domingo, 12 de julio de 2015

EL CEREBRO DE ANDREW

                                     
“El cerebro de Andrew”. E. L. Doctorow. Miscelánea-Roca Editorial. 2014. 174 páginas.
           
Edgar Lawrence Doctorow (El Bronx, Nueva York, 1931) es uno de los grandes escritores estadounidenses actuales. Aunque ha cultivado también el relato, el ensayo o el teatro, es conocido sobre todo como novelista. Nieto de emigrantes rusos y eterno aspirante al Premio Nobel de Literatura, E. L. Doctorow (como firma todos sus libros) es autor de algunas de las grandes novelas norteamericanas recientes: “El libro de Daniel” (1971), “Ragtime” (1975), “Billy Bathgate” (1989), “El arca del agua” (1994), “La ciudad de Dios” (2000) o “La gran marcha” (2005). En ellas, mezcla de manera admirable la ficción, la historia de su país y la crítica política y social. Poco dado a etiquetas y encasillamientos, en “El cerebro de Andrew”, su novela más reciente, Doctorow se aleja de las grandes narraciones históricas y compone un relato más bien breve, intimista y ambiguo, en el que se adentra, siempre desde la perspectiva de la ficción, en el terreno del conocimiento, la conciencia y los misterios del cerebro. Miscelánea-Roca Editorial publicó el pasado año esta novela en nuestro país, con traducción, imagino que nada fácil, de Carlos Milla e Isabel Ferrer.

“Puedo hablarle de mi amigo Andrew, el científico cognitivo. Pero no es agradable”. Así comienza “El cerebro de Andrew”, donde se nos cuenta la historia de este profesor de ciencias cognitivas a través de una compleja estructura formal con diferentes enfoques narrativos. En el relato predomina el diálogo (o más bien la confesión) del protagonista ante un enigmático interlocutor desconocido que le interrumpe con frecuencia con intervenciones muy breves. Todo parece indicar que se trata de un psiquiatra que controla a Andrew en su también enigmático lugar de reclusión, al que tampoco sabemos con seguridad por qué motivos ha llegado. (“-Usted es un psiquiatra a sueldo del Estado, ¿no?” / -Bueno, tengo el título oficial, si se refiere a eso").

Entre referencias al cerebro que parecen combinar la ciencia y la metáfora (“Es una especie de cárcel, la mente del cerebro. Tenemos estos misteriosos cerebros de mil trescientos gramos y nos encarcelan.”), Andrew nos va contando su vida, desafortunada y triste en su conjunto, hasta llegar al punto de aparente encierro en que se encuentra. Su enamoramiento de la pequeña y bonita Briony, alumna suya en la Universidad y muerta el 11-S, con la que tiene una hija que, al quedar viudo, lleva para que la cuide a su exmujer Martha, como sustitución de la que perdieron juntos cuando él le administró a la niña un fármaco equivocado. Su relación con el corpulento marido de Martha, que siempre lo llama “El Simulador” (¿quién no lo es de una u otra manera o en algún determinado momento?), o la sorprendente aparición del siempre innominado presidente de los Estados Unidos, que resulta haber sido compañero de infancia y juventud de Andrew y que al reconocerlo lo lleva con él a la Casa Blanca y tal vez tenga una influencia decisiva en su enigmática y poco clara situación de reclusión posterior.

Como el propio Doctorow ha dicho en alguna entrevista reciente, este no es el libro adecuado para quien solo busque entretenimiento en la lectura. “”El cerebro de Andrew” no es una novela fácil, pero constituye un brillante, complejo y rico ejercicio literario de un espléndido escritor, capaz de dominar con maestría y eficacia diferentes registros y enfoques narrativos.

Y como del cerebro trata en parte este libro, quiero terminar esta reseña con esta cita del profesor Andrew a sus alumnos: “Les dije que el gran problema al que se enfrentaba la neurociencia era cómo se convertía el cerebro en la mente. Cómo esa madeja de mil trescientos gramos lo llevaba a uno a sentirse como un ser humano”. Pues eso: el enigma del cerebro y de la mente humana constituyen el fondo de la última novela de Doctorow. Pero en ella hay muchas más cosas, porque “El cerebro de Andrew” es otra magnífica aportación literaria, diferente y compleja en este caso, de uno de los grandes escritores actuales.

Carlos Bravo Suárez

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