domingo, 29 de octubre de 2017

IMPERIOFOBIA Y LEYENDA NEGRA


La profesora María Elvira Roca Barea (El Borgue, Málaga, 1966) ha publicado un sugerente y brillante ensayo sobre la propaganda contraria que han suscitado todos los imperios que a lo largo de la historia han sido y sobre la historia de la leyenda negra antiespañola, desde su creación hasta nuestros días. Un ensayo bien escrito, argumentado y documentado, pero con la carga de subjetividad que este género literario debe tener y, por lo tanto, susceptible de generar división de opiniones y controversia entre sus lectores.
Como reza su subtítulo, el libro se centra en los imperios de Roma, Rusia y Estados Unidos y, principalmente, en el Imperio Español. Además de aludir a hechos y momentos históricos diversos, la autora dedica siempre unas páginas a desentrañar el significado, la etimología y la evolución histórica de palabras y conceptos generales como imperio, leyenda negra o imperiofobia. La imperiofobia y la hispanofobia se han nutrido de ideas basadas más en sentimientos y propaganda interesada que en hechos históricos reales. Roca Barea logra, en mi opinión con acierto, desenmascarar esas falacias repetidas como mantras y enfrentarlas a los sucesos tal y como en verdad sucedieron.
El ensayo recorre también la historia de la Leyenda Negra antiespañola desde su génesis en la Italia humanista hasta nuestros días. La leyenda hispanófoba reaparece y se alimenta con nuevos matices con la conquista y colonización de América, el nacionalismo luterano, las luchas en los Países Bajos y contra Inglaterra, la exagerada visión represora de la Inquisición (hoy ampliamente revisada por la historiografía moderna), la supremacista Ilustración francesa o el final del Imperio español en el 98. Es sobre todo a partir de ese momento cuando buena parte de las élites intelectuales españolas interiorizan y asumen, toda o en parte, esa leyenda tan interesadamente propagada por los enemigos del país. Y llega hasta nuestros días la identificación de esos presupuestos negativos con lo más moderno y políticamente progresista en la mayor parte de ambientes culturales españoles. Quienes vivieron el final del imperio hispano no asumieron sus propias responsabilidades en ese desenlace, sino que prefirieron buscar a los culpables en los que construyeron dicho imperio en los siglos XVI y XVII. Ni que decir tiene que los nacionalismos que han ido surgiendo dentro de nuestro país asumieron desde el principio los presupuestos de la leyenda negra y han contribuido sin parar a que éstos siguiesen difundiéndose.
La profesora Roca Barea abarca muchos temas y recorre un largo camino histórico. Es fácil que muchos lectores no estén de acuerdo con todo lo que dice. Pretende, sobre todo, desmontar tópicos y desmentir mantras largamente repetidos, basados muchas veces en la propaganda interesada y nunca abordados, por la pereza intelectual imperante, con la seriedad y el rigor histórico necesarios. Si un mérito tiene en especial este libro, y tiene muchos, es el de atreverse a leer nuestra historia sin los complejos y tabúes habituales y rechazar con argumentos sólidos y documentación abundante las visiones convencionales y los lugares comunes producto de una repetición acrítica, incuestionada y mecánica. La autora no teme nadar contracorriente ni ser tildada de reaccionaria o poco moderna. Y a fe que no lo es en absoluto, sino todo lo contrario.
Aunque no soy historiador, creo que “Imperio y Leyenda Negra” es una magnífica aportación a los estudios históricos en nuestro país. Escrito con fluidez, amenidad, ironía y desinhibición, es una magnífica herramienta bibliográfica para el debate y la polémica. Una sacudida contra la vagancia intelectual y la inercia reiterativa y tópica que durante mucho tiempo han dominado, sin apenas excepciones, el panorama de los estudios  históricos de nuestro país.

“Imperiofobia y leyenda negra”. María Elvira Roca Barea. Siruela. Madrid. 2016. 460 páginas.


sábado, 28 de octubre de 2017

VIU-LASPUÑA: EXCURSIÓN DE RIBAGORZA A SOBRARBE DE LOS CLUBES CER, CAS Y NABAÍN




 Arriba, el grupo en Cullivert. Abajo, en la Collada de Ceresa.
 Viu
 Camino de Viu a Cullivert




 Cullivert

 Camino de Cullivert a L'Ostacho.





 Monte Perdido con zoom.
 L´'Ostacho


 Peña Solano.
 Punta Suelza con zoom
 Collada de Ceresa
 Bajada de la Collada a Ceresa




 En Casa Sidora


 Las Tres Sorores o Tres Serols, desde Laspuña después de comer.

Siguiendo una sana tradición iniciada hace unos años, los clubes Centro Excursionista Ribagorza de Graus, Club Atlético Sobrarbe de Aínsa y Nabaín de Boltaña realizamos el pasado domingo una excursión conjunta entre las localidades de Viu y Laspuña. Un itinerario que, con inicio en una población ribagorzana y final en otra sobrarbense, pretendía simbolizar la unión entre las dos comarcas vecinas y poner de manifiesto los estrechos vínculos de amistad y colaboración entre sus tres clubes excursionistas. Tras la caminata, los participantes disfrutamos de una extraordinaria comida de hermandad en el restaurante Casa Sidora de Laspuña.
Los inscritos en la actividad nos desplazamos en dos autobuses hasta la pequeña localidad ribagorzana de Viu, situada a 1.019 m. de altitud y perteneciente al municipio de Foradada del Toscar. Allí, a las 8.15 horas, iniciamos el recorrido a pie, que durante buena parte del trayecto transcurrió por el estrecho valle comprendido entre las estribaciones meridionales del macizo de Cotiella y la cara norte de la Sierra Ferrera, coronada por la Peña Montañesa en su extremo occidental. Desde Viu hasta el collado de Cullivert (1.471 m.), seguimos una pista forestal que discurre por un frondoso bosque en el que predominan los pinos. Al cabo de casi 6 Km, y tras una hora y media de caminata, llegamos a Cullivert, un claro del bosque de verdes prados donde se encuentra el refugio, no guardado, de las Neis. Aquí hicimos una parada para reponer fuerzas y hacernos una foto de grupo. A partir de este punto, la pista se convierte en sendero y sigue el PR-HU139, que se adentra en un espeso y umbrío bosque mixto, en el que el pino cede protagonismo a las hayas y los abetos.
Algo más de 6 Km después de Cullivert, y tras dejar a nuestra derecha un desvío al Brocal, llegamos al pequeño refugio de L’Ostacho, lugar con fuente donde hicimos una pequeña parada para reagruparnos. Desde aquí, quedan 2,8 Km de pista hasta alcanzar la Collada de Ceresa que, a 1.554 m., es el punto más elevado del itinerario. Realizamos allí otro breve receso para disfrutar de algunas llamativas formaciones geológicas y de espléndidas vistas del Pirineo, con Sestrales, Castillo Mayor y las Tres Sorores, o Tres Serols, como elementos más identificables y destacados. Tras hacernos una nueva foto de grupo, iniciamos el camino de bajada por un estrecho sendero en pronunciado descenso que, por bosque de pinos, corta varias veces la pista que conduce a Ceresa, población a la que llegamos poco después de las 14 horas. Desde aquí fuimos andando hasta Laspuña (725 m.) por los 2,5 Km de carretera que separan ambas localidades.
Como ya se ha dicho al inicio de esta crónica, en el restaurante Casa Sidora de Laspuña los excursionistas disfrutamos de una excelente y abundante comida que puso de manifiesto, aún más si cabe, las magníficas relaciones entre los tres clubes organizadores, que aprovecharon también la ocasión para preparar el recorrido de la nueva excursión conjunta que incluirán en sus programas de la próxima temporada.
Pasadas las 17 horas, dimos por terminado este entrañable encuentro en el que participamos 57 excursionistas y 59 comensales. Según nuestro GPS, la distancia recorrida fue de 21,6 Km, en los que invertimos seis horas y media, con una hora de paradas. El desnivel de subida fue de 773 m. y el de bajada, de 1.092 m. Volvimos a casa con la sensación de haber vivido una magnífica jornada de confraternización, compartiendo en armonía y convivencia los placeres del excursionismo y la gastronomía.

Mapa y perfil de la excursión


Artículo publicado en Diario del Alto Aragón


domingo, 15 de octubre de 2017

ACEQUIA DE SANGRE


“Acequia de sangre” es una novela histórica que recrea, de manera documentada y buscando la mayor aproximación a la verdad, los terribles días de la Guerra Civil española en Besians, una pequeña localidad ribagorzana situada en la margen derecha del río Ésera, a unos doce kilómetros de Graus, la capital de la comarca. Besians forma parte del municipio de Perarrúa, población algo más grande situada unos dos kilómetros aguas abajo del río. En 1936 el municipio, que incluía los hoy despoblados El Mon y Arués, tenía 539 habitantes, de los que aproximadamente 125 vivían en Besians, distribuidos en poco más de veinte casas.
Los  datos anteriores nos indican que estamos ante un libro de historia local que interesará, sobre todo, a los habitantes o descendientes de los pueblos que en él aparecen, que son principalmente Besians y Perarrúa. En muy segundo término aparecen Graus y Santaliestra; y mucho más secundariamente algunos otros lugares de la provincia más alejados de los citados. Todos los personajes del libro aparecen con sus nombres reales, a veces con el de la casa familiar, tan importante en estas tierras altoaragonesas.
El libro ha sido autoeditado por su autor, Víctor Esbert Tobeña (Mollet del Vallés, 1962), titulado superior en Musicología y con raíces familiares en Besians. Tras una primera edición del año anterior, en 2015 salió una segunda, revisada y aumentada, que es a la que nos referimos en esta reseña. No es un libro fácil de encontrar en la actualidad y yo mismo he podido leerlo gracias al amable préstamo de un amigo. Esbert logra mantener un tono aséptico y distante y evita en lo posible las opiniones y valoraciones personales. En notas a pie de página, indica la procedencia de sus informaciones. Su objetivo es intentar contar los hechos tal como debieron de suceder. El título del libro hace referencia al proyecto de construcción de una variante de la acequia de arriba, cuyo concurso público fue anunciado en mayo de 1933. A la hora de decidir su trazado, Besians se dividió en dos bandos bien definidos e irreconciliables. Esa división, que partió al pueblo casi por la mitad, se agudizó con el estallido de la Guerra Civil.
El libro se divide en tres partes (República, Revolución y Cotrarrevolución) y está estructurado en capítulos breves que hacen más ágil su lectura. Se trata de una novela coral o colectiva, con un gran número de personajes y sin ninguno que pueda considerarse protagonista o principal. Sin embargo, hay algunos que tienen tal vez más presencia y continuidad en el relato. Destaca el de Rufina Castro, maestra de Besians y casada con Francisco Loscertales, juez municipal y administrador de Casa Sesa, la más rica y con más tierras del pueblo y propiedad de la familia Laguna, que vivía en Huesca y en Castellflorite donde, además de en otros lugares de la provincia, también tenía posesiones. El 20 de julio de 1936, varios hombres del comité de Graus, dirigidos por Emilio Portella y acompañados por algunos miembros del comité de Perarrúa, se desplazaron hasta Besians para detener a Loscertales. Aunque Portella le aseguró que no le iba a ocurrir nada, Rufina Castro no volvió a ver a su marido. Durante y después de la contienda, la maestra no cejará en su empeño de buscar la identificación y el castigo de los autores de la detención y muerte de su marido.
El libro cuenta con detalle los episodios vividos en Besians, y en menor medida en Perarrúa, a lo largo de la Guerra Civil y el itinerario seguido por sus vecinos durante y después del terrioble enfrentamiento bélico. Especial interés tienen las páginas dedicadas a Graus, a la composición de su comité revolucionario, al hacinamiento de sacerdotes de toda la comarca prisioneros en la cárcel habilitada en el antiguo colegio de los jesuitas, a su posterior fusilamiento en las tapias del cementerio, a la detención de un buen número de comerciantes del pueblo, a la manifestación de mujeres pidiendo su liberación o a la posterior matanza de esos comerciantes en El Grado en octubre de 1936.
“Acequia de sangre” es una microhistoria de nuestra guerra civil. Un relato local y comarcal de la sinrazón y la barbarie que presidieron aquellos infaustos días del pasado.
“Acequia de sangre”. Víctor Esbert. Edición del autor. 2015 (2ª edición). 234 páginas.


domingo, 1 de octubre de 2017

SEIS CUENTOS DE ADAM JOHNSON


Adam Johnson (Dakota del Sur, 1967) es una de las figuras emergentes de la nueva literatura norteamericana. Con su novela “El huérfano”, ambientada en Corea del Norte y publicada en España en 2015 por Seix Barral, logró el prestigioso Premio Pulitzer en 2013. En 2015, ganó el National Book Award con su libro de relatos “George Orwell fue amigo mío”, que a principios de 2017 también publicó en España Seix Barral con traducción de Carles Andreu. No son dos libros de literatura fácil ni comercial, sino más bien de vocación minoritaria, lo cual aumenta el mérito del autor. Johnson ha publicado otro libro de relatos, “Emporium”, que esperamos sea pronto editado en España.
George Orwell fue amigo mío” contiene seis cuentos de mediana extensión, unas cincuenta páginas por relato. Son narraciones densas y algo oscuras, profundas y ambiguas, de gran calidad literaria y estructura abierta a diferentes interpretaciones. Transcurren en distintos lugares de la geografía estadounidense y mundial y están ligados a temas de actualidad y a episodios históricos recientes. Se inscriben en cierta medida en la reciente tradición americana del llamado realismo sucio, encarnado principalmente por Raymond Carver. Sin embargo, además de ser relatos más extensos, están dotados de originalidad propia y de una mayor experimentación literaria.
El libro se inicia con el relato “Nirvana” cuyo título, aunque con cierta ambigüedad, hace referencia al famoso grupo de rock liderado por Kurt Kobain. Los protagonistas son una pareja que vive en Palo Alto (California). La mujer sufre una parálisis progresiva y desea suicidarse; el marido, que narra la historia en primera persona, trabaja para una empresa que se dedica a amenazar a usuarios de Facebook para que eliminen determinados comentarios negativos y ha creado un presidente de Estados Unidos virtual con el que se pueden entablar conversaciones. El contraste entre el avance de la tecnología en ese plano y la enfermedad física y depresiva de la mujer compone un relato paradójico y, a pesar de ciertas gotas de ironía, de tono final triste y desencantado. “Huracanes anónimos” está ambientado en Luisiana tras el paso de los huracanes Katrina y Rita y también presenta problemas familiares y una enfermedad terminal. De nuevo el cáncer aparece en Datos interesantes”, narrado, en un tono aparentemente más ligero e irónico, por una mujer que ha sobrevivido a la enfermedad. “George Orwell fue amigo mío”, relato que da título al libro, está narrado por un antiguo director de una prisión de la Stasi en Berlín que ahora, tras la caída del muro, es objeto de visitas turísticas guiadas. La ex prisionera que hace de guía y el ex director, ahora jubilado, ofrecen diferentes versiones sobre la vida en la prisión en los duros años del comunismo. “Pradera oscura” es el más inquietante y oscuro de los cuentos del libro. Su narrador es un experto informático que parece debatirse entre las técnicas cibernéticas para detectar archivos pornográficos prohibidos y sus propias pulsiones pornográficas ocultas. Cierra el libro “La sonrisa de la fortuna”, protagonizado por varios ciudadanos norcoreanos que han escapado a Corea del Sur, pero tampoco en este país opulento y desarrollado parece que hayan encontrado la felicidad.
George Orwell fue amigo mío” es un espléndido libro de relatos. Posiblemente de lo mejor que se ha publicado recientemente en este género en nuestro país. Son seis magníficas narraciones que absorben al lector, que dejan poso y crean inquietud, que presentan visiones y perspectivas distintas de las cosas y de unos mismos hechos, que combinan con maestría el humor y la tragedia, la ironía y el dolor. Estaremos a la espera de la edición en nuestra lengua de nuevas obras de este destacado y original narrador estadounidense, que con tanta fuerza ha irrumpido en el panorama literario actual.
George Orwell fue amigo mío. Adam Johnson. Traducción de Carles Andreu. Seix Barral. 2017. 306 páginas.