A las diversas ediciones
anteriores de “El viaje de Egeria” –a veces denominada Heteria o con otras
variaciones onomásticas similares–, se sumó el pasado año una magnífica y
actualizada edición de Carlos Pascual para la editorial La Línea del Horizonte.
Pascual es escritor e infatigable viajero, autor de una docena de libros y de
innumerables artículos periodísticos en las mejores revistas de viajes
españolas e internacionales, por los que ha recibido importantes premios y
reconocimientos. Además de escribir un magnífico y documentado prólogo, él ha
sido también el traductor al castellano de un texto escrito originariamente en el latín vulgar de
los estertores del Imperio. Una traducción que, al igual que la introducción y
las notas, actualiza la que él mismo realizó en 1994 para la Editorial Laertes,
que ahora presenta renovada, ampliada y revisada en esta nueva edición de La
Línea del Horizonte.
“El viaje de Egeria” pasa por ser el primer libro de
viajes escrito en el espacio geográfico que más tarde se convirtió en España. Fue escrito por una mujer, procedente de
la provincia de Gallaecia (la actual Galicia dentro de la Hispania romana de
la época) que, a finales del siglo IV, realizó un largo viaje de tres años a
Tierra Santa. En su extenso prólogo, Carlos Pascual aporta muchos datos e
informaciones para la datación del libro y la identificación de la viajera que
lo escribió.
Se trata de un
texto redactado en el siglo IV, copiado en el siglo XI por un monje de la
abadía de Montecasino y recuperado en
1884 en una biblioteca italiana. Por diversas
referencias del texto, el viaje ha podido fecharse, con bastante posibilidad de
acierto, entre los años 381 y 384. Egeria es una mujer hispana de alto linaje que,
siguiendo una tradición iniciada por Santa Helena, y al parecer no demasiado
infrecuente entonces entre mujeres de buena posición social y económica,
realiza un viaje a los lugares bíblicos de Tierra Santa. Aprovecha un momento
de paz en el Imperio, poco antes de su derrumbe, y la magnífica red de calzadas
romanas que lo surcan, así como la protección militar que se le proporciona
desde los diferentes puestos de guardia del itinerario. Egeria relata en
primera persona la relación de lugares que visita y las impresiones que le
producen, dirigiéndose a unas señoras y hermanas que han quedado en la lejana
tierra común. Se ha pensado que la viajera pudiera ser una monja, pero el
editor descarta esa posibilidad y considera que esas “dominae et sórores” a
las que se refiere equivaldrían más bien a unas “respetables o queridas
amigas”.
Como escribe Carlos Pascual, estamos
posiblemente ante “el primer libro español de viajes”. “Porque aunque fuera
redactado con otros propósitos, concretamente desde la piedad religiosa, lo
cierto es que el texto de Egeria constituye un auténtico diario de ruta, que
anticipa en bastantes siglos lo que algunos exploradores medievales
convertirían en género literario, y no digamos los viajeros románticos, mucho
después. Incluso el vehículo formal de sus observaciones y anotaciones –y la
forma epistolar– es un molde adoptado por escritores viajeros de todas las
épocas”. Se trata de un largo periplo que atravesó todo el mundo civilizado, de
extremo a extremo. El texto de Egeria se divide en dos partes. En la primera,
se describe su recorrido geográfico; la segunda es una detallada descripción de
la liturgia de la época en Jerusalén y los lugares santos. Solo la primera se
incluye en la edición que aquí reseñamos. Y en ella falta la primera parte,
pues el texto conservado se inicia con la ascensión de Egeria al monte Sinaí. Las
numerosas notas de la edición nos aportan información sobre los diversos
lugares visitados y sus nombres actuales. En 384 Egeria abandona
definitivamente Jerusalén, desde donde ha hecho numerosas excursiones, e inicia
su regreso hacia Constantinopla dando un rodeo por Mesopotamia, provincia más
oriental del Imperio. En Constantinopla, y de manera un tanto abrupta, termina
la narración de su relato. Promete seguir enviando noticias y pide a sus amigas
que, “esté viva o muerta”, no se olviden de ella.
Carlos Pascual ha hecho una
traducción literal del texto originario, aunque con algunas licencias para
evitar el lenguaje tal vez demasiado coloquial y a veces reiterativo de Egeria.
El texto conservado de la viajera hispana resulta quizás demasiado breve y
esquemático, pero queda ampliamente explicado y sólidamente apoyado por una
magnífico y didáctico estudio preliminar que aporta interesantes informaciones
sobre este relato sin duda pionero en el género de la literatura de viajes.
“Viaje de Egeria. El primer relato de una viajera hispana”. Edición de Carlos
Pascual. La Línea del Horizonte. 2017. 160 páginas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario