domingo, 3 de febrero de 2013

EN BUSCA DEL BARRIO PERDIDO


                                           
Barrio perdido. Patrick Modiano. Cabaret Voltaire. 2012. 220 páginas.

Afortunadamente, en los últimos años se está publicando en España casi toda la obra narrativa de Patrick Modiano. Hace unos meses celebrábamos aquí la reedición en nuestro país de su Trilogía de la Ocupación, los tres primeros libros del magnífico novelista francés nacido en 1945. Aunque ha sido Anagrama la que ha difundido habitualmente su obra en castellano, otras editoriales se están sumando últimamente a esa loable y todavía inacabada labor. Una de ellas ha sido Cabaret Voltaire, que ha publicado recientemente Barrio perdido, una novela hasta ahora inédita en España y cuya edición original francesa data del año 1984.

Barrio perdido contiene muchos de los elementos habituales en la narrativa de Modiano. El protagonista y narrador del relato en primera persona es Ambrose Guise, un escritor de éxito casi cuarentón que vive en Londres, escribe novelas policiacas en serie y disfruta de una cómoda, y algo convencional y aburrida, situación económica y familiar. Guise es citado en París por el editor japonés de sus libros y en la capital francesa se verá atrapado por los recuerdos de juventud. Ambrose Guise es en realidad Jean Dekker, un parisino que a los veinte años tuvo que abandonar su ciudad tras verse envuelto en una muerte violenta. En un guiño literario que no pasa desapercibido al lector atento, Modiano hace nacer a su protagonista en el mismo lugar y en la misma fecha en que él lo hizo.

Como en prácticamente todas sus novelas la ciudad de París se convierte también aquí en protagonista. El narrador describe calles, plazas, cafés y hoteles, sobre todo el distrito XVI, en dos momentos cronológicos distintos, con veinte años de diferencia que muestran los cambios sufridos en el paisaje urbano parisino.

De igual manera que en otras obras suyas, pululan por la novela una serie de personajes extraños, noctámbulos en su mayoría, solamente apuntados en los recuerdos del narrador, perdidos, como tantos otros personajes modianescos, en los entresijos y recovecos de la memoria de juventud. En este sentido, destaca el alucinante y obsesivo viaje de uno de esos personajes siguiendo cada noche por las calles de París a un vehículo que cree conducido por un antiguo amigo suyo que murió tiempo atrás.

Y, por descontado, quienes somos devotos lectores de Modiano, disfrutamos también en Barrio perdido de su prosa concisa y melancólica, siempre contenida y elegante, repleta de sugerentes elipsis y de esbozos de línea fina. Algunos de sus detractores acusan a Modiano de escribir siempre la misma novela, otros no nos cansamos nunca de adentrarnos en su singular y hermoso mundo literario, y esperamos con impaciencia la publicación en nuestro país de sus libros, sean éstos presentes o pasados en su extensa bibliografía.

Carlos Bravo Suárez

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