sábado, 23 de febrero de 2008

DE PANO A TRONCEDO POR EL SENDERO HISTÓRICO


El senderismo es una actividad en auge. En los últimos años se ha procedido a acondicionar y señalizar viejos caminos para facilitar su tránsito a los nuevos caminantes, que recorren ahora los antiguos senderos no por obligación, como antaño, sino por diversión y placer, como una saludable práctica deportiva que permite disfrutar de bellos paisajes y conocer nuevos lugares.

Se ha establecido así una red de senderos que hace posible realizar diversos y variados recorridos a los amantes del excursionismo. Hay, fundamentalmente, dos tipos de caminos señalizados según su longitud: los senderos de gran recorrido (GR) y los de pequeño recorrido (PR). Los primeros están indicados con marcas constituidas por dos rayas paralelas, una de color rojo y otra de color blanco. En los segundos, las rayas son blancas y amarillas. Hay también algunos senderos locales que suelen indicarse con líneas verdes.

El más importante de los senderos de largo recorrido aragoneses es el GR-1 o Sendero Histórico. Este largo itinerario atraviesa transversalmente la provincia de Huesca por la zona prepirenaica. En paralelo, pero más al norte y por territorio plenamente montañoso, discurre el GR-11 o Senda Transpirenaica, que une el Cantábrico con el Mediterráneo.

Voy a referirme en este artículo a una atractiva etapa del GR-1 que, transitando por las tierras limítrofes de las comarcas de Ribagorza y Sobrarbe, une los núcleos de Pano y Troncedo. Se trata de un itinerario que a la belleza de sus paisajes añade abundantes muestras del pasado medieval de un territorio que constituyó frontera entre cristianos y musulmanes en torno al año 1000.

El lugar idóneo para iniciar la etapa propuesta es la collada de Pano, a la que se puede acceder por carretera desde Graus, núcleo del que dista doce kilómetros y a cuyo municipio pertenece. A la derecha de la carretera habremos dejado el pueblo de Panillo y el desvío que lleva al templo budista Dag Shang Kagyu. Muy cerca de la collada de Pano, tomando el propio GR-1 en sentido contrario al que nosotros vamos a seguir, están las ruinas del castillo de Panillo, cuyo recinto y accesos fueron acondicionados hace unos veranos por la actuación de varios campos de trabajo. Se trata de una importante fortaleza del siglo XI de la que quedan restos de una torre circular y de su iglesia castrense de estilo románico. Desde este punto, situado en la divisoria de los valles del Ésera y del Cinca, las vistas son inmejorables.

En la propia collada de Pano encontramos la ermita de la Virgen de la Collada, de planta rectangular, sin ábside, con un pequeño pórtico en la entrada y con un moderno retablo de madera en su interior. De la pequeña explanada que hay junto a la ermita arranca la pista que en un kilómetro nos lleva a Pano. Es necesario dejarla brevemente un poco antes de llegar al pueblo para, tomando un sendero señalizado a nuestra derecha, visitar la magnífica ermita románica de San Antón.

No es ésta una pequeña ermita como muchas de las que proliferan por la zona. Se trata de una parte del que fuera antiguo monasterio de San Juan Bautista, que probablemente fue atacado por el caudillo árabe al-Malik en su "razzia" contra Roda del año 1006. Tal vez la iglesia actual se levantara a principios del siglo XI tras el violento ataque efectuado por el hijo de Almanzor. Es una construcción austera y hermosa, con tres ábsides de arquillos ciegos y una rústica y emblemática ventana en su pared sur, en la que se abre la actual puerta de acceso. El interior, desnudo y humilde, invita a la meditación y al sosiego. Restos de las pinturas murales que lo decoraban se conservan en el Museo Diocesano de Barbastro. La ermita de San Antón, declarada Bien de Interés Cultural en 1983, merece una detenida visita que sorprenderá sin duda al viajero. Nosotros continuaremos nuestro camino y volveremos a la pista que de inmediato nos conduce a Pano. El pueblo, que estaba en absoluta ruina, ha sido meritoriamente rehabilitado por su actual propietario, Kurtz, un suizo que recaló en estas tierras hace más de veinte años y que sigue permaneciendo en ellas. Anda enfrascado en la actualidad, a través de la Fundación Pano, en la reconstrucción de la iglesia parroquial de San Miguel, del siglo XVI y en avanzado estado de ruina.

Dejamos Pano y retomamos el sendero del GR-1 que nos llevará por hermosos parajes de bosques y sucesivos barrancos de escaso caudal. Desviándonos brevemente a la izquierda por un corto sendero señalizado, encontraremos la ermita de San Vicente, con poco interés arquitectónico pero situada en un hermoso mirador con bellas vistas del valle del Cinca.

En pocos minutos llegaremos a Caneto, pueblo que desde hace más de veinte años está habitado por varias familias de los antiguamente llamados "hippies", más tarde neorurales y ahora, creo, nuevos pobladores. Un buen número de hijos de las parejas allí establecidas nacieron y crecieron en este pueblo envuelto de naturaleza en su estado más puro.

Una rápida bajada nos lleva al barranco Salinar, que cruzaremos sin problemas. Ascenderemos luego por un antiguo camino que conduce a Trillo. El estado de abandono de algunos tramos de ese viejo sendero ha obligado a los sucesivos caminantes a ir abriendo uno en paralelo que se transita sin problemas. El barranco Salinar proporcionó durante siglos la principal riqueza a sus dos pueblos más próximos: Trillo y Salinas de Trillo. La sal fue por mucho tiempo un producto de primera necesidad, indispensable para la conservación de los alimentos. Las salinas de este recóndito valle abastecían a los pueblos vecinos de La Fueva e incluso a los de la montaña de Benasque. Otros pueblos no muy alejados tuvieron también salinas importantes: Aguinalíu y Peralta de la Sal, en los límites entre Ribagorza y La Litera, y Naval, en el Somontano. Las de Trillo y Salinas funcionaron hasta los años 70 del pasado siglo. Vinculado a su explotación estuvo en los últimos años un personaje popular en la comarca: Rito Armisén, conocido como Rito y natural de Trillo, pueblo del que fue maestro largo tiempo antes de trasladarse, como tantos en estas tierras, a la vecina Cataluña.

Trillo es hoy un pueblo prácticamente deshabitado, aunque varias de sus casas han sido arregladas en fechas recientes. Sólo una familia dedicada a la preparación de pan ecológico vive con regularidad en el pueblo. Su iglesia barroca del siglo XVII, dedicada a San Andrés, está hoy en completa ruina. El lugar se halla repartido en tres pequeños barrios llamados La Plaza, Planiello y O Tozalón.

De Trillo a Salinas el camino sigue la antigua pista hoy convertida en carretera. Salinas cuenta todavía con un reducido número de habitantes. Son destacables su iglesia parroquial y la Casa Palacio. La iglesia de Santa María de la Asunción es de factura románica, con un ábside que luce mucho más, como todo el recinto, desde su reciente restauración. La Casa Palacio, posiblemente del siglo XVI, es una espléndida casa fuerte con torreón incorporado. El pueblo cuenta además con un establecimiento de turismo rural. Trillo y Salinas, junto a Caneto y Samper, pertenecieron hasta finales de los años 60 al municipio de Clamosa, importante núcleo histórico, hoy completamente abandonado, con trazado medieval e interesantes muestras de románico. En la actualidad, Trillo, Salinas y el vecino Troncedo están integrados en el extenso municipio de La Fueva, con capital en Tierrantona.

Seguimos nuestra ruta por la carretera asfaltada que lleva a Troncedo. Tras recorrer algo más de un kilómetro, tomaremos un camino a la derecha. Hay que estar atento en este punto porque hallaremos una bifurcación. A la derecha arranca una pista de tierra y a la izquierda, por encima de ella en su inicio, un sendero indicado con pivote rojo y blanco (GR) que debemos seguir. Al principio el camino transita por una ladera algo reseca, pero luego se adentra en una zona más húmeda y boscosa de cajigos. Tras haber recorrido aproximadamente tres kilómetros desde nuestra salida de Salinas, llegaremos al barrio de Santángel, al sur de Troncedo.

Troncedo es un pueblo bonito y acogedor. Aunque su población estable no sea mucha, su caserío está completamente restaurado y cuenta con un local social de cuyas paredes cuelgan sugerentes fotografías antiguas. Situado a 1008 metros de altitud y rodeado de oxigenantes bosques, Troncedo se encuentra dividido en dos barrios separados por la carretera: el barrio alto y el más pequeño y meridional de Santángel. Además, el pueblo cuenta con una activa asociación cultural denominada "Castillo de Troncedo", que edita la pequeña revista "El caixigo". La publicación toma su nombre de un enorme ejemplar de este árbol que puede contemplarse en las cercanías del pueblo.

Tres son los atractivos arquitectónicos de Troncedo: sus dos iglesias románicas y su torreón defensivo. La iglesia parroquial de San Esteban es del siglo XII, aunque con añadidos posteriores. Tiene ábside semicircular y una torre de tres plantas que es del siglo XVI. En el barrio de Santángel se halla la antigua y austera ermita de San Victorián, con ábside de bóveda de horno y espadaña de doble ojo sobre su puerta de entrada. Su interior está en fase de restauración, eliminándose parte de la cal que lo cubría por completo. Albergó algunas esculturas góticas, tal vez de un antiguo retablo, que hoy se hallan en el Museo Diocesano de Barbastro. Representan a la Virgen, Santa Bárbara y San Miguel, antiguo titular de la ermita, que cambió de nombre cuando pasó a pertenecer al importante monasterio de San Victorián. Sin embargo, la iglesia parroquial de San Esteban estuvo adscrita a la catedral de Roda. El magnífico torreón de Troncedo, en lamentable ruina aunque con algún proyecto de restauración, data del siglo X y fue mandado construir por el rey Sancho el Mayor como defensa de la frontera sur de sus posesiones. Es de forma pentagonal y está conectado visualmente con la extraordinaria fortaleza de Muro de Roda y con el importante castillo de Samitier.

En Troncedo acaba nuestro recorrido. Desde aquí, casi veinte kilómetros de carretera nos conducen a Graus; aproximadamente la mitad nos llevarían a Tierrantona, la capital de La Fueva. Nosotros, desde la collada de Pano hasta Troncedo, habremos recorrido alrededor de trece, llenos de atractivos naturales, históricos y humanos. La excursión, que merece sin duda la pena, nos ha permitido conocer más a fondo unos bellos y recónditos parajes que separan las viejas comarcas de Ribagorza y Sobrarbe.

Carlos Bravo Suárez

Fotos: Ermita de San Antón de Pano (triple ábside y ventana), Pano, Caneto, Trillo, Salinas de Trillo (iglesia) y Troncedo (panorámica y restos del castillo)

2 comentarios:

Waldeska dijo...

Gracias por este comentario tan completo y detallado. En mi nombre y en el de la Asociación Castillo de Troncedo.

carlos bravo suarez dijo...

Gracias a ti, Waldeska, por leer el artículo. Una de las cosas que más me gusta cuando llega el buen tiempo es subir a Troncedo en bicicleta. Espero que te gusten también otras entradas de mi blog.

Un saludo muy cordial.