domingo, 12 de diciembre de 2010

CORRUPCIÓN EN LA PAMPA

Blanco nocturno. Ricardo Piglia. Editorial Anagrama. 2010. 300 páginas.

Ricardo Piglia (1941) es uno de los mejores escritores argentinos actuales. Ha publicado cuatro novelas, varios libros de relatos y algunos ensayos de crítica literaria. Aunque actualmente trabaja en Estados Unidos como profesor de literatura, Piglia, siempre muy vinculado a su país, dirigió años atrás en Argentina una serie de novela negra en la que publicó a Raymond Chandler, Dashiell Hammett, Horace McCoy y otros maestros norteamericanos del género. Su narrativa tiene, entre otras, claras influencias de la literatura estadounidense que van desde William Faulkner hasta la citada novela policiaca. Así ocurre también en “Blanco nocturno”, el último libro del escritor sudamericano que se ha publicado en España.

Blanco nocturno
es en buena medida una novela negra. El relato está ambientado en la década de los años setenta, en un solitario pueblo de la pampa argentina, a más de trescientos kilómetros al sur de Buenos Aires. A partir del asesinato de Tony Durán, un estadounidense nacido en Puerto Rico que llegó al pueblo en circunstancias bastante misteriosas, la novela se adentra en la descripción de las luchas internas de la familia Belladona, la más rica del lugar, y de los intereses económicos que subyacen bajo la calma aparente de una tranquila sociedad rural encerrada sobre sí misma.

Piglia construye algunos personajes sobresalientes en un relato que pasa del tono irónico del principio al drama y a la tragedia final: desde el japonés afeminado que trabaja en el hotel de la localidad a los miembros de la familia Belladona, en la que destacan Ada y Sofía y, sobre todo, su hermano Luca, el personaje más atractivo de la novela, cuyo carácter soñador y tenaz queda envuelto en un romántico y a la postre destructivo halo trágico. Destacan además el peculiar policía Croce, con sus periodos de alejamiento en el manicomio, y el periodista y escritor bonaerense Emilio Renzi, un personaje presente en otras obras de Piglia y al que el misterioso asesinato de Durán lleva por un tiempo a una pampa que le depara no pocas sorpresas.

Desde luego la pampa que aparece en esta novela poco tiene que ver con la gauchesca y “boleadora” que retratan obras clásicas de la literatura argentina como Martín Fierro o Don Segundo Sombra. A ese mundo rural inalterado durante décadas llegan ya los intereses económicos especulativos y la imparable corrupción que llevan consigo. El fiscal Cueto, que usa su cargo político en beneficio propio, los encarna de manera visible y triunfadora. Pero, como se dice en un momento del libro, “el criminal ya no es un individuo aislado, sino una gavilla que tiene el poder absoluto”. Y quien se enfrente a ese poder será abatido sin piedad, como un blanco nocturno en una implacable cacería.

Carlos Bravo Suárez

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