“Reparar
a los vivos”. Maylis de Kerangal. Anagrama. 2015. 248 páginas.
“Reparar
a los vivos”, de Maylis de Kerengal (Toulon, 1967) fue uno de los
fenómenos literarios franceses de 2014. La novela obtuvo importantes
premios y una enorme repercusión mediática en el país vecino. El
año pasado, y con traducción de Javier Albiñana, el libro fue
editado en España por Anagrama, que ya había publicado en 2013
“Nacimiento de un puente”, la anterior novela de la escritora
francesa que llegó a la narrativa tras perder su trabajo como
documentalista de artículos de viajes en la conocida editorial
Gallimard.
“Reparar
a los vivos” cuenta, con minuciosa precisión cronológica y gran
profundidad literaria, la crónica novelada de un trasplante de
corazón. Simon Limbres es un joven de 18 años que sufre un
accidente de circulación cuando vuelve de practicar surf con unos
amigos. El chico queda en estado de coma y clínicamente muerto tras
el tremendo choque de su camioneta contra un árbol. A pesar de la
muerte cerebral, su corazón queda intacto y los médicos del
hospital al que es trasladado empiezan a pensar en la posibilidad de
trasplantarlo a alguno de los enfermos que esperan uno de esos
órganos para poder salvar su vida. Ese proceso médico y las
diferentes personas que intervienen en él serán los protagonistas
de la novela: los padres del fallecido (sobre todo, la madre), que en
estado de shock tienen que dar su consentimiento para la donación;
su novia, ajena a todo hasta el último momento; los médicos y los
enfermeros que llevan a cabo la operación en su proceso completo de
principio a fin; o la, tal vez poco desarrollada desde el punto de
vista literario, esperanzada receptora del joven corazón del muerto.
Todos ellos son los sucesivos personajes de la novela y de cada uno
se da alguna pincelada de su personalidad, aunque el relato se centre
sobre todo en el papel que desempeña cada cual en la delicada
operación de trasplante que se va a llevar a cabo.
Con
un estilo cargado de coordinación y yuxtaposición, y con gran
riqueza de vocabulario, Maylis de Kerangal consigue convertir en
literatura con mayúsculas lo que se podría haber quedado en una
fría e insípida crónica médica. La propia escritora ha explicado
la génesis de su novela y cómo decidió convertir en héroes
literarios a esos héroes anónimos que hacen posible el milagro de
la salvación de vidas por medio de los trasplantes de órganos:
“Conocí a un enfermero coordinador de trasplantes encargado de
recoger el consentimiento de las familias, en pleno duelo. Quedé
conmocionada. Hay una forma de heroísmo discreto en los donantes de
órganos que me parece mucho más interesante que algunas figuras
espectaculares de las que se nos habla sin cesar”.
Profesionales
de la medicina que tienen su vida privada, sus problemas, sus
aficiones, sus filias y sus fobias; pero que trabajan con dedicación
concienzuda para que las más avanzadas técnicas modernas puedan
aplicarse con éxito en delicadas y difíciles operaciones de
quirófano. Jóvenes muertos en la flor de la vida y padres y
familiares destrozados que permiten la donación tras recibir la
trágica noticia de una pérdida inesperada. Y la muerte que, en
sorprendente paradoja, acaba dando vida y permitiendo la continuidad
de la cadena de la existencia. Como el ave fénix que renace de sus
cenizas, el corazón del ser humano es, en esta hermosa novela,
metáfora, motor y concatenación.
“El
trasplante del corazón humano como epopeya del ser humano -explica
la autora- me interesaba desde hacía años. El
corazón que es un músculo, con todo lo material que esto conlleva
y, a la vez, es otra cosa. Me vino la idea de partir de la epopeya
griega para crear un enlace con nuestra época. El corazón es
también el lugar del amor en nuestra cultura cristiana. El corazón
del hombre es el lugar del afecto, del heroísmo, del coraje, es toda
la historia de los cantares de gesta, lo que se llama el amor cortés
y en catalán el fin amor. Había escuchado alguno de estos textos
mientras escribía. Textos que hablaban de conquistar el corazón de
una mujer. Entendí entonces que el corazón tenía esta doble
dimensión. Interrogar las emociones, los afectos, e interrogar el
cuerpo como una estructura físico-química de órganos".
Mientras
la ciudad bulle y se apasiona con un partido de fútbol de
selecciones nacionales que casi la paraliza por completo, en dos
quirófanos no demasiado alejados, tiene lugar este milagro de la
vida y de la muerte que Maylis de Kerengal ha recreado en una novela
que une, con absoluta eficacia y maestría, el rigor y la
documentación de lo científico con la belleza y el poder estético
de la mejor literatura.
Carlos
Bravo Suárez
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