domingo, 3 de marzo de 2013

ABSOLUCIÓN


Absolución. Luis Landero. Tusquets Editores. 2012. 318 páginas.

Luis Landero (Alburquerque, 1948) es uno de los nombres importantes de la literatura española de las últimas décadas. Sus dos primeras novelas, Juegos de la edad tardía y Caballeros de fortuna, situaron bastante alto el listón de la calidad literaria en su obra narrativa. Algunos críticos consideraron sus narraciones posteriores, sobre todo las dos últimas, algo por debajo de ese fulgurante comienzo. Sin embargo, con su séptima y reciente novela Absolución, el escritor extremeño afincado en Madrid ha recuperado el favor general de la crítica y seguramente de la mayoría de sus lectores.

Absolución narra la historia de Lino desde su infancia hasta el momento en que un incidente inesperado le impide casarse con su novia Clara pocos días antes de que fuera a celebrarse su boda. Lino se ha caracterizado siempre por ser un hombre dubitativo, que no consigue asentarse en ninguna parte porque acaba huyendo siempre de todas. La absoluta soledad y las incomodidades que tiene que vivir tras el incidente que desencadena su última huida le hacen ver las cosas de otra manera y parecen suponer su aterrizaje definitivo en la madurez. Puede decirse por ello que Absolución tiene mucho de novela de iniciación y aprendizaje.

En ese camino del protagonista hacia su madurez hay también algo, sobre todo en la última parte del libro, de road movie o de novela de viaje por una Castilla de raigambre cervantina y machadiana. En su recorrido físico y vital, Lino encuentra algunos personajes sumamente interesantes y en parte contradictorios entre sí. Uno de ellos es el señor Levin, un hombre físicamente poco atractivo que vivió una bella historia de amor con una mujer más joven que luego lo abandonó y cuyo regreso siempre ha estado esperando. Los otros dos personajes destacados del libro son Olmedo y Gálvez. El primero vive como agricultor en un pueblo castellano, entre la amargura y la resignación ante un mundo que considera dominado por la ambición desmesurada y el mal gusto. Sin embargo, Gálvez es un tipo inteligente y vividor, activo a la vez que reflexivo, que se ha adaptado al presente y trabaja para un importante grupo empresarial aunque ese trabajo le haya supuesto el divorcio de su esposa.

La novela se mueve en un logrado y muy interesante equilibrio entre el realismo y la fabula. La prosa de Landero es rica y de gran calidad literaria. Y el vocabulario es siempre el preciso y exacto. Como el autor de la novela, el personaje Lino es un hombre preocupado por el lenguaje y su vida está marcada por palabras clave como contingencia, tedio o ironía. Si alguien pensaba que Landero no iba a volver al nivel de sus inicios literarios, Absolución parece desmentirlo por completo.

Carlos Bravo Suárez

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