domingo, 28 de febrero de 2010

TRES ERMITAS DE CASTIGALEU

Hace unos meses me referí en estas mismas páginas a esta pequeña localidad ribagorzana en un artículo que trataba sobre el itinerario más oriental del GR-1 aragonés. Castigaleu se encuentra a poco más de veinte kilómetros de Graus, primero por la A-1605 y después por la A-2613. Más cerca aún se halla de Benabarre, desde donde se llega por las localidades de Tolva y Luzás.

Además de su iglesia parroquial, de estilo gótico-renacentista y, como tantas en la comarca, dedicada a San Martín, tiene la población tres ermitas románicas a las que me voy a referir en este artículo. Son las de San Isidro, San Miguel y San Andrés.

La ermita de San Isidro es la más alejada del pueblo. Se llega a ella desde lo alto del puerto de la Cabañera, o Cabanera, casi en el KM 7 de la carretera A-2613, unos tres kilómetros antes de llegar a Castigaleu viniendo de Lascuarre. Al coronar el puerto, a la izquierda de la calzada, arranca una pista de tierra que en menos de dos kilómetros nos deja en la ermita. El camino que lleva a San Isidro es, pues, cabañera o cañada real, históricamente lugar de paso de los rebaños de ganado que realizaban las trashumancia entre el llano y la montaña.

San Isidro se encuentra en el extremo norte de un promontorio rocoso a 1028 metros de altitud, en un lugar con unas vistas excepcionales. La existencia de algunos restos de un muro muy cercano a la ermita ha hecho pensar que pudiera haber aquí en tiempos pasados algún castillo o torre de vigilancia, probablemente de la época de la dominación musulmana. Su estratégica situación lo haría probable, pero son mínimos los indicios actuales que permitan asegurarlo.

La ermita fue restaurada hace unos años por suscripción popular. En su restauración participó José María Lemiñana, entonces párroco de Roda y recientemente fallecido. Es una construcción religiosa de estilo románico, de formas externas un tanto extrañas, en la que se distinguen hasta cuatro niveles o alturas diferentes. Esto tal vez se deba a la necesidad de adaptarse al sinuoso terreno sobre el que se asienta el edificio. El templo es de planta rectangular con su ábside canónicamente orientado al este. Sólo dispone de una pequeña ventana en aspillera en el lado sur del semicírculo absidal. Sobre la puerta de entrada hay un atrio cubierto y una espadaña rematada con una cruz y con una campana en su único ojo.

El bonito entorno de la ermita ha sido algo acondicionado recientemente. Se han colocado una mesa de madera y dos paneles informativos que permiten identificar los muchos lugares que se divisan desde ambos lados de esta privilegiada atalaya. La romería que se celebra el 15 de mayo, día del patrón, es una de las más concurridas de la comarca.

La ermita de San Miguel se encuentra en el extremo sur de la población, en dirección al barranco Cajigar. Se accede a ella por una bonita calle empedrada que conforma junto con la ermita un rincón de gran encanto. La nave es de planta rectangular con bóveda de cañón y ábside preceptivamente dirigido a oriente. La techumbre es de losas y a dos aguas. Sólo tiene una pequeña y sencilla ventana en su muro meridional. La puerta de entrada es de arco de medio punto con grandes dovelas. Sobre la dovela central aparece la fecha de 1687, que indica que la ermita fue reformada, como otras muchas, en el siglo XVII. Sería también entonces cuando se levantara la espadaña de un solo ojo sobre la fachada principal. El resto de la construcción data probablemente del siglo XII. Tal vez fuera esta ermita la primera iglesia de Castigaleu y posteriormente quedara como simple capilla del antiguo cementerio del lugar. Su ubicación algo escondida al final del pueblo y la existencia en la parte alta del mismo de la iglesia parroquial de San Martín hacen que pueda pasar fácilmente inadvertida al viajero. Su visita, sin embargo, merece sin duda la pena.

La ermita de San Andrés se encuentra a las afueras del pueblo. Para acceder a ella hay que tomar primero la carretera que lleva a Luzás. Aproximadamente tras un kilómetro y medio de la misma, a la derecha de la calzada, sale una empinada pista que en poco más de medio kilómetro nos conduce a la ermita. Es ésta una pequeña construcción románica con planta rectangular, bóveda de cañón y ábside como siempre orientado al este. Su exterior, tal como ocurrió en otros muchos casos, fue tiempo atrás blanqueado con cal. Sólo tiene una pequeña ventana en el muro sur, igual que sucede en las otras dos ermitas que hemos comentado. La puerta se halla en la fachada occidental. Es pequeña y de madera recubierta de chapa. En la reducida explanada en que se encuentra la ermita hay varios robles centenarios que desgraciadamente parecen estar secándose, no sé si por sus muchos años o por sufrir alguna enfermedad. A San Andrés se va en romería para la fiesta pequeña de Castigaleu, en la pascua de Pentecostés, en los meses de mayo o junio.

A las afueras de la población quedan unos restos muy exiguos de otra posible ermita románica en la llamada casa Llenero, hoy abandonada pero de gran importancia en tiempos pasados. En el término municipal de Castigaleu se encuentran también las ermitas de San José y San Pedro Mártir, que no pertenecen al estilo románico y que sólo citamos para no extendernos demasiado. Las tres que aquí hemos descrito, aunque dentro de un románico muy popular y en algún caso bastante alterado respecto a su forma original, creemos que pueden ofrecer cierto interés para quienes visiten esta pequeña y recóndita localidad ribagorzana.

Carlos Bravo Suárez
Fotos: Ermitas de San Isidro, San Miguel y San Andrés de Castigaleu.
(Artículo publicado en Diario del Alto Aragón)

sábado, 27 de febrero de 2010

BEIRUT EN EL CORAZÓN

Beirut, I love you. Zena El Khalil. Siruela. Nuevos Tiempos. 2009. 230 páginas

Zena El Khalil es una mujer árabe moderna, libre e independiente. De padres libaneses, nació en Londres en 1976. Pasó parte de su infancia en Nigeria, vivió en Nueva York y, tras el atentado de las torres gemelas, regresó a Beirut donde reside en la actualidad. Licenciada en Bellas Artes, es una artista polifacética: pintora, autora de collages, comisaría de exposiciones y defensora del medio ambiente. Durante el ataque israelí a Líbano de 2006, publicó un blog sobre la vida cotidiana en Beirut que fue reproducido en parte por muchos de los mejores diarios internacionales. Beirut, I love you, escrito originalmente en inglés, es su único libro publicado hasta la fecha.

Beirut, I love you no puede considerarse del todo una novela. Se trata de un libro autobiográfico en el que, sin un orden cronológico estricto, la artista libanesa relata, en primera persona, algunos momentos de su azarosa vida. Tras algunas referencias a antepasados, la autora inicia su presencia en el libro en Nueva York durante los atentados del 11-S. Zena El Khalil vivía en esas fechas en la ciudad estadounidense donde había estudiado arte y trabajaba como pintora. Como árabe a quien pedían continuas explicaciones por aquella terrible masacre, comenzó a sentirse incómoda en Nueva York y decidió volver a Beirut, ciudad con la que mantiene una relación apasionada e intensa. La mayor parte del libro transcurre en la capital libanesa, desde el año 2001 hasta casi nuestros días.

Beirut es la verdadera protagonista del libro. Una ciudad desgarrada por las guerras civiles, los bombardeos de Israel y los atentados terroristas, pero con una vitalidad y unas energías que ejercen una atracción y un hechizo irrefrenables sobre la joven pintora. De tal manera que cuando al final del relato se encuentra en un congreso en Oslo –precisamente en los días en que las milicias chiítas bloquean la capital libanesa y su aeropuerto- la nostalgia de Beirut se apodera de ella y le hace escribir en unas páginas espléndidas los motivos por los que ama a esa ciudad tan sacudida por la violencia. Zena El Khalil se muestra como una mujer pasional y desbordante, que goza y sufre con los vaivenes de la vida, con el amor, con el sexo, con la amistad. Que vive sin temor a rebasar los límites y caer en los peligros del exceso. Así es también su relación con Beirut: desmesurada, a caballo entre el amor y el odio, con la fuerza irresistible de las pasiones grandes.

Un libro diferente, escrito con sinceridad y convicción, que demuestra que, pese a las dificultades, también en el mundo árabe hay voces femeninas modernas, originales e independientes.

Carlos Bravo Suárez

domingo, 21 de febrero de 2010

HOMBRES DEL DELTA

Sudeste. Haroldo Conti. Bartleby Editores. 2009. 242 páginas.

Sudeste es una novela ambientada en el delta del río Paraná, en Argentina. Fue publicada en 1962, en pleno “boom” de la literatura hispanoamericana. Sin embargo, su autor, Haroldo Conti, no participó pese a sus sobrados méritos de aquel exitoso fenómeno editorial y literario. Bertleby Editores está dando a conocer ahora su obra en España. En 2008 publicó sus Cuentos completos y el pasado año editó su primera y espléndida novela Sudeste. Haroldo Conti nació en 1925 en Chacabuco, provincia de Buenos Aires, y en 1976, tras el triunfo de la dictadura argentina, fue secuestrado y pasó a ser uno de los miles de desaparecidos de aquel siniestro episodio de la reciente historia de Sudamérica.

Si Don Segundo Sombra y Martín Fierro son, respectivamente, la novela y el poema narrativo de la pampa y el mundo de los gauchos, Sudeste es la novela del delta del Paraná. El delta se convierte en el verdadero protagonista del libro, que en muchos momentos adquiere una dimensión más geográfica que narrativa, casi documental. Se describe con pormenor y detalle ese amplísimo espacio fluvial del sudeste argentino: su toponimia, la variedad de su fauna -sobre todo de sus peces-, las artes pesqueras y los tipos de barcos y motores utilizados, su paisaje cambiante con el paso de las estaciones, sus vientos, la tristeza y la desolación de sus inviernos. Y también los hombres que lo habitan y sus maneras de vivir, su “completa pasividad, esa aceptación o sumisión a lo que viene del río, el buen o el mal tiempo, las aguas altas o las aguas bajas, todo, en fin, la vida o la muerte”.

El personaje principal de Sudeste es el Boga, un hombre del delta. Vive al principio con el Viejo y, cuando éste muere, vagabundea solitario y anárquico por el río. Pesca, duerme en las casas y refugios del delta y recorre todos sus rincones y recodos. El río, metáfora del camino y de la vida hacia la muerte, lo lleva finalmente a terrenos peligrosos y a cumplir sin vuelta atrás su inexorable destino.

Las descripciones son espléndidas, los diálogos breves y lacónicos. Los personajes, siempre denominados por sus apodos, parecen surgir del propio río y volver de nuevo a él, que acaba engulléndolos sin remisión.

Una novela diferente que contiene múltiples lecturas y que ocupa, sin duda, un lugar destacado en la literatura hispanoamericana reciente. Esperemos que la difusión de la obra de Haroldo Conti en nuestro país continúe con la publicación de sus otras dos novelas, escritas antes de que la dictadura militar terminara vilmente con su vida.

Carlos Bravo Suárez

sábado, 13 de febrero de 2010

RETAZOS DE AMERICA

Aquí empieza nuestra historia. Tobias Wolf. Alfaguara. 2009. 466 páginas

Tobias Wolf es uno de los más importantes autores de relatos breves de la literatura estadounidense actual. Aunque ha escrito algunas novelas y la estupenda autobiografía Vida de ese chico –llevada al cine hace unos años-, es en las narraciones cortas donde alcanza su máximo nivel literario. Junto a su amigo Raymond Carver y algunos otros escritores de su país, fue adscrito tiempo atrás a la corriente narrativa denominada “realismo sucio”. Wolf es sin duda, en el sentido más amplio del término, un autor realista, pero su obra escapa en cierto modo al excesivo afán de poner etiquetas en que cae con frecuencia la crítica literaria.

Aquí empieza nuestra historia contiene un total de treinta y un cuentos, de los que veintiuno ya habían sido publicados anteriormente y diez, los últimos del libro, permanecían inéditos hasta la fecha. Los del primer grupo, como indica Wolf en la breve nota inicial en que justifica su intervención, han sido en algunos casos ligeramente modificados y corregidos por su autor con el fin de mejorarlos desde la perspectiva presente. Aquí empieza nuestra historia puede considerarse, por tanto, como una antología con propina de los mejores relatos que el propio escritor norteamericano ha seleccionado entre todos los suyos.

Los cuentos de Tobias Wolf parecen captar fragmentos de la vida cotidiana de personajes diversos de la sociedad norteamericana actual. Son como segmentos o secuencias breves de líneas vitales más amplias con un antes y un después. En muchos de los relatos del libro no hay una conclusión explícita ni un final claro; la vida sigue y el lector puede imaginar lo que ocurrirá más tarde porque el autor le da a menudo pistas suficientes para ello. Aparentemente se trata de situaciones que colocan a los personajes en tesituras difíciles, en las que con frecuencia se muestran sus zonas más oscuras y sus reacciones más imprevisibles. Decisiones tomadas por egoísmo o autoengaño, amigos que no lo son tanto, parejas rotas, amores juveniles, hermanos a los que la vida ha llevado por caminos opuestos, las consecuencias imprevistas y dramáticas que desencadena el tomarse la justicia por la mano. En los diez cuentos inéditos Wolf introduce temas de gran actualidad: la homosexualidad en el ejército americano, la presión de los padres sobre los profesores para que sus hijos aprueben como sea, la delincuencia en las grandes ciudades, las en ocasiones interesadas y falsas denuncias de acoso a mujeres….Todo un catálogo de temas muy diversos en unos textos escritos con gran naturalidad y verosimilitud, que componen un amplio mosaico de la sociedad estadounidense de nuestro tiempo.

Un excelente libro de relatos de uno de los grandes maestros actuales del género.

Carlos Bravo Suárez

domingo, 7 de febrero de 2010

HONG KONG EN DOS TIEMPOS

La maestra de piano. Janice Y. K. Lee. Salamandra, 2009. 348 páginas.

Hay que empezar diciendo que La maestra de piano es una novela que logró un importante éxito en Estados Unidos, donde se publicó a principios del pasado año. Tras ser traducida a varios idiomas, también está triunfando en muchos otros países. Y tal vez sea necesario aclarar que en este caso –no tiene por qué ocurrir siempre lo contrario- el éxito del libro va unido a su calidad literaria, tanto por la historia que cuenta –un relato denso, de personajes complejos, ambiciones, supervivencias y pasiones intensas– como por la manera de contarla, dosificando la intriga y manteniendo la atención del lector que va devorando sus páginas hasta su desenlace.

La novela está ambientada en Hong Kong en dos momentos históricos distintos que se van alternando ágilmente en la estructura del relato: los años de la ocupación japonesa de la entonces colonia británica durante la Segunda Guerra Mundial y los primeros años de la década de los cincuenta, cuando Hong Kong va recuperando poco a poco el esplendor perdido tras el conflicto. La novela muestra la complejidad de la sociedad hongkonesa de aquel tiempo. La variedad de razas y culturas que la componen y la tupida red de intereses y equilibrios en que se sostiene. Todo se viene abajo cuando los japoneses invaden la colonia y confinan en campos de internamiento a los británicos y a otros occidentales. Muchos de los integrantes de la minoría selecta que hasta entonces dominaba la colonia y vivía instalada en el lujo y las continuas fiestas de sociedad se ven de repente inmersos en una situación de penuria y privaciones en la que la supervivencia es el único objetivo. Y es en esos años cuando se muestra la auténtica manera de ser de unos personajes que en su mayor parte se mueven por la ambición y el egoísmo, que dejan al descubierto con su comportamiento ante la adversidad su baja catadura moral y su hipocresía. Sólo Will Truesdale –y en cierta manera Claire y Trude, aunque ésta se sirva de su belleza física para salir adelante en los tiempos difíciles- muestra una integridad que sin embargo le acabará conduciendo a la soledad y a la amargura. Mientras los ambiciosos sin escrúpulos y los hipócritas que envuelven su egoísmo en un falso patriotismo mantienen su situación de privilegio y reciben el aplauso de los otros.

Una espléndida primera novela de Janice Y. K. Lee, nacida en Hong Kong, formada en la universidad de Harvard, editora de algunas revistas en Nueva York y regresada posteriormente a su ciudad natal hoy integrada en China. Una de esas novelas que sumergen al lector en un mundo despiadado y complejo de intereses y pasiones. Una narración que desprende el aroma de los grandes relatos de siempre.

Carlos Bravo Suárez