“El
librero”. Roald Dahl. Nórdica. Ilustraciones de Federico Delicado.
Traducción de Xesús Fraga. 2016. 88 páginas.
Este
año se celebra el centenario de Roald Dahl (Cardiff, 1916 –
Oxford, 1990). El gran escritor galés de origen noruego (sus padres
le llamaron Roald en honor a Roald Amundsen, el famoso aventurero
noruego que alcanzó por primera vez el Polo Sur) tuvo una vida
azarosa y una juventud aventurera. De niño y adolescente, fue
educado en severos colegios británicos y pasaba sus vacaciones en
Noruega. Tras terminar sus años de colegio, comenzó a trabajar en
la empresa petrolera Shell, que lo trasladó por un tiempo a
Tanganica, actual Tanzania. Durante la Segunda Guerra Mundial, se
enroló en la Royal Air Force británica y realizó numerosas
misiones en África, en una de las cuales se estrelló, se fracturó
el cráneo y perdió momentáneamente la visión. Cuando la recuperó,
se enamoró de la enfermera que lo atendía. Volvió a efectuar
algunos vuelos sobre Siria y, en 1943, fue trasladado a Estados
Unidos, donde comenzó a escribir. Allí se casó con la famosa
actriz Patricia Neal (protagonista con Gary Cooper de la inolvidable
“El manantial”), en un matrimonio que duró treinta años. Uno de
sus hijos sufrió hidrocefalia y Dahl apoyó siempre las causas
solidarias en el terreno de las enfermedades y la alfabetización de
los niños. Tras su muerte, una fundación que lleva su nombre
continuó esa labor. Durante la guerra del Líbano de 1982, se vio
involucrado en una agria polémica al criticar duramente la actuación
del ejercito israelí en el conflicto. Murió de leucemia en 1990.
Como
escritor, Roald Dahl es autor de un buen número de cuentos y
novelas. Alcanzó gran fama con algunas de sus obras infantiles y
juveniles, como “Charlie y la fábrica de chocolate”, “Matilda”,
“James y el melocotón gigante”, “Los gremlins”, “El gran
gigante bonachón”, “Las brujas” o “Relatos de lo
inesperado”. Algunas de ellas se han convertido en verdaderos
clásicos y varias han sido llevadas al cine, para el que el escritor
galés escribió también numerosos guiones. Sin embargo, Roald Dahl
es también autor de destacados relatos literarios para adultos. Uno
de ellos es la novela corta “El librero” que, coincidiendo con el
centenario del escritor, acaba de ser publicado en nuestro país por
la editorial Nórdica. Se trata de una bonita edición ilustrada, con
traducción de Xesús Fraga y sugerentes dibujos a todo color de
Federico Delicado. Nórdica ha repetido con el mismo acierto, aunque
con otro ilustrador, el modelo de edición de hace unos años de “La
cata”, otro relato breve del escritor británico.
“El
librero” cuenta la historia de William Buggage y su secretaria y
amante, la señorita Tottle. Ambos regentan en el centro de Londres
una librería de libros raros y de lance que es en realidad una
tapadera de otro negocio más lucrativo, que surge de la lectura de
los obituarios de los periódicos y de la consulta de la revista “Who
is Who” sobre personajes relevantes de la sociedad británica. La
pareja descuida la venta directa de sus libros y lleva su verdadero y
rentable negocio desde la trastienda de la librería. Con el dinero
que ganan se van de vacaciones a los mejores hoteles del mundo. Dahl
describe a estos personajes como dos seres grotescos y físicamente
poco atractivos, que encarnan algunos de los vicios capitales de los
humanos: la ambición, la gula, la pereza, la lujuria. Dos avispados
pícaros que se aprovechan de algunas viudas ricas sobre las que
ejercen un astuto procedimiento de chantaje. Al final, como ocurre en
muchas obras del autor, el desenlace se produce de la manera más
inesperada y sorprendente. El relato es ameno, tiene ritmo,
estupendas descripciones de unos personajes de baja catadura moral,
ironía y unas buenas dosis de humor negro, inteligente y a la vez
irreverente y provocador.
Magníficas
son asimismo las ilustraciones de Federico Delicado (Badajoz, 1956)
que, en unos dibujos minuciosos de colores intensos y rasgos
caricaturescos (que recuerdan en cierto modo la viveza cromática del
ilustrador expresionista alemán George Grosz), logra captar y
trasmitir perfectamente el carácter de los personajes y el humor y
el espíritu general del relato. Hay que recordar aquí que Roald
Dahl acompañó la edición de muchos de sus libros originales de las
magníficas ilustraciones de Quentin Blake.
El
centenario del escritor galés está siendo muy celebrado, con
exposiciones y ediciones especiales, en el mundo anglosajón, donde
Dahl es un autor muy popular y querido. La lectura de esta bonita
edición de “El librero”, o de cualquiera de los muchos libros
suyos editados en español, es una manera de rendir homenaje a uno de
los escritores más prolíficos y destacados del pasado siglo XX.
Carlos
Bravo Suárez
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