“La zona de interés”.
Martin Amis. Anagrama. 2015. 320 páginas.
Martin
Amis (Swansea, Reino Unido, 1949) es uno de los más importantes
escritores británicos y europeos actuales. Es autor de catorce
novelas y cada una de sus nuevas narraciones es esperada con
expectación y recibida casi siempre con cierta polémica. Así ha
ocurrido de nuevo con la publicación de “La zona de interés”,
su novela más reciente, que aborda el tema del Holocausto nazi.
Algunas editoriales europeas se negaron a publicar el libro por
entender que tal vez trataba el asunto de manera poco adecuada. En
España, “La zona de interés” ha sido editado como siempre por
Anagrama, con una magnífica traducción de Jesús Zulaika.
Lo más llamativo y sorprendente de
“La zona de interés” es que Martín Amis reflexiona aquí sobre
el tema del horror nazi con una inusual mezcla de realismo social y
sarcasmo. Pero sin caer en absoluto en un tratamiento frívolo o
banal del Holocausto. Todo lo contrario, el sarcasmo es aquí
sinónimo de un tipo de ironía que no busca sino ridiculizar y
rechazar aquello sobre lo que se ironiza. En mi opinión, “La zona
de interés” es una magnífica novela que combina con acierto
algunos elementos de comedia negra con un claro fondo de denuncia de
un horror que se convirtió en cotidiano, un “extermino
productivo”, planificado con métodos industriales, que utilizaba
como fuerza de trabajo esclava a los judíos deportados, antes de
acabar con sus vidas en las cámaras de gas.
“La zona de interés” transcurre
en Buna-Werke, una fábrica de caucho sintético explotada por la
empresa IG Farben para usos militares, que formaba parte del campo de
concentración de Auschwitz y en la que entre 1941 y 1944 murieron
35.000 personas. El relato transcurre principalmente en los años
1942 y 1943, con un salto posterior al final de la guerra, y está
narrado a tres voces. Uno de los narradores es Golo Thomsen, un joven
y seductor oficial alemán que goza de protección por ser sobrino
del secretario personal de Hitler. Thomsen vive con creciente
incomodidad las atrocidades nazis y se enamora de Hanna, la mujer del
comandante del campo. Este, llamado Paul Dole, constituye la segunda
de las voces narrativas y está en cierto modo inspirado en el
siniestro Rudolf Hess. Es un nazi convencido y cruel, que vive en el
campo de concentración con su mujer y sus dos hijas y está
obsesionado con el exterminio de los judíos, a los que llama piezas
y en ningún momento considera como humanos. No tiene escrúpulos a
la hora de utilizar el chantaje para mantener el dominio sobre los
demás y sobre su cada vez más rebelde y distanciada esposa. La
tercera voz, y tal vez la más forzada desde el punto de vista
literario, es la de Szmul, un “sondercommander”, un judío
colaboracionista que, para alargar mínimamente su vida, ayudaba a
deshacerse de los judíos muertos y estaba por un tiempo mejor
alimentado que el resto de los prisioneros. A estos patéticos
personajes se refiere Primo Levi en su libro “La zona gris” y
también, aunque menos, el recientemente fallecido Imre Kertész en
su novela “Sin destino”.
Los tres narradores se van alternando
y van tejiendo con sus relatos una historia de desamor, la del
comandante y su esposa, y otra de amor, la de Golo y Hanna, que, dado
el lugar y las circunstancias en que se produce, no logra traspasar
el platonismo. Los personajes van evolucionando en sus
comportamientos, movidos también por los cambios en el desarrollo de
la guerra y por el paso de la euforia inicial nazi a la creciente
percepción de la inminente derrota en el frente ruso.
“La zona de interés” es un
relato bien estructurado, con cierta complejidad narrativa y una gran
documentación histórica. Además de la citada historia de amor
entre el joven oficial y la esposa del comandante, hay en el libro
duras descripciones del trato a los deportados y escenas de gran
sordidez que provocan enorme repugnancia moral en el lector. Uno de
los aspectos que siempre llama la atención es la naturalidad
cotidiana con la que actuaban los fanatizados militares nazis, que
podían asistir a una obra de teatro mientras pensaban en la manera
menos costosa de deshacerse de los judíos. Queda también en
evidencia cómo la gran industria alemana se aprovechó del régimen
de esclavitud laboral de los campos de concentración y algunas
empresas como la Bayer efectuaron experimentos médicos mortales con
los internos.
En resumen, “La zona de interés”
es otra buena novela de Martin Amis, que sorprende con un tratamiento
en parte novedoso y en absoluto frívolo sobre un tema tan delicado y
terrible como el Holocausto nazi, uno de los episodios más negros de
la historia reciente de la humanidad cuyo filón literario nunca
parece agotarse.
Carlos
Bravo Suárez
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