
La guerra más cruel es un impactante libro sobre la reciente guerra de Chechenia. Contiene un conjunto de relatos escritos por Arkadi Bábchenko (Moscú, 1977), un joven periodista ruso que publica sus artículos en el mismo diario opositor en que lo hacia Anna Politkóvskaya, misteriosamente asesinada hace tres años.
Bábchenko participó como soldado de reemplazo en la primera guerra de Chechenia en 1996 y como voluntario en la segunda que comenzó tres años más tarde. El relato de su experiencia resulta impresionante y no puede ser más crítico con el gobierno y el ejército rusos. En sus meses de instrucción, antes de ser enviados al frente, los reclutas son sometidos a toda clase de humillaciones por los soldados veteranos y los mandos del ejército. Allí impera la llamada “dedovschina”, un equivalente a lo bestia de lo que aquí conocemos como novatadas. Los soldados reciben continuas palizas de los veteranos, que se hacen extensivas a todos los militares de cualquier graduación por parte de sus superiores. Además, entre todos los estamentos militares las borracheras son continuas y la corrupción absoluta. Hay una completa falta de control sobre las armas y los hombres. Las deserciones son abundantes y los soldados trafican vendiendo munición, incluso al enemigo, para conseguir comida, vodka o marihuana. Los soldados pasan en algunos momentos tanta hambre que llegan a comer carne de perro o pasta de dientes con sabor a fresa. Todo el que puede pagar el correspondiente soborno se libra de ir al frente, y los militares hacen negocio con una guerra en la que mueren sobre todo jóvenes reclutas que ni siquiera saben para qué han sido enviados al frente.
Aunque el libro se centra en lo que ocurre en el bando militar ruso, muestra también la crueldad extrema de los chej o guerrilleros chechenos, que nunca hacen prisioneros y mutilan y matan a los rusos y luego escriben junto a sus cadáveres la frase Alá es grande. Vemos también a heroicas madres de soldados vagando por el frente en busca de los cadáveres o de noticias de sus hijos. El compañerismo entre algunos soldados es tal vez el único aspecto humano positivo de esa guerra sucia y cruel.
El libro tiene mucha acción, pero también algunas reflexiones finales sobre los efectos que la guerra produjo en quienes lograron sobrevivir a ella. La escritura de aquella terrible experiencia ha servido a Arkadi Bábchenko para exorcizar sus demonios y denunciar la crueldad de un conflicto que arrastró a muchos jóvenes rusos a una muerte tan inútil como injusta.
Carlos Bravo Suárez
No hay comentarios:
Publicar un comentario