“La
mujer de la libreta roja” es la primera novela de Antoine Laurian
publicada en España. Laurian es un escritor francés, nacido a
principios de los años sesenta, que ha publicado seis novelas en su
país. La más destacada es “Le chapeau de Mitterrand”, editada
en 2012, que obtuvo un gran éxito de ventas y recibió varios
importantes premios en el país vecino. En 2014, publicó “La mujer
de la libreta roja”, también muy vendida en Francia y editada aquí
recientemente por Salamandra, con traducción al español de Palmira
Feixas Guillamet. Laurian acaba de publicar “Rhapsodie française”,
no editada por el momento en nuestro país.
“La
mujer de la libreta roja” es una breve novela urbana. Una
entretenida, ingeniosa y divertida narración con una equilibrada y
poco convencional mezcla de fina trama romántica y emocionante
intriga detectivesca. Una historia ligera, inteligente, amena y
refrescante que, aunque a veces parece bordear ambas cosas, no cae en
ningún momento en la cursilería ni el sentimentalismo superfluo.
Escrita con una prosa elegante, clara y sencilla, directa y sin
apenas diálogos, está dotada de una interesante estructura
literaria de ida y vuelta y es un ejemplo de novela ligera que, sin
ser ni mucho menos una obra maestra, rebosa calidad, sutileza y buen
gusto y está dirigida a un amplio público lector.
Al
volver por la noche a su casa, una mujer, cotizada restauradora de
arte especializada en marcos dorados, sufre el robo de su bolso por
parte de un ladrón desconocido. Como consecuencia de los golpes
recibidos en el forcejeo, al día siguiente tiene que ingresar en un
hospital en el que se va recuperando de una pasajera falta de
memoria. Mientras tanto, un antiguo banquero que, separado, con una
hija adolescente y harto de su vida pasada, ha puesto en marcha una
pequeña librería en el centro de París, encuentra el bolso robado
sobre un contenedor de basura próximo a su establecimiento. Ante el
poco caso que la policía hace a su intento de denuncia, decide
llevarse el bolso a su casa. Buscando infructuosamente la identidad
de su dueña, extrae de su interior diversos objetos femeninos entre
los que se encuentra una pequeña libreta roja con una serie de
anotaciones, pensamientos y recuerdos personales que no puede evitar
leer. Tras conseguir finalmente, y de manera algo rocambolesca,
averiguar la identidad y la dirección de la propietaria, lleva el
bolso a su domicilio, donde se lo entrega a un amigo de la mujer que
se encuentra en ese momento en la casa. Aunque su impetuosa hija lo
espolea para que vuelva a buscarla, el librero decide abandonar el
asunto pese a que la desconocida mujer se ha ido apoderando cada vez
más de su pensamiento. Cuando ya recuperada salga del hospital, será
ella la que intente seguir la pista del hombre que devolvió su
bolso, aunque no sepa muy bien adónde dirigirse.
La
novela transcurre íntegramente en París, ciudad de la que se cita
un buen número de calles, plazas, cafés y librerías, y contiene
numerosas referencias literarias. La más interesante y original es
la de Patrick Modiano: el escritor parisino (Premio Nobel de
Literatura en 2014) realiza en el relato lo que, si este fuera una
película, llamaríamos, aunque sea redundante, un fugaz cameo. Los
dos personajes principales son inteligentes, cultos y refinados;
representantes de una clase media parisina ilustrada y urbana.
También lo es, de manera más atrevida y vehemente, la extrovertida
hija del librero, capaz de hacer pasar a su padre por un ligue para
dar envidia a sus amigas.
Aunque,
como ya se ha dicho, alejada por completo de la narrativa rosa, “La
mujer de la libreta roja” es, en buena medida, una novela
romántica. El amor surge aquí de imaginar al otro sin conocerlo, de
reconstruir su personalidad a través de algunos objetos y de
pequeños rastros, con esa nostalgia de lo posible de la que habla
Pessoa. Un juego de espejos, de casualidades y azares, de deseos
interiores y miedo a la decepción, de intercambio de papeles, de
líneas de trayectoria invertida, que se acercan y se alejan y
parece, como bien podría haber sucedido, que nunca vayan a
encontrarse.
En
resumen, una novela sutil, agradable y bien construida, con una
sorprendente mezcla de sencillez y sofisticación, carente tal vez de
otras pretensiones que las de entretener y divertir, que se lee en un
momento y deja en el lector un buen sabor de boca. Y un autor al que
habrá que estar atentos, por si alguna más de sus novelas, como
sería deseable, se traduce pronto a nuestro idioma.
“La
mujer de la libreta roja”. Antoine Laurian. Salamandra. 2016. 160
páginas.
Carlos
Bravo Suárez
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