domingo, 17 de abril de 2016

LA ZONA DE INTERÉS

            
               “La zona de interés”. Martin Amis. Anagrama. 2015. 320 páginas.

Martin Amis (Swansea, Reino Unido, 1949) es uno de los más importantes escritores británicos y europeos actuales. Es autor de catorce novelas y cada una de sus nuevas narraciones es esperada con expectación y recibida casi siempre con cierta polémica. Así ha ocurrido de nuevo con la publicación de “La zona de interés”, su novela más reciente, que aborda el tema del Holocausto nazi. Algunas editoriales europeas se negaron a publicar el libro por entender que tal vez trataba el asunto de manera poco adecuada. En España, “La zona de interés” ha sido editado como siempre por Anagrama, con una magnífica traducción de Jesús Zulaika.

Lo más llamativo y sorprendente de “La zona de interés” es que Martín Amis reflexiona aquí sobre el tema del horror nazi con una inusual mezcla de realismo social y sarcasmo. Pero sin caer en absoluto en un tratamiento frívolo o banal del Holocausto. Todo lo contrario, el sarcasmo es aquí sinónimo de un tipo de ironía que no busca sino ridiculizar y rechazar aquello sobre lo que se ironiza. En mi opinión, “La zona de interés” es una magnífica novela que combina con acierto algunos elementos de comedia negra con un claro fondo de denuncia de un horror que se convirtió en cotidiano, un “extermino productivo”, planificado con métodos industriales, que utilizaba como fuerza de trabajo esclava a los judíos deportados, antes de acabar con sus vidas en las cámaras de gas.

“La zona de interés” transcurre en Buna-Werke, una fábrica de caucho sintético explotada por la empresa IG Farben para usos militares, que formaba parte del campo de concentración de Auschwitz y en la que entre 1941 y 1944 murieron 35.000 personas. El relato transcurre principalmente en los años 1942 y 1943, con un salto posterior al final de la guerra, y está narrado a tres voces. Uno de los narradores es Golo Thomsen, un joven y seductor oficial alemán que goza de protección por ser sobrino del secretario personal de Hitler. Thomsen vive con creciente incomodidad las atrocidades nazis y se enamora de Hanna, la mujer del comandante del campo. Este, llamado Paul Dole, constituye la segunda de las voces narrativas y está en cierto modo inspirado en el siniestro Rudolf Hess. Es un nazi convencido y cruel, que vive en el campo de concentración con su mujer y sus dos hijas y está obsesionado con el exterminio de los judíos, a los que llama piezas y en ningún momento considera como humanos. No tiene escrúpulos a la hora de utilizar el chantaje para mantener el dominio sobre los demás y sobre su cada vez más rebelde y distanciada esposa. La tercera voz, y tal vez la más forzada desde el punto de vista literario, es la de Szmul, un “sondercommander”, un judío colaboracionista que, para alargar mínimamente su vida, ayudaba a deshacerse de los judíos muertos y estaba por un tiempo mejor alimentado que el resto de los prisioneros. A estos patéticos personajes se refiere Primo Levi en su libro “La zona gris” y también, aunque menos, el recientemente fallecido Imre Kertész en su novela “Sin destino”.

Los tres narradores se van alternando y van tejiendo con sus relatos una historia de desamor, la del comandante y su esposa, y otra de amor, la de Golo y Hanna, que, dado el lugar y las circunstancias en que se produce, no logra traspasar el platonismo. Los personajes van evolucionando en sus comportamientos, movidos también por los cambios en el desarrollo de la guerra y por el paso de la euforia inicial nazi a la creciente percepción de la inminente derrota en el frente ruso.

“La zona de interés” es un relato bien estructurado, con cierta complejidad narrativa y una gran documentación histórica. Además de la citada historia de amor entre el joven oficial y la esposa del comandante, hay en el libro duras descripciones del trato a los deportados y escenas de gran sordidez que provocan enorme repugnancia moral en el lector. Uno de los aspectos que siempre llama la atención es la naturalidad cotidiana con la que actuaban los fanatizados militares nazis, que podían asistir a una obra de teatro mientras pensaban en la manera menos costosa de deshacerse de los judíos. Queda también en evidencia cómo la gran industria alemana se aprovechó del régimen de esclavitud laboral de los campos de concentración y algunas empresas como la Bayer efectuaron experimentos médicos mortales con los internos.

En resumen, “La zona de interés” es otra buena novela de Martin Amis, que sorprende con un tratamiento en parte novedoso y en absoluto frívolo sobre un tema tan delicado y terrible como el Holocausto nazi, uno de los episodios más negros de la historia reciente de la humanidad cuyo filón literario nunca parece agotarse.

Carlos Bravo Suárez

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