domingo, 24 de junio de 2012

EL CAMARERO DETECTIVE



                  La brisca de cinco. Marco Malvadi. Destino. 2011. 174 páginas.

No hay duda de que la novela italiana está viviendo un buen momento en toda Europa y también en España. Además de los ya consagrados, son muchos los nuevos escritores de aquel país cuyos libros están siendo traducidos al español. Uno de ellos es Marco Malvadi (Pisa, 1974), cuya primera novela, La brisca de cinco, fue editada el pasado año por Destino, editorial que anuncia la próxima aparición de El juego de las tres cartas y El rey de los juegos, las otras dos narraciones que componen la que se conoce como trilogía del barLume. Malvani es también autor de una novela histórica que también será publicada próximamente en nuestro país.

La brisca de cinco es una breve novela negra que se aparta de muchos de los estereotipos del género policiaco. Para empezar, se trata de un relato que transcurre en un pequeño pueblo de la costa del Tirreno donde, aparte los turistas estivales extranjeros, todo el mundo se conoce y, en gran medida, se controla. Uno de los bares más populares de Pineta, que así se llama el pueblo, es el barLume, cuyo propietario Massimo es un singular y algo excéntrico personaje que ha estudiado matemáticas y regenta su local ayudado por una exuberante camarera llamada Tiziana. Una madrugada, cuando Máximo acaba de abrir su bar, en el interior de un contenedor de basura próximo es encontrado el cadáver de una joven perteneciente a una rica familia del pueblo. El engreído y malhumorado policía local Fusco se hace cargo del caso deteniendo al que parece principal sospechoso del asesinato de la muchacha, quien llevaba al parecer una vida sexual bastante ajetreada y prolífica.

El barLume (juego de palabras porque en italiano “barlume” significa “destello” y “lume” significa “luz”) es el principal escenario de la novela. Allí se reúnen unos cuantos parroquianos entre los que destaca un grupo de cachondos jubilados, muy  aficionados al cotilleo local, a quienes enseguida interesan todas las noticias relacionadas con el asesinato de la atractiva muchacha. Por otro lado, Máximo, que fue uno de los descubridores del cadáver, no puede dejar de aplicar su inquieta mente matemática y deductiva a la resolución del extraño caso.

De todo ello sale una novela negra diferente y atípica, muy cercana al lector y de lectura rápida, entretenida y amena. Cierto es que se trata ante todo de una comedia ligera sin más pretensión que, con una considerable carga crítica de fondo, hacer pasar un rato agradable a quien la lea. No es poca cosa que el libro consiga alcanzar con creces ese loable objetivo.

Carlos Bravo Suárez

domingo, 17 de junio de 2012

EL JUGLAR Y LA DAMA


Ava parió un lobezno.  Marisa García Viñals. Editorial Milenio. 2012. 264 páginas.

En el año 2007, Marisa García Viñals  -nacida en La Seo de Urgel, residente en Lérida y con casa en la pequeña localidad ribagorzana de Sos en el valle de Benasque-  publicó su primera novela Voces tras las sombras, a la que dediqué en su momento un extenso artículo en este diario. Se trataba de una narración de corte histórico que tenía como principal protagonista a la condesa Mayor, nacida en Castilla, venida a Ribagorza para contraer matrimonio y retirada finalmente en la Sositania, un pequeño territorio situado en la parte más septentrional del entonces incipiente condado ribagorzano. En la nueva novela de García Viñals es la también condesa Ava, madre de Mayor, quien se convierte en la protagonista indirecta del relato.

Ava parió un lobezno, cuyo subtítulo aclaratorio es Esplendor y caída de una condesa ribagorzana en Castilla, cuenta la vida de esta interesante y enigmática mujer que en el año 965 se casó en la catedral de Roda de Isábena con el conde castellano García Fernández, hijo del mítico Fernán González y llamado “el de las bellas manos” en cantares y romances. No le fueron demasiado bien las cosas a Ava en tierras de Castilla, donde -mujer y forastera- dio lugar a una leyenda que la acusaba de traicionar a su marido, querer envenenar a su hijo Sancho y estar en connivencia con el caudillo musulmán Almanzor, azote en aquel tiempo de los territorios cristianos del norte.

Ante el entusiasmo de la concurrencia, los juglares castellanos cantaban por pueblos y castillos la famosa “leyenda de la condesa traidora”. Así lo hace al inicio de la novela Cardelle de Albelda, un juglar conocido por su ironía socarrona, su picardía y su ingenio inagotable. Una misteriosa dama que se oculta entre la audiencia se atreve a contradecir las palabras del juglar y a ofrecerle su propia versión de unos hechos que parece conocer de primera mano. La novela se convierte así en un largo diálogo, con sucesivos encuentros y peripecias varias, entre el chistoso juglar y la enigmática y elocuente dama. Se contraponen de esta manera las dos versiones de la misma historia: la juglaresca y legendaria, que convierte a la condesa Ava en el chivo expiatorio de los males de Castilla frente al poderoso Almanzor, y la versión, probablemente más acorde con la verdad, que presenta a una condesa más proclive al pacto y menos belicosa que su marido y, desde luego, con voz e iniciativa propias frente al poder y las ansias guerreras de éste.

Como ya hiciera en Voces tras las sombras, Marisa García Viñals ha llevado a cabo en Ava parió un lobezno un muy meritorio trabajo de documentación histórica, proporcionando a todo ese caudal de informaciones sobre la historia castellana de finales del primer milenio un entretenido y ameno formato de novela. Hay en ésta algunos chispeantes diálogos, una relación que progresa lentamente con el propio relato, un misterio y una intriga que no se desvelan hasta el último momento, y, como ya se ha dicho, una lograda ambientación histórica que se pone de manifiesto tanto en las referencias a los acontecimientos de la época y a la geografía en que éstos suceden como en el uso de un vocabulario repleto de refranes y ocurrentes y variadas expresiones populares.

Carlos Bravo Suárez

domingo, 10 de junio de 2012

EL PRIMER MODIANO


                                           
             Trilogía de la Ocupación. Patrick Modiano. Anagrama. 2012. 376 páginas.
           
Trilogía de la Ocupación reúne en un solo libro las tres primeras novelas del gran novelista francés Patrick Modiano. El lugar de la estrella, La ronda nocturna y Los paseos de circunvalación fueron publicadas originalmente en Francia en 1968, 1969 y 1972 respectivamente, y supusieron la carta de presentación de un joven de poco más de veinte años que se mostraba ya como un narrador deslumbrante.

Aunque las tres novelas habían sido editadas hace años en España, no resultaban hoy fáciles de encontrar. Su reciente publicación permitirá a muchos lectores descubrir los orígenes narrativos de Modiano, en los que ya aparecen algunas de las constantes y temas recurrentes de su singular universo narrativo.

Los tres relatos de la trilogía están ambientados en los convulsos años de la ocupación de Francia por los nazis, un periodo histórico al que Modiano ha vuelto una y otra vez en sus novelas posteriores. Nacido en 1945, hijo de un oscuro negociante judío y de una actriz belga que apenas se preocuparon por él en su infancia, el escritor no vivió directamente esos años de la ocupación. Sin embargo, por sus orígenes familiares y el conocimiento de algunas posibles actividades de su padre, se considera en cierto modo hijo de aquel periodo convulso, en el que muchos franceses colaboraron directamente con los invasores e intentaron sacar provecho de la nueva situación.

El lugar  de la estrella narra la historia de un judío cínico y tornadizo que no duda en denunciar a los suyos para mantener su posición. Atendiendo al título original, la novela debería haber sido traducida como La plaza de la estrella, jugando con la ambigüedad del nombre de una plaza parisina y el lugar donde los judíos era obligados por los nazis a lucir una estrella que permitiera identificar su condición.

La ronda nocturna es un espléndido relato narrado en primera persona por un joven delator que practica el doble juego, dejándose llevar por la situación y sin aparentes problemas de conciencia. Citando a Paul Morand,  José Carlos Llop escribe acertadamente en el prólogo de Trilogía de la Ocupación que La ronda nocturna es un relato que se mueve “entre el realismo y la realidad poética”.

En Los paseos de circunvalación Modiano inaugura otro de sus temas posteriores: la búsqueda de ese padre de negocios turbios que lo abandonó de niño. Una caterva de tipos oportunistas y aprovechados puebla esta magnífica novela ambientada en los bulevares de las afueras de París.

Para quienes somos fieles lectores de Modiano, la publicación de Trilogía de la Ocupación supone sin duda un  impagable regalo literario.

Carlos Bravo Suárez

domingo, 3 de junio de 2012

BESIANS, EL PUENTE MEDIEVAL Y LA IGLESIA DE LA VILA







La pequeña población ribagorzana de Besians se sitúa en la margen derecha del río Ésera, a doce kilómetros de Graus por la carretera A-139. Junto a la vecina Perarrúa, situada unos tres kilómetros aguas abajo, forman un pequeño municipio que limita por el sur con el de Graus y por el norte con el de Santaliestra y San Quílez.

El pequeño caserío de Besians se agrupa en torno a una plaza de forma casi cuadrangular de la que hace unas décadas le fue extirpada su iglesia parroquial. Fue ésta sustituida por un moderno y funcional edificio religioso situado a la entrada del pueblo. A éste se accede por un moderno puente de hormigón que atraviesa las aguas del río Ésera. Unos metros más al sur de este moderno acceso, queda el precioso puente medieval que constituyó durante siglos el paso obligatorio a la localidad desde la orilla izquierda del río Ésera.

El puente medieval de Besians es uno de los más bonitos de nuestra provincia. Con un perfil de lomo de asno, tiene cuatro ojos y unos cuarenta y cinco metros de longitud. Probablemente sería construido en el siglo XIII y sufriría algunas modificaciones en el XVIII. Tiene un gran ojo central, de arco algo apuntado, y tres laterales mucho más pequeños, dos de ellos situados en la margen izquierda de río. Esta diferencia entre el ojo central y los laterales proporciona al puente una considerable inclinación y acentúa su perfil alomado. Su calzada empedrada es algo más estrecha que la de otros puentes de la época.

Una de las singularidades del puente de Besians es tener un número par de ojos. La mayoría de los puentes medievales solían tener un número de ojos impar. Esto ocurría porque se intentaba evitar tener que levantar un pilar en el centro del río, donde la profundidad es mayor y la corriente suele ser más rápida. Al ser asimétrico, el puente de Besians también evita esa circunstancia. Su asimetría se debe a la necesidad de adaptarse a las características del terreno y buscar anclaje lateral en los extremos de dos salientes rocosos de sus orillas, uno de los cuales, el izquierdo, queda algo más arriba que el otro.

El puente de Besians está íntegramente construido de piedra. Los sillares mejores y más grandes se colocaron en los pilares, mientras que las piedras más pequeñas se pusieron en la parte más alta del puente. Los arcos fueron trazados con dovelas muy estrechas y alargadas. Los pilares están protegidos por tajamares con forma triangular, algo más pronunciados los de la parte septentrional para cortar mejor el agua y evitar de manera más eficaz sus frecuentes embestidas. El haber permanecido tantos siglos en pie, sobreviviendo a numerosas riadas y crecidas, da una idea de la habilidad con que fue construido este puente que, además, resulta enormemente atractivo desde el punto de vista estético. Sus constructores supieron conjugar eficacia y belleza de una manera admirable.

En un altozano situado un poco más al oeste del actual Besians, se encuentra el pueblo antiguo y original conocido como la Vila. Allí, junto a varias casas arregladas en los últimos años, se levanta la iglesia románica de San Juan Bautista y, en este mismo lugar, se encontraba antiguamente el castillo medieval de la localidad del que quedan aún algunos restos.

A la Vila se puede acceder por una pista que se toma a las afueras de Besians en dirección al norte o por un sendero peatonal empinado y corto que arranca del extremo sur del pueblo. En un cerro próximo pueden verse las ruinas de la antigua casa Sesa, durante mucho tiempo la más rica y pudiente de la localidad.

Según Manuel Iglesias Costa, el castillo de Besians sería a principios del siglo XI la primera de las fortalezas cristianas del valle del Ésera, enfrentada a muy escasa distancia con el castillo inicialmente musulmán de Perarrúa. La primera cita histórica documentada de Besians data del año 908, cuando el presbítero Malangeco donó una viña de esta población al monasterio de Obarra, al que pertenecía el cercano cenobio de Esvu, posteriormente conocido como San Martín de Caballera. La villa quedó adscrita a la catedral de Roda de Isábena por concesión del rey Pedro I, en ofrenda para implorar la curación de su hijo homónimo, a principios del siglo XII. Sin embargo, el castillo y la iglesia de San Juan Bautista quedaron excluidos de esta concesión. En el siglo XVI es tenente del castillo Ramón de Mur de Pallaruelo y la iglesia de San Juan pasa a pertenecer al obispado de Barbastro.

La iglesia de San Juan Bautista de Besians es una magnífica construcción de origen románico con varios añadidos posteriores. Precisamente la nave rectangular románica, con su magnífica bóveda asimétrica y su ábside orientado al este, fue restaurada y consolidada hace sólo unas décadas. Tiene dos reducidas capillas laterales y una pequeña cripta bajo el altar. La puerta original de entrada estaría en el muro meridional, junto a la base de la torre campanario.

Ha quedado en ruina y fuera de la reciente consolidación del edificio la parte que a éste le fue añadida hacia poniente, en el siglo XVI o tal vez más tarde, para abrir una nueva puerta de entrada y construir un coro hoy ya desaparecido. También la torre campanario quedó sin consolidar y avanza hacia la ruina, pudiendo dañar con ella a la nave abovedada del templo. Es probable que sea el peso de la torre la causa de la extraña asimetría que presenta la bóveda de la iglesia. Además, sobre el lado meridional de ésta, cerca del inicio del ábside, y precisamente en la zona del campanario, cae desde hace unos años una gotera que produce una visible mancha de humedad que podría dañar de manera irreversible la techumbre de la nave si no se le pone pronto remedio.

La iglesia de San Juan Bautista es por sus dimensiones y su composición un templo de cierta envergadura e importancia, por encima de las características más populares de la mayoría de las construcciones románicas de la zona. Aunque no hay datos que permitan fecharla con exactitud, sería probablemente construida a principios del siglo XII, tal vez sobre la base de una construcción castrense anterior más sencilla y de menores dimensiones.

Besians, con su caserío moderno reposando tranquilo junto al río Ésera, su hermosísimo puente medieval y la iglesia románica de San Juan Bautista en lo alto de la Vila, presenta suficientes atractivos para ser un lugar merecedor de una detenida y provechosa visita.

Carlos Bravo Suárez.

Artículo publicado hoy en Diario del Alto Aragón.

Imágenes: Panorámica de Besians, puente medieval e iglesia de San Juan Evangelista de la Vila –exterior  e interior y vista desde abajo.

INTRIGA EN EL PIRINEO FRANCÉS


Bajo el hielo. Bernard Minier. Roca Editorial. 2011. 570 páginas.

Aunque por su portada y su título, Bajo el hielo pueda parecer otra novela negra más ambientada en algún país nórdico o escandinavo, se trata de un notable thriller policiaco cuya acción transcurre en el Pirineo francés, lugar donde su autor, Bernard Minier, un agente de aduanas de 51 años, pasó su infancia. Con esta obra, que constituye su debut en la narrativa, Minier ha conseguido un considerable éxito y algunos importantes premios en Francia y otros países europeos.

Bajo el hielo  -Glacé en su título original francés-  es una novela negra que consigue aunar una trama compleja y bien trabada con un destacado desarrollo de algunos de los personajes que protagonizan el relato. Éste transcurre en las vísperas navideñas del año 2008 en una pequeña población pirenaica gala llamada Saint-Martin-de-Comminges, nombre inventado y tomado sin duda del existente y real Saint Bertrand de Comminges. El paisaje pirenaico, espléndidamente descrito por Minier, adquiere en todo momento un carácter opresivo y hostil, en acertada consonancia con una narración permanentemente envuelta en una atmósfera de miedos profundos e inquietantes misterios.

La novela se inicia con la extraña aparición de un caballo decapitado en lo alto de una central hidroeléctrica situada a dos mil metros de altura. El caballo pertenecía al hombre más rico e influyente de la comarca, que moverá todos los hilos para forzar un amplio despliegue policial que permita resolver el caso. Poco después aparecen los cadáveres de dos conocidos habitantes de Saint Martin que han sido asesinados en similares circunstancias. A las afueras del lugar existe un instituto psiquiátrico donde se hallan recluidos algunos de los peores asesinos procedentes de diversos países de Europa. Algunas pistas llevarán a relacionar estos macabros asesinatos con este siniestro y solitario lugar y también con unos extraños suicidios de adolescentes ocurridos quince años antes en la región.

Entre los muchos y bien construidos personajes de la novela destaca Martin Servaz, el principal investigador al que le es asignado el caso. Un hombre culto, de escasa forma física, recién separado y muy preocupado por las relaciones de su hija adolescente. Servaz puede resultar un poco chapado a la antigua frente a la modernidad en vestimenta, gustos musicales y hábitos sexuales de muchos de sus compañeros y compañeras policías. Interesante resulta también el personaje de Diane Berg, una joven psicóloga que llega al instituto psiquiátrico donde va a descubrir extrañas situaciones y a encontrarse con prácticas psiquiátricas que creía ya superadas.

Bajo el hielo es un thiller muy bien construido, como un gran puzzle de numerosas y variadas piezas que finalmente, y de una forma inesperada y sorprendente, acaban encajando con precisión en los nevados y majestuosos paisajes pirenaicos.

Carlos Bravo Suárez