“Me
quedo aquí”, de Marco Balzano (1978), es una magnífica novela que en 2018 recibió
en Italia los más importantes premios literarios del país y tuvo un enorme
éxito entre los lectores. Ha sido traducida a numerosos idiomas y el pasado año
fue editada en España por Duomo Ediciones. Tenía pendiente su lectura desde
hacía unos meses y la he disfrutado estos días con verdadero deleite. Tampoco antes había leído nada de Marco Balzano, cuyos libros anteriores creo que no
han sido traducidos al español.
“Me
quedo aquí” transcurre en la pequeña población de Curón, en el sur del Tirol,
una región del norte de Italia y administrativamente perteneciente a este país
pero de cultura y lengua alemanas, hasta el extremo de que la mayoría de la
población no sabe hablar en italiano. La historia transcurre principalmente
durante Segunda Guerra Mundial, desde unos años antes de la contienda hasta los
meses posteriores a su finalización. Desde el inicio del relato, pende sobre la
población la amenaza de la construcción de un gran pantano que anegaría la
localidad de Curón.
Desde
luego, uno de los aspectos más interesantes del libro es la singular situación
política de la región geográfica en que está ambientada, pues se produce una
insólita lucha entre el fascismo italiano y el nazismo alemán. El masivo
rechazo al gobierno italiano, que prohíbe la enseñanza del alemán y persigue su
uso, hace que buena parte de la población vea a Hitler con buenos ojos y como
un liberador del odiado yugo italiano. Ese conflicto permanente entre lenguas y
culturas en el marco de la guerra mundial y la amenaza de la construcción del
pantano son los ejes narrativos del relato, que, por otro lado, se ocupa de
otros muchos temas que tejen una intensa red narrativa de una gran intensidad
emotiva y dentro de un incontrovertible realismo, que transmite siempre una
sólida sensación de veracidad.
La
novela está protagonizada por una familia del pueblo constituida por la madre
Trina, el padre Erich y los hijos Michael y Marica. El principal personaje es
Trina, maestra y persona culta e inteligente, una de las pocas del pueblo que
además del alemán conoce también el italiano. Trina es, además, la narradora
del libro, que escribe a modo de una larga carta dirigida a su hija Marica, la
gran ausente a la que unos tíos se llevaron a Alemania sin que sus padres la
puedan volver a ver nunca más en el futuro. Trina es, desde luego, un personaje
extraordinario y absolutamente entrañable. También Erich, el padre, es un
personaje muy importante y espléndidamente construido. Un hombre tenaz y
luchador, que vuelve muy tocado del frente pero que nunca desmaya en su lucha y
sus convicciones. Michael es el hijo varón que creerá firmemente en el
liderazgo de Hitler para liberar a la región de los italianos y que se
enfrentará por ello a su propio padre. Hay muchos otros personajes de interés
como lo son las amigas de Trina desde la infancia o el padre Alfred que ayuda a
los desertores.
Dividida
en capítulos cortos que se devoran con avidez, “Me quedo aquí” es una novela
espléndida, una de esas historias que quedan en la cabeza del lector cuando
termina su lectura y que permanecerá posiblemente para siempre en su memoria. Una
novela que cuenta una historia intensa y entrañable que seguro gustará a casi
todo tipo de lectores. Terminaré transcribiendo una frase que repite varias
veces la narradora y resume en parte la esencia de su carácter: "Seguir
adelante, como decía madre, es la única dirección permitida. De no ser así,
Dios nos habría puesto los ojos a los lados. Como los peces".
“Me
quedo aquí”. Marco Balzano. Duomo Ediciones, 1919, 240 páginas.
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