El
lingüista y filólogo francés Jean-Joseph Saroïhandy (1867-1932) es considerado
el descubridor científico de la lengua aragonesa. Durante más de treinta años,
desde 1896 hasta 1932, recorrió las dos vertientes de los Pirineos para
estudiar y recoger materiales sobre los idiomas vasco, aragonés, catalán y
occitano. En sus vacaciones estivales, a pie o en caballería, visitó multitud
de pueblos y aldeas en busca de materiales lingüísticos que le permitieran
conocer, estudiar y comparar las diferentes hablas vivas de la cordillera
pirenaica. La gran cantidad de fichas y materiales recogidos en sus trabajos de
campo le sirvieron para escribir algunos artículos en diversas publicaciones filológicas
francesas de su tiempo. Esperaba alcanzar la edad de jubilación para poder
elaborar trabajos más ambiciosos y completos. Sin embargo, la muerte le
sobrevino en 1932 antes de poder llevar a cabo sus proyectos, y sus materiales,
notas y apuntes quedaron olvidados en la Biblioteca Interuniversitaria de
Burdeos sin que nadie se preocupara por ellos. En los últimos tiempos, algunos
estudiosos aragoneses y catalanes se han interesado por esa valiosa
documentación lingüística.
El más
interesante de los trabajos sobre el filólogo francés sigue siendo "Misión lingüística en el Alto Aragón",
publicado por la editorial Xordica en el año 2005. Se trata de una edición a
cargo de Oscar Latas Alegre (Sabiñánigo, 1968), licenciado en Geografía e
Historia, con prólogo de Artur Quintana i Font, profesor de la Universidad de
Heidelberg. Abre la primera parte de "Misión lingüística en el Alto
Aragón" un inventario del amplio legado aragonés perteneciente al fondo de
Burdeos, constituido por 70 paquetes de fichas y 26 cuadernos de campo. Se
transcriben varias notas biográficas sobre el lingüista francés, algunas de
ellas escritas por colegas suyos, en algún caso como reseñas necrológicas tras
su fallecimiento. Se cita a continuación la bibliografía de los ocho artículos
que Saroïhandy publicó en vida sobre Aragón y el aragonés, y se traducen tres
de ellos inéditos en España. Se citan los apuntes que el filólogo utilizó para
sus clases de aragonés en el Collège de France entre 1920 y 1924: se transcribe
la lección inaugural del curso y se resumen los apuntes utilizados en las demás
sesiones. Se cierra la primera parte del libro con algunas referencias a los
criterios de Saroïhandy sobre la delimitación lingüística de Aragón y a su
inseguridad y dudas sobre las grafías que deben usarse en la lengua aragonesa.
En la
segunda parte, se publican, agrupados por comarcas, los materiales de
literatura oral y los escritos recogidos por Saroihandy entre 1896 y 1906 en la
provincia de Huesca. Los hay de Jacetania (Ansó, Hecho, Fago y Biniés), Hoya de
Huesca (Ayerbe y Agüero), Somontano (Alquézar y Estadilla), Cinca Medio (Fonz),
Sobrarbe (Plan, Parzán, Espierba, San Juan de Plan, Bielsa y Gistaín) y
Ribagorza (Benasque, Foradada, Grustán, Besians, Graus, Torre de Ésera, Torres
del Obispo, Perarrúa, Tierra de Graus –parece que este nombre correspondería a
La Terrazuala o La Terrazola–, La Puebla de Castro y La Puebla de Fantova). La
tercera parte es un extenso vocabulario recogido en 139 poblaciones del Alto
Aragón entre 1896 y 1913.
Jean-Joseph
Saroïhandy nació en 1867 en Saint-Maurice-sur-Moselle, en la región de Los
Vosgos. Su padre era originario del País Vasco francés, de un caserío que aún
conserva el nombre de su apellido aunque nada tenga que ver ya con su familia.
Cuando a los 18 años acabó el bachillerato, la muerte de su padre le obligó a
ganarse la vida por sí mismo. Estuvo en Inglaterra e Irlanda trabajando como
profesor de francés y en 1886 se fue a Argentina, donde aprendió el castellano.
Dos años después volvió a Francia y obtuvo el certificado de profesor de
español, lengua que enseñó en el College de France y en diversos institutos y
centros de enseñanza del país vecino. Impartió además numerosos cursos de
eusquera (idioma que dominaba a la perfección) y también de aragonés y catalán.
Murió de una crisis hepática en junio de 1932.
Como
hemos dicho, Saroïhandy visitó los Pirineos durante más de treinta años de su
vida en las vacaciones estivales. En algunos casos tras recibir una beca, pero
casi siempre por su cuenta, viviendo con sencillez y austeridad, movido siempre
por su apasionado afán de conocer y estudiar las lenguas vivas de los pueblos y
las aldeas de las montañas pirenaicas. Hasta 1913 se dedicó a recorrer sobre
todo los dominios del aragonés y del catalán, a partir de ese año se ocupó casi
en exclusiva de la lengua vasca.
Joaquín
Costa tuvo mucho que ver en que Saroïhandy visitara por primera vez el Alto
Aragón. En 1878, Costa había publicado un trabajo sobre los dialectos
ribagorzanos que interesó al gran lingüista francés Alfred Morel-Fatio, quien
envió a su discípulo Saroïhandy a realizar investigaciones sobre el terreno.
Morel-Fatio puso al joven estudioso en contacto con Costa y éste le preparó con
esmero su estancia en Graus. Así lo explica el gran polígrafo en su prólogo al
"Informe Saroïhandy", publicado en 1902 en la Revista de Aragón:
"El joven profesor se instaló en Graus, donde ayudado eficazmente y con la
mejor voluntad por la juventud inteligente de aquella villa, Dámaso Carrera,
Ruperto Sazatornil, Vicente Solano, Vicente Mur, Marcelino Gambón, etc, y
previas algunas excursiones a lugares de los contornos, como Grustán, y a
poblaciones más apartadas, pero situadas en la misma línea isoglosa de Graus,
como Fonz, pudo fijar en breve plazo la gramática, la fonética y demás del
primero de los dialectos del grupo, que ya él hablaba a las pocas semanas con
la misma propiedad y corrección de los naturales del país.(...) Propónese un
volumen dedicado por entero a la lengua aragonesa". Y, constatando la
importancia de la visita, concluye Costa: "No olvidemos nosotros que le
debemos ese servicio eminente: el haber iniciado el estudio científico del
habla aragonesa".
Saroïhandy
llegó a Graus por vez primera en 1896 y se hospedó en Casa Samblancat, popular
fonda de la calle Barranco. Sobre el excelente recibimiento que tuvo en la
villa ribagorzana, escribe una carta en francés a Costa que se encontraba
entonces en Madrid: "Estoy desde hace varios días en Graus donde he
recibido la acogida más cordial. Se hace demasiado por mí. (...) Me llevaré de
Graus el mejor recuerdo, y creo que la lengua que se habla aquí interesará
mucho". También Morel Fatio escribe a don Joaquín dándole las gracias por
lo bien que dispuso la visita de su discípulo. Durante los años siguientes,
Saroïhandy regresaría siempre al Alto Aragón y sobre todo a esa comarca de Ribagorza
que tan bien le había acogido.
Se
transcriben, como se ha dicho, en el libro de Oscar Latas tres artículos de
Saroïhandy hasta ese momento inéditos en castellano. El primero, titulado
"Un saint bordelais en Aragón" (1906), es un estudio más bien
etnológico sobre San Úrbez con material recogido en Nocito, donde se encuentra
el santuario dedicado a este santo francés. Más interesantes desde el punto de
vista filológico son las notas sobre el Poema de Yúçuf ("Remarques sur le
Poème de Yuçuf", 1905) referidas a una composición en verso sobre la
leyenda de José, hijo de Jacob, en su cautiverio en Egipto tras ser vendido
como esclavo por sus hermanos. Se trata de un texto aljamiado, es decir, en
español pero escrito en caracteres árabes. Existen dos manuscritos incompletos
del poema, ambos en Madrid, uno en la Biblioteca Nacional y otro en la Academia
de la Historia. Tras una brillante argumentación filológica en la que se comprueba
el gran conocimiento que Saroïhandy tenía de las hablas aragonesas, el
lingüista francés defiende la tesis de que se trata de una composición escrita
por moriscos altoaragoneses que utilizaban alguna de las hablas de la zona
geográfica entre Graus y Boltaña mezclada con el castellano, y cree que los
manuscritos son copias posiblemente realizadas en el siglo XVI de originales
quizás del siglo XIV. El tercer texto es un estudio sobre una pastorada de
Perarrúa ("La Pastorada de Perarrúa", 1916), que se transcribe en la
segunda parte del libro. Saroihandy explica que en Ribagorza se localiza este
tipo de teatro popular representado en las fiestas patronales, al aire libre,
en la plaza pública, y que consiste básicamente en un diálogo humorístico entre
dos pastores. La de Perarrúa se celebraba el 26 de julio, día de Santa Ana, y
la copia que utiliza Saroïhandy cuenta con 459 versos octosílabos, la mayoría
con rima asonante. En toda ella, salvo en la despedida en que utilizan el
castellano, los dos pastores, Paluguiño y Pericoñón, hablan en el dialecto
ribagorzano local. Saroïhandy, para reafirmar la importancia lingüística de
estas composiciones populares, recuerda que Costa hizo escribir la de Capella
para el filólogo francés G. Herelle, que depositó la copia en la Biblioteca
Nacional de París. Entre los materiales de Saroïhandy encontramos otra pastorada completa, compuesta
por el cura de Grustán, mosén Vicente Solano, para las fiestas de Charo en La
Fueva, y fragmentos de otras tres: una de Besians y otras dos posiblemente de
La Puebla de Fantova y de Foradada del Toscar.
Por lo
que se deduce de su principal artículo, "Vestiges de phonétique ibérienne
en territoire roman" (1913), y de los apuntes utilizados para sus clases,
Saroïhandy dividía el territorio altoaragonés en cuatro zonas lingüísticas:
español regional, dialectos aragoneses o aragonés, dialectos catalanes o
catalán de Aragón y dialectos de transición entre estos dos últimos. El
aragonés ocuparía una amplia franja en toda la zona norte que alcanzaba por el
sur hasta Sos, Biel, Ayerbe, Alquézar y Fonz. El catalán de Aragón llegaría
quizás un poco más hacia occidente que en la actualidad e incluiría
prácticamente todo el valle del Isábena. Los dialectos de transición ocupaban
una estrecha franja en la línea trazada de sur a norte por Graus, Perarrúa,
Campo, Castejón de Sos y Benasque; esto es, el valle del Ésera. El benasqués o
patués presenta más dificultades para su clasificación y Saroïhandy muestra sus
dudas a la hora de incluirlo en alguna de las delimitaciones que establece.
Como
escribió Joaquín Costa hace ya más de cien años, no debemos olvidar que el
lingüista francés fue el iniciador de las investigaciones científicas sobre las
hablas aragonesas y ribagorzanas y merece por ello un lugar destacado en nuestro
recuerdo.
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