Extraordinaria escapada muy matinal en bici, y un tramo andando, hasta el despoblado Cancer, a orillas del totalmente repleto Barasona. Excelentes vistas del pantano y del Pirineo, visita, con algo de temor por los derrumbes, a la iglesia del pueblo que aguanta en pie a duras penas y recorrido por el bosque cerrado, salvaje y exuberante. Lástima no haber podido fotografiar al precioso corzo que se me ha cruzado ni a los buitres que han levantado el vuelo en cuanto he llegado al despoblado. Un recorrido delicioso.
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