Treinta y una personas realizamos el
pasado domingo, 4 de diciembre, una magnífica travesía de montaña
por la sierra de Cervín, la emblemática y referencial montaña de
Campo, población ribagorzana que se sitúa en las faldas
meridionales de esta estribación pirenaica que da nombre al colegio
de la localidad y a su principal urbanización. La travesía,
organizada por el Centro Excursionista Riobagorza, consistió en el
ascenso hasta la cima de Cervín por la húmeda y boscosa cara norte
y el posterior descenso por la más árida cara sur hasta la pequeña
localidad de Beleder, que en el habla ribagorzana de la zona se
convierte en Belveder, pronunciado Belvedé, y que dista tan solo un
kilómetro y medio de Campo.
Con el pronóstico meteorológico
algo incierto, salimos desde Graus en autobús a las ocho de la
mañana para, poco antes de las nueve, iniciar el recorrido andando
desde la desembocadura del barranco de la Garona, afluente del río
Ésera por su margen izquierda. Entre Campo y Seira, junto a la
carretera N-260, a 760 m. de altitud, arranca una pista que, siempre
por un espeso bosque, remonta primero el citado barranco en dirección
al este y luego asciende en fuertes lazadas hasta lo alto del monte
Cervín. Tras algo más de dos horas de subida, y con algunos
momentos de una fina lluvia que nos obligó a ponernos chubasqueros o
abrir paraguas, llegamos a un collado donde nos detuvimos a
reagruparnos y desayunar. La pista principal se dirige al oeste,
donde se encuentra el Cornochuelo (1627 m.), punto occidental de
Cervín en que se levantan unas visibles antenas y hay un puesto de
vigilancia contra incendios. Nosotros, sin embargo, nos dirigimos
hacia la izquierda, en dirección al este, para ascender en primer
lugar al Tozal de Salineretas (1646 m.) y luego a la cima de Cervín,
conocida como Tozal de la Rasa (1685 m.), situado en la zona central
de la sierra.
Las vistas desde la cima eran
magníficas y nítidas hacia el sur, con la localidad de Campo un
poco hacia el oeste y el valle de Bardají abriéndose hacia el este.
Sin embargo, tanto las cimas del Pirineo al norte, como las de
Cotiella y el Turbón entre las que se encuentra la sierra de Cervín,
estuvieron siempre cubiertas de nubes bajas. Sólo la alargada
silueta meridional de Baciero o Sierra Calva se distinguía con
claridad en el norte más inmediato. Tras un rato en la cima y hacer
la foto de grupo de rigor, retornamos al collado por el Tozal de
Salineretas e iniciamos el descenso por la vertiente sur de Cervín.
El camino de bajada es totalmente
distinto del de subida. Apenas marcado, desciende primero entre
erizones y algo más tarde entre bojes y carrascas. Pudimos seguirlo
gracias a nuestro amigo Alberto Rubio, que la semana anterior había
señalizado el sendero con marcas amarillas y algunos hitos de
piedras. Pasamos por un antiguo abrevadero del ganado que recogía
las escasas aguas de esta vertiente y, bastante más abajo, junto a
las ruinas del llamado castillo de Belveder, que más bien parecen
piedras reutilizadas para construir alguna vieja paridera, hoy
invadida por la vegetación. En el collado del Baile nos reagrupamos
y paramos a comer Sin camino marcado, pero con el pueblo ya a la
vista, entre las 15.30 y las 16.30 horas, fuimos llegando en estirado
grupo a la pequeña localidad de Belveder. Pasamos junto a la ermita
de San Vicente y por las tres casas del pueblo, llamadas Pena, Costa
y Turmo. Nos dijeron que hubo en tiempos una cuarta, de sorprendente
nombre Barbarrosa. Un poco más abajo, junto a una granja donde pudo
dar la vuelta, nos esperaba el autobús. Con él bajamos hasta Campo,
donde hicimos una parada para tomar algún refresco, pues, si bien el
día había empezado algo nublado y lluvioso, mejoró
considerablemente durante la bajada, en la que casi llegamos a pasar
calor.
Según nuestro GPS, habíamos
recorrido 17 km en casi siete horas y media, de las que en
prácticamente dos habíamos estado parados. El desnivel de subida
superó los 900 m. y los 1100 el de bajada. Estábamos contentos
porque habíamos atravesado el Cervín, una de las montañas más
emblemáticas de nuestra comarca ribagorzana.
Carlos
Bravo Suárez
No hay comentarios:
Publicar un comentario