La soledad de los números primos, Paolo Giordano, Salamandra, 2009, 281 páginas
La soledad de los números primos está siendo uno de los éxitos editoriales del año. El joven italiano Paolo Giordano (Turín, 1982), licenciado en Física Teórica, ha sorprendido a todos con su primera novela, muy premiada en su país y triunfadora en toda Europa. Una novela que trata principalmente de la soledad de dos personajes, Mattia y Alice, marcados por sendos sucesos ocurridos en su infancia.
Con esos dos hechos determinantes comienza la novela. La narración va dando después sucesivos saltos en el tiempo siguiendo a los personajes en su difícil peripecia vital. Compleja en sus relaciones con los demás, en su incapacidad para comunicarse, para alcanzar el amor, para salir de sí mismos y de su cerrado mundo. Son dos almas gemelas que se reconocen y atraen, pero cuyo acercamiento se presenta complicado y difícil.
El autor, físico él y brillante matemático el protagonista masculino de su novela, recurre desde el título a la metáfora de los números primos, aquéllos que no pueden ser descompuestos en otros, que son diferentes a los demás, distintos a la mayoría. A veces, en la larga serie numérica, encontramos parejas de números primos muy próximos, pero siempre separados por otros, como dos líneas paralelas muy cercanas pero incapaces de converger. Así son, en su singularidad definitiva, Mattia y Alice.
La historia está contada a un ritmo fácil y atractivo. Con capítulos cortos, lenguaje cotidiano y situaciones cargadas de emotividad. De esas que atrapan a la mayoría de los lectores, deseosos de seguir la peripecia sentimental de unos personajes a quienes toma cariño desde el principio y acompaña en su sufrimiento. Porque, aunque desea que esos seres desvalidos y solitarios salgan de su agonía, también sabe que nunca podrán escapar a la trágica fatalidad que su destino les depara.
El autor busca atrapar al lector tocando sus fibras más sensibles. Esas que casi siempre por desgracia se van perdiendo con el paso de los años y que la literatura, sobre todo buena parte de la literatura de éxito, se encarga en ocasiones de hacer que afloren a la superficie. Por eso, esta novela gustará a la mayoría y emocionará a muchos. Discutir sobre si en ella hay o no determinados rasgos de la mejor literatura sería entrar en cuestiones más específicas y restringidas. Y probablemente menos importantes.
Carlos Bravo Suárez
La soledad de los números primos está siendo uno de los éxitos editoriales del año. El joven italiano Paolo Giordano (Turín, 1982), licenciado en Física Teórica, ha sorprendido a todos con su primera novela, muy premiada en su país y triunfadora en toda Europa. Una novela que trata principalmente de la soledad de dos personajes, Mattia y Alice, marcados por sendos sucesos ocurridos en su infancia.
Con esos dos hechos determinantes comienza la novela. La narración va dando después sucesivos saltos en el tiempo siguiendo a los personajes en su difícil peripecia vital. Compleja en sus relaciones con los demás, en su incapacidad para comunicarse, para alcanzar el amor, para salir de sí mismos y de su cerrado mundo. Son dos almas gemelas que se reconocen y atraen, pero cuyo acercamiento se presenta complicado y difícil.
El autor, físico él y brillante matemático el protagonista masculino de su novela, recurre desde el título a la metáfora de los números primos, aquéllos que no pueden ser descompuestos en otros, que son diferentes a los demás, distintos a la mayoría. A veces, en la larga serie numérica, encontramos parejas de números primos muy próximos, pero siempre separados por otros, como dos líneas paralelas muy cercanas pero incapaces de converger. Así son, en su singularidad definitiva, Mattia y Alice.
La historia está contada a un ritmo fácil y atractivo. Con capítulos cortos, lenguaje cotidiano y situaciones cargadas de emotividad. De esas que atrapan a la mayoría de los lectores, deseosos de seguir la peripecia sentimental de unos personajes a quienes toma cariño desde el principio y acompaña en su sufrimiento. Porque, aunque desea que esos seres desvalidos y solitarios salgan de su agonía, también sabe que nunca podrán escapar a la trágica fatalidad que su destino les depara.
El autor busca atrapar al lector tocando sus fibras más sensibles. Esas que casi siempre por desgracia se van perdiendo con el paso de los años y que la literatura, sobre todo buena parte de la literatura de éxito, se encarga en ocasiones de hacer que afloren a la superficie. Por eso, esta novela gustará a la mayoría y emocionará a muchos. Discutir sobre si en ella hay o no determinados rasgos de la mejor literatura sería entrar en cuestiones más específicas y restringidas. Y probablemente menos importantes.
Carlos Bravo Suárez
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