domingo, 2 de abril de 2017

ROMANCERO NEGRO


         
          En los últimos años, han sido reseñados en esta sección varios libros de José Luis Gracia Mosteo. El escritor aragonés (Calatorao, 1957), afincado en Madrid, es un todoterreno de la literatura. Ha publicado novelas, libros de relatos, críticas literarias y un par de poemarios de tema antitético (“La balada del valle verde”, en 2004, y “Blues de los bajos fondos”, en 2009). De nuevo vuelve a la poesía de mundos marginales y canallas, y a demostrar su dominio de los diferentes registros lingüísticos y literarios, con “Romancero negro”, al que acompaña el descriptivo subtítulo de “Treinta poemas de sexo, crimen y desamor”. El libro, presentado como “El cantar del lumpen”, fue finalista del Premio Fray Luis de León de Poesía, otorgado en 2014 en la ciudad de Cuenca por un jurado presidido por José Manuel Caballero Bonald y compuesto por Luis García Montero, Jesús García Sánchez, Benjamín Prado y Marta Segarra.

Los treinta poemas se dividen equitativamente en quince “nuevos romances fronterizos” y en otros tantos “raps de los malos tiempos”. Según explica el autor al final del libro, el poemario fue escrito entre los años 2007 y 2014, “coincidiendo con la crisis de las hipotecas, que hizo que los romances se fueran convirtiendo en raps para adecuar el libro a la crispación de la calle”. Rap, explica, significa Rhythm and poetry (ritmo y poesía), es decir, Ritmo Adaptado a la Poesía. Y, a mi parecer, si bien están los romances, los raps todavía los superan. En cualquier caso, por ambos grupos desfilan personajes del mundo del hampa, la marginación o la pobreza. Se suceden, casi por orden y en singular nominado, sicarios mejicanos, chulos, atracadores de metro, violadores, torturadores argentinos, putas o mesalinas, gitanos, grunges, atracadores de bancos, exboxeadores sucios y arruinados, gorrillas de aparcamiento, ladrones de supermercados, locos, pobres con el síndrome de Diógenes, camellos, emigrantes del este, moros o sudamericanos. Sobre el mundo de la inmigración y sus míseras formas de vida, destaca el poema “Walter Gropius desaprueba las casas del futuro”. Son quince versos impresionantes que hablan sobre los pisos patera. Estos son los cuatro últimos: “un piso patera, en un país extraño, / es una celda donde se come y caga / el décimo círculo de la Commedia / de Dante, el infierno al fin creado”.

 Todo un catálogo del submundo urbano que el autor encierra en poemas cortos y densos, cargados de realidades marginales y de ritmo bien pautado y rimas asonantes. Conoce el autor, y de ella bebe, la tradición literaria, las jácaras y romances quevedescos, la jerigonza del hampa y el barrio bajo y la picaresca hispana. Y, del ayer al hoy no hay tanto, traslada esas formas del barroco a los mundos actuales, con sus fechorías y picarescas contemporáneas y con las jergas modernas del idioma. Para facilitar su entendimiento, se añade al final del libro un pequeño diccionario del argot utilizado.

 Como ya ocurría en “Blues de los bajos fondos” cada uno de los poemas está encabezado por una cita literaria. Es esta de un autor clásico grecolatino en los romances fronterizos y de autores más recientes, desde el tardomedieval François Villon y el romántico Poe a los contemporáneos Dylan o Santiago Auserón, en los raps de los malos tiempos. El último poema (“Valiente, apuñalado por el cáncer”) es un precioso y sentido homenaje a Ricardo Vázquez-Prada, periodista libre cuya alma “habita en las páginas de Heraldo y en sus libros”.
  
 Como dice Montero Glez, en su breve pero delicioso prólogo, en los poemas de este Romancero negro “viaja la esperanza junto a la derrota”. También en ellos conviven el drama y la ironía, el desamparo y la supervivencia. José Luis Gracia Mosteo ha vuelto a escribir un poemario magnífico. Un pequeño libro que contiene todo un mundo. Que retrata con pasión y con violencia las existencias duras de los damnificados por la crisis y la lucha cruel por la vida de los que por uno u otro motivo viven al margen o en las afueras del sistema.

 “Romancero negro”. José Luis Gracia Mosteo. Editorial Celya. 2017. 68 páginas.

Carlos Bravo Suárez

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