domingo, 12 de marzo de 2023

HIJOS DE LA FÁBULA

Tras la larga y exitosa “Los vencejos”, publicada en 2021, Fernando Aramburu  (San Sebastián, 1959) vuelve al tema vasco en su nueva novela “Hijos de la fábula”. Pero no lo hace con la amplia visión que mostraba el completo y enfrentado fresco de la sociedad vasca de los años de plomo en “Patria” (2016), ni con el crudo realismo ni el dramatismo intenso de aquel extraordinario libro de relatos titulado “Los peces de la amargura” (2006) o de la magnífica novela “Años lentos” (2012), sino que lo hace esta vez desde un enfoque humorístico y paródico, aunque tampoco exento de una subyacente y aguda crítica política y social.

“Hijos de la fábula”, publicada también por Tusquets, es un divertimento narrativo, una divertida parodia sobre dos jóvenes vascos que, cuando en 2011 ETA declara su abandono definitivo de la lucha armada, ellos, recién ingresados en la organización y absolutamente absortos en su ensoñación patriótica, deciden continuar por su cuenta la lucha por la liberación del pueblo vasco. Asier y Joseba están escondidos en una granja del sur de Francia, regentada por una extraña pareja de granjeros, cuando reciben la noticia de la renuncia de ETA a la lucha armada. Más vascos que nadie, ven en esa decisión una traición a la causa y deciden crear una nueva organización armada que continúe la inaplazable contienda.

Con la lluvia de fondo, en su viaje conocerán a un paisano vasco, antiguo etarra, y a dos chicas, una francesa de pocas palabras y otra de origen español, que se ofrecen a acompañarlos a Zaragoza, donde transcurre parte de la novela. Se suceden las escenas divertidas, cargadas de humor y de ironía, aunque con un acento global de tragicomedia. Los dos jóvenes adquieren ecos cervantinos, con diálogos tan cómicos como los del Quijote y Sancho. O como los del Gordo y el Flaco. Uno asumirá el papel de jefe y disciplinado ideólogo de la ortodoxia militante más fanática y el otro el de obediente subalterno que apenas se atreve a contradecir a su compañero. El viaje en que se convierte la novela tiene un final tan bien traído como, sólo quizás en parte, sorprendente y demoledor.

Uno de los aspectos destacados de la novela es su economía verbal y narrativa. El uso de la frase breve es llevado casi el extremo. Abundan los participios pasados y presentes (“volvió al camino rasguñado, renegante”, “desayunante, untador de mermelada”). La narración adquiere así un ritmo rápido, veloz, a veces desenfrenado. Y el lector, bien agarrado por la historia, realiza el viaje con los protagonistas casi sin darse cuenta, con la agilidad de una lectura amena y fácil.

Desde luego el aspecto principal de la novela es la parodia, el sarcasmo y el sentido del humor. Un humor ácido y cáustico, cargado de crítica a unos jóvenes obnubilados y seducidos por la violencia, víctimas del dogmatismo más fanático y de la ensoñación febril del patriotismo extremo. Hijos de la fábula. El propio Aramburu ha expresado que a la hora de conformar a los dos protagonistas se veía a sí mismo “como un funambulista caminando por un delgado alambre, siempre con el peligro de caer hacia el exceso de parodia o podía caer hacia el otro lado de manera que asomase cierto aspecto heroico en ellos”. El autor vasco logra en buena medida el equilibrio pretendido, pero si la historia bascula hacia algún lado es, sin duda, hacia el de la burla y la parodia.

Aunque, en mi opinión, “Hijos de la fábula”, no está a la elevada altura de las obras de tema vasco del autor antes citadas, la novela no está nada mal y, desde luego, se lee con agrado y diversión y su lectura dibuja en muchos momentos una sonrisa irónica y divertida en la cara del lector. Tal vez podría decirse, sin embargo, como subraya el crítico Javier García Recio, que “Hijos de la fábula” es la cara B de “Patria”, pues “si en esta honraba y ennoblecía a las víctimas, ahora expone lo esperpéntico de aquellos torturadores, retratando a dos epígonos que convierten en ridícula cada gesta que intentan." 

Y, al final, podría decirse que, una vez desmoronada la fábula tan ciegamente construida, estos aprendices de guerreros quedan retratados con  sus miserias personales y condenados a enfrentarse a la fragilidad de lo cotidiano y a darse de bruces con la realidad. 

“Hijos de la fábula”. Fernando Aramburu. Tusquets Editores. 2023. 320 páginas.

 

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