sábado, 12 de mayo de 2018

EL VIAJE DE EGERIA


A las diversas ediciones anteriores de “El viaje de Egeria” –a veces denominada Heteria o con otras variaciones onomásticas similares–, se sumó el pasado año una magnífica y actualizada edición de Carlos Pascual para la editorial La Línea del Horizonte. Pascual es escritor e infatigable viajero, autor de una docena de libros y de innumerables artículos periodísticos en las mejores revistas de viajes españolas e internacionales, por los que ha recibido importantes premios y reconocimientos. Además de escribir un magnífico y documentado prólogo, él ha sido también el traductor al castellano de un texto  escrito originariamente en el latín vulgar de los estertores del Imperio. Una traducción que, al igual que la introducción y las notas, actualiza la que él mismo realizó en 1994 para la Editorial Laertes, que ahora presenta renovada, ampliada y revisada en esta nueva edición de La Línea del Horizonte.

“El viaje de Egeria” pasa por ser el primer libro de viajes escrito en el espacio geográfico que más tarde se convirtió en España. Fue escrito por una mujer, procedente de la provincia de Gallaecia (la actual Galicia dentro de la Hispania romana de la época) que, a finales del siglo IV, realizó un largo viaje de tres años a Tierra Santa. En su extenso prólogo, Carlos Pascual aporta muchos datos e informaciones para la datación del libro y la identificación de la viajera que lo escribió.

Se trata de un texto redactado en el siglo IV, copiado en el siglo XI por un monje de la abadía de Montecasino y recuperado en 1884 en una biblioteca italiana. Por diversas referencias del texto, el viaje ha podido fecharse, con bastante posibilidad de acierto, entre los años 381 y 384. Egeria es una mujer hispana de alto linaje que, siguiendo una tradición iniciada por Santa Helena, y al parecer no demasiado infrecuente entonces entre mujeres de buena posición social y económica, realiza un viaje a los lugares bíblicos de Tierra Santa. Aprovecha un momento de paz en el Imperio, poco antes de su derrumbe, y la magnífica red de calzadas romanas que lo surcan, así como la protección militar que se le proporciona desde los diferentes puestos de guardia del itinerario. Egeria relata en primera persona la relación de lugares que visita y las impresiones que le producen, dirigiéndose a unas señoras y hermanas que han quedado en la lejana tierra común. Se ha pensado que la viajera pudiera ser una monja, pero el editor descarta esa posibilidad y considera que esas “dominae et sórores” a las que se refiere equivaldrían más bien a unas “respetables o queridas amigas”.

Como escribe Carlos Pascual, estamos posiblemente ante “el primer libro español de viajes”. “Porque aunque fuera redactado con otros propósitos, concretamente desde la piedad religiosa, lo cierto es que el texto de Egeria constituye un auténtico diario de ruta, que anticipa en bastantes siglos lo que algunos exploradores medievales convertirían en género literario, y no digamos los viajeros románticos, mucho después. Incluso el vehículo formal de sus observaciones y anotaciones –y la forma epistolar– es un molde adoptado por escritores viajeros de todas las épocas”. Se trata de un largo periplo que atravesó todo el mundo civilizado, de extremo a extremo. El texto de Egeria se divide en dos partes. En la primera, se describe su recorrido geográfico; la segunda es una detallada descripción de la liturgia de la época en Jerusalén y los lugares santos. Solo la primera se incluye en la edición que aquí reseñamos. Y en ella falta la primera parte, pues el texto conservado se inicia con la ascensión de Egeria al monte Sinaí. Las numerosas notas de la edición nos aportan información sobre los diversos lugares visitados y sus nombres actuales. En 384 Egeria abandona definitivamente Jerusalén, desde donde ha hecho numerosas excursiones, e inicia su regreso hacia Constantinopla dando un rodeo por Mesopotamia, provincia más oriental del Imperio. En Constantinopla, y de manera un tanto abrupta, termina la narración de su relato. Promete seguir enviando noticias y pide a sus amigas que, “esté viva o muerta”, no se olviden de ella.

Carlos Pascual ha hecho una traducción literal del texto originario, aunque con algunas licencias para evitar el lenguaje tal vez demasiado coloquial y a veces reiterativo de Egeria. El texto conservado de la viajera hispana resulta quizás demasiado breve y esquemático, pero queda ampliamente explicado y sólidamente apoyado por una magnífico y didáctico estudio preliminar que aporta interesantes informaciones sobre este relato sin duda pionero en el género de la literatura de viajes.

“Viaje de Egeria. El primer relato de una viajera hispana”. Edición de Carlos Pascual. La Línea del Horizonte. 2017. 160 páginas.


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