domingo, 24 de febrero de 2013

DEMONIOS FAMILIARES


                               
 Nada se opone a la noche. Delphine de Vigan. Anagrama. 2012. 376 páginas.

Nada se opone a la noche ha tenido un enorme éxito en Francia. Ha logrado numerosos premios literarios y ha alcanzado unas ventas de más de medio millón de ejemplares. Su autora es Delphine de Vigan, nacida en Boulogne-Billancourt en 1966 y residente en París, que había publicado anteriormente media docena de novelas de las que creo que solo dos han sido hasta ahora traducidas al español.

Nada se opone a la noche es una crónica familiar de una gran fuerza literaria. En una cierta estructura circular, la novela comienza y finaliza con el encuentro por parte de la narradora del cadáver de su madre que se ha suicidado. A partir de este momento, la autora del libro inicia toda una investigación para reconstruir la vida de Lucile, su progenitora, desde que era una niña cuya precoz belleza le lleva a realizar numerosos anuncios publicitarios hasta su caída en sucesivas crisis de locura que desembocan en su autodestrucción final. En esa reconstrucción del pasado, se traza un recorrido cronológico a lo largo de tres generaciones de una familia francesa en la que junto a momentos de felicidad se viven varias tragedias y algunos episodios turbios y oscuros.

La novela se divide en tres partes. En la primera, se narra en tercera persona la infancia de Lucile y sus numerosos hermanos y la relación de todos ellos con sus padres, Liane y Georges, los abuelos maternos de la narradora. En la segunda parte, ahora en primera persona, se cuenta el nacimiento de la propia Delphine y de su hermana y la inestable vida sentimental y laboral de su madre, con su progresivo deslizamiento hacia el desequilibrio psicológico. En la última parte, se narran los últimos años de Lucile, ya abuela, y la alternancia de recuperaciones emocionales y momentos de decaimiento que hacen presagiar un final que, en cualquier caso, el lector ya conoce desde el principio del relato.

A la vez que cuenta la historia de su familia, y más en particular de su madre, la autora reflexiona sobre el propio proceso de creación de la novela y los problemas, dudas e inquietudes que le surgen a la hora de abordar literariamente todas las informaciones, que va recopilando a través de diferentes fuentes, y sobre la conveniencia o no de publicar una realidad que a veces se revela como demasiado escabrosa e íntima. En cualquier caso, Delphine de Vigan, aun sabiendo que nunca nada es definitivamente cierto y pese a darle a su historia la forma abierta a la ficción de una novela, parece no renunciar en ningún momento a la búsqueda de la auténtica verdad familiar asumiendo  todas sus consecuencias.

Escrita en un estilo directo, con numerosos paralelismos y coordinaciones, Nada se opone a la noche –cuyo título procede de la canción Osez Joséphine del cantante francés Alain Bashung– parece haber sido concebida como una confesión de intenciones catárticas por su autora, que construye una magnífica historia familiar llena de autenticidad, realismo y belleza.

Carlos Bravo Suárez

domingo, 17 de febrero de 2013

DE LA MONTAÑA Y EL AMOR


                                           
  De la montaña y el amor. Javier Arruga. Desnivel. 2012. 222 páginas.

El Premio Desnivel de Literatura es el más importante que se concede anualmente en nuestro país a las mejores obras literarias que tienen como tema principal el alpinismo y el mundo de la montaña. En su edición del pasado año, el galardón recayó en la novela De la montaña y el amor, del escritor aragonés Javier Arruga (Perdiguera, 1970). Profesor de Lengua y Literatura y antropólogo, Arruga es también autor de los libros En el país de los cucutes. Un viaje a pie por los Monegros (2010) y Primavera en la Guarguera. Un viaje a pie por el Pirineo aniquilado (Premio Félix de Azara 2012) que, junto al todavía no publicado Montes universales, gentes universales. Un viaje a pie por Teruel resiste, componen su Trilogía aragonesa.

De la montaña y el amor es una novela dividida en tres partes. La primera está escrita a modo de un cuaderno de viaje redactado por un montañero español que está realizando un trecking por el Nepal. A través de Shankar, su guía autóctono, conocemos muchos aspectos de la cultura nepalí y de la situación política, religiosa y social de aquel país centroasiático. Se destacan principalmente la pobreza en la que viven sus habitantes y la existencia de una guerra civil con la guerrilla maoísta que añade todavía más sufrimientos e incomodidad a la población. En esta parte más descriptiva del relato, en la línea de la literatura de viajes, se añaden las reflexiones personales del narrador que se debate entre mantener la completa libertad que le proporciona la vida en la montaña o renunciar en parte a ella para someterse a las obligaciones familiares que supondrá su  próxima paternidad.

La segunda parte del libro narra la dramática ascensión al K2 de una cordada aragonesa y otra vasca. La situación del grupo se complica cuando uno de sus componentes sufre un edema pulmonar y sus compañeros deben decidir entre auxiliarlo o continuar hasta alcanzar la cima. Se manifiestan entonces diferentes maneras de vivir la montaña: la de aquellos que la consideran solo un medio, y anteponen a ella la camaradería y el interés del grupo, y la de quienes quieren culminar sus objetivos al precio que sea. La presencia de la muerte hará reflexionar a los montañeros y dejará abierta una puerta a la inquietud y al misterio. En la tercera parte del libro confluyen y se resuelven favorablemente las dos líneas narrativas anteriores.

 De la montaña y del amor –que tal vez tiene más de lo primero que de lo segundo–  es una novela realista y verosímil, tanto por la documentación previa del autor en el tema tratado como por los diálogos de los personajes, que pretenden reflejar de manera fiel el lenguaje coloquial de buena parte de los montañeros de nuestros días.

Carlos Bravo Suárez


domingo, 10 de febrero de 2013

INTRIGA EN EL BAZTÁN



      El guardián invisible. Dolores Redondo. Destino. 2013. 436 páginas.

El guardián invisible es uno de los libros que más me han enganchado últimamente. Se trata de la segunda novela de Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) y la primera de una trilogía que tiene como protagonista a la inspectora Amaia Salazar. La segunda entrega ya está terminada y se titulará Legado en los huesos, y la tercera, Ofrenda a la tormenta, se halla en proceso de escritura. El guardián invisible va a ser sin duda uno de los fenómenos editoriales de este año y sus derechos cinematográficos han sido adquiridos por la misma productora que llevó a la pantalla  la trilogía Milenium del sueco Stieg Larsson.  

El guardián invisible es una fascinante intriga, ambientada en el valle navarro del Baztán, que narra el caso del macabro y ritual asesinato de varias adolescentes cuya investigación dirige la inspectora Amaia Salazar, nacida en la localidad de Elizondo donde transcurre la mayor parte del relato y donde ella vivió una traumática infancia en el seno de una conocida familia de pasteleros. Al ser puesta al frente del caso, la agente foral se reencuentra con su tía y con sus dos hermanas y sus respectivas parejas. Y también con los fantasmas de un pasado del que se había mantenido mucho tiempo alejada.

Aunque en un primer momento pueda parecer que estamos ante una novela de género que sigue el esquema habitual del policía que debe resolver una serie de asesinatos macabros, El guardián invisible es mucho más que una novela negra. En ella encontramos, perfectamente integradas en el relato, muchas referencias a las tradiciones y las leyendas del valle del Baztán y nos topamos con personajes de la mitología vasca como el basajaun, o “señor de los bosques”, y la diosa Mari, ambos protectores de la exuberante naturaleza que envuelve de magia y de misterio buena parte de la intrigante narración. También hay sorgiñas y belagiles, que según nos explica el breve glosario de palabras en eusquera que aparece al final del libro, son denominaciones de ese idioma para referirse a las brujas.

Y, por si todo lo anterior fuera poco, está la familia de Amaia Salazar: su madre Rosario, desequilibrada y enferma; su marido James, un escultor americano que adora a su mujer y también las fiestas de San Fermín; su tía Engrasi, amable, divertida y echadora de las cartas del Tarot; y sus hermanas Flora y Ros, con sus desgraciadas parejas Víctor y Freddy. Un cuadro familiar espléndidamente logrado, que concede especial importancia a unas mujeres que llevan siempre la voz cantante y encarnan en cierto modo el famoso matriarcado vasco.

No hay espacio aquí para añadir más cosas sobre esta magnífica y absorbente novela que nos deja con enormes ganas de leer las próximas entregas de la trilogía a la que da inicio.

Carlos Bravo Suárez

domingo, 3 de febrero de 2013

EN BUSCA DEL BARRIO PERDIDO


                                           
Barrio perdido. Patrick Modiano. Cabaret Voltaire. 2012. 220 páginas.

Afortunadamente, en los últimos años se está publicando en España casi toda la obra narrativa de Patrick Modiano. Hace unos meses celebrábamos aquí la reedición en nuestro país de su Trilogía de la Ocupación, los tres primeros libros del magnífico novelista francés nacido en 1945. Aunque ha sido Anagrama la que ha difundido habitualmente su obra en castellano, otras editoriales se están sumando últimamente a esa loable y todavía inacabada labor. Una de ellas ha sido Cabaret Voltaire, que ha publicado recientemente Barrio perdido, una novela hasta ahora inédita en España y cuya edición original francesa data del año 1984.

Barrio perdido contiene muchos de los elementos habituales en la narrativa de Modiano. El protagonista y narrador del relato en primera persona es Ambrose Guise, un escritor de éxito casi cuarentón que vive en Londres, escribe novelas policiacas en serie y disfruta de una cómoda, y algo convencional y aburrida, situación económica y familiar. Guise es citado en París por el editor japonés de sus libros y en la capital francesa se verá atrapado por los recuerdos de juventud. Ambrose Guise es en realidad Jean Dekker, un parisino que a los veinte años tuvo que abandonar su ciudad tras verse envuelto en una muerte violenta. En un guiño literario que no pasa desapercibido al lector atento, Modiano hace nacer a su protagonista en el mismo lugar y en la misma fecha en que él lo hizo.

Como en prácticamente todas sus novelas la ciudad de París se convierte también aquí en protagonista. El narrador describe calles, plazas, cafés y hoteles, sobre todo el distrito XVI, en dos momentos cronológicos distintos, con veinte años de diferencia que muestran los cambios sufridos en el paisaje urbano parisino.

De igual manera que en otras obras suyas, pululan por la novela una serie de personajes extraños, noctámbulos en su mayoría, solamente apuntados en los recuerdos del narrador, perdidos, como tantos otros personajes modianescos, en los entresijos y recovecos de la memoria de juventud. En este sentido, destaca el alucinante y obsesivo viaje de uno de esos personajes siguiendo cada noche por las calles de París a un vehículo que cree conducido por un antiguo amigo suyo que murió tiempo atrás.

Y, por descontado, quienes somos devotos lectores de Modiano, disfrutamos también en Barrio perdido de su prosa concisa y melancólica, siempre contenida y elegante, repleta de sugerentes elipsis y de esbozos de línea fina. Algunos de sus detractores acusan a Modiano de escribir siempre la misma novela, otros no nos cansamos nunca de adentrarnos en su singular y hermoso mundo literario, y esperamos con impaciencia la publicación en nuestro país de sus libros, sean éstos presentes o pasados en su extensa bibliografía.

Carlos Bravo Suárez