En los últimos años, han sido reseñados en esta sección
varios libros de José Luis Gracia Mosteo. El escritor aragonés (Calatorao,
1957), afincado en Madrid, es un todoterreno de la literatura. Ha publicado
novelas, libros de relatos, críticas literarias y un par de poemarios de tema
antitético (“La balada del valle verde”, en 2004, y “Blues de los bajos
fondos”, en 2009). De nuevo vuelve a la poesía de mundos marginales y canallas,
y a demostrar su dominio de los diferentes registros lingüísticos y literarios,
con “Romancero negro”, al que acompaña el descriptivo subtítulo de “Treinta
poemas de sexo, crimen y desamor”. El libro, presentado como “El cantar del
lumpen”, fue finalista del Premio Fray Luis de León de Poesía, otorgado en 2014
en la ciudad de Cuenca por un jurado presidido por José Manuel Caballero Bonald
y compuesto por Luis García Montero, Jesús García Sánchez, Benjamín Prado y
Marta Segarra.
Los treinta poemas se dividen equitativamente en quince “nuevos
romances fronterizos” y en otros tantos “raps de los malos tiempos”. Según
explica el autor al final del libro, el poemario fue escrito entre los años
2007 y 2014, “coincidiendo con la crisis de las hipotecas, que hizo que los
romances se fueran convirtiendo en raps para adecuar el libro a la crispación
de la calle”. Rap, explica, significa Rhythm and poetry (ritmo y poesía), es
decir, Ritmo Adaptado a la Poesía. Y, a mi parecer, si bien están los romances,
los raps todavía los superan. En cualquier caso, por ambos grupos desfilan
personajes del mundo del hampa, la marginación o la pobreza. Se suceden, casi
por orden y en singular nominado, sicarios mejicanos, chulos, atracadores de
metro, violadores, torturadores argentinos, putas o mesalinas, gitanos, grunges,
atracadores de bancos, exboxeadores sucios y arruinados, gorrillas de
aparcamiento, ladrones de supermercados, locos, pobres con el síndrome de
Diógenes, camellos, emigrantes del este, moros o sudamericanos. Sobre el mundo
de la inmigración y sus míseras formas de vida, destaca el poema “Walter
Gropius desaprueba las casas del futuro”. Son quince versos impresionantes que
hablan sobre los pisos patera. Estos son los cuatro últimos: “un piso patera,
en un país extraño, / es una celda donde se come y caga / el décimo círculo de
la Commedia / de Dante, el infierno al fin creado”.
Todo
un catálogo del submundo urbano que el autor encierra en poemas cortos y densos,
cargados de realidades marginales y de ritmo bien pautado y rimas asonantes.
Conoce el autor, y de ella bebe, la tradición literaria, las jácaras y romances
quevedescos, la jerigonza del hampa y el barrio bajo y la picaresca hispana. Y,
del ayer al hoy no hay tanto, traslada esas formas del barroco a los mundos
actuales, con sus fechorías y picarescas contemporáneas y con las jergas
modernas del idioma. Para facilitar su entendimiento, se añade al final del
libro un pequeño diccionario del argot utilizado.
Como ya ocurría en “Blues de los bajos fondos” cada uno
de los poemas está encabezado por una cita literaria. Es esta de un autor
clásico grecolatino en los romances fronterizos y de autores más recientes,
desde el tardomedieval François Villon y el romántico Poe a los contemporáneos
Dylan o Santiago Auserón, en los raps de los malos tiempos. El último poema
(“Valiente, apuñalado por el cáncer”) es un precioso y sentido homenaje a
Ricardo Vázquez-Prada, periodista libre cuya alma “habita en las páginas de
Heraldo y en sus libros”.
Como
dice Montero Glez, en su breve pero delicioso prólogo, en los poemas de este
Romancero negro “viaja la esperanza junto a la derrota”. También en ellos
conviven el drama y la ironía, el desamparo y la supervivencia. José Luis
Gracia Mosteo ha vuelto a escribir un poemario magnífico. Un pequeño libro que
contiene todo un mundo. Que retrata con pasión y con violencia las existencias
duras de los damnificados por la crisis y la lucha cruel por la vida de los que
por uno u otro motivo viven al margen o en las afueras del sistema.
“Romancero
negro”. José Luis Gracia Mosteo. Editorial Celya. 2017. 68 páginas.
Carlos Bravo Suárez
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