sábado, 5 de octubre de 2024

"NELA 1979", AUGE Y CAÍDA DE LA CONTRACULTURA EN LA DÉCADA DE LOS SETENTA

Juan Trejo (Barcelona, 1970) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Ha colaborado en diversas publicaciones literarias y de viajes y trabaja como traductor. Es autor de las novelas “El fin de la Guerra Fría”, “La máquina del porvenir” (ganadora del Premio Tusquets de Novela en 2014),”La otra parte del mundo” y “La barrera del sonido”.  Ahora, acaba de publicar “Nela 1979”, libro en el que ha intentado reconstruir la vida de su hermana Manuela, muerta en 1979 a los 21 años.

Como tantas familias en aquel tiempo, los Trejo emigraron desde Extremadura a Barcelona en 1962. Procedentes de la localidad de Oliva de Mérida, en la provincia de Badajoz, se instalaron en un humilde piso del barrio barcelonés de Valcarca. Componían la familia los padres y sus tres hijos: Paco, de seis años; Manuela, de cuatro; y Carmen, de apenas once meses. Juan nació en Barcelona ocho años más tarde. Manuela, Nela como ella prefería, manifestó muy pronto un carácter más rebelde que sus hermanos y tenía frecuentes choques con su madre. A los 16 años abandonó el hogar familiar y se fue a vivir por su cuenta. Enseguida entró en contacto con los ambientes contraculturales que en esos años proliferaron en Barcelona. A partir de la segunda mitad de los setenta, Nela empezó a consumir heroína, lo que la llevó primero a Génova y después a Valencia. Con 21 años, murió en un hospital valenciano, oficialmente por una perforación estomacal. El consumo de heroína era por entonces muy escaso en nuestro país y suponía un tabú y un estigma que la familia trató de ocultar.

Todo lo que acabo de contar lo conoce el lector casi desde el inicio del libro, que en buena medida es una investigación casi detectivesca del autor en busca de informaciones que aporten más luz sobre la vida de su hermana, de la que, tras su muerte, dejó de hablarse en las conversaciones familiares. El propio escritor ha confesado en alguna entrevista que sin la muerte de su madre no  hubiera escrito el libro. El detonante fue la tristeza con llanto que lo embargó cuando, hace unos años, vio en televisión “Sonrisas y lágrimas”, que había ido a ver al cine con su hermana cuando él tenía cuatro años. Al volver a visionarla sintió una necesidad apremiante de conocer mejor a su hermana y de intentar comprender los derroteros de su vida. 

La investigación que emprende aborda diferentes momentos temporales que confieren al relato un cierto valor de crónica de una época reciente de la historia de nuestro país. Por un lado, conocemos los antecedentes de la vida familiar en la Extremadura rural y su desembarco como emigrantes pobres en una Barcelona en pleno desarrollo. Por otro, recorremos la vida contracultural barcelonesa, de 1973 a 1979, que en la ciudad catalana estuvo impregnada de un espíritu hippy, anarquista y libertario, casi inexistente en el resto del país. Proliferaban los llamados pisos comuna, se leía la revista Ajoblanco y miles de personas participaron en las Jornadas Libertarias de 1977, celebradas en el barrio de La Floresta en el que vivió un tiempo Nela, o en las cuatro ediciones del Canet Rock entre 1975 y 1978. Recorremos lugares de encuentro como las plazas Real y de San Felipe Neri o locales como Zeleste, Magic, Café de la Ópera, London o Els Enfants. Siguiendo el rastro de su hermana, el autor entrevista a algunos de los personajes más conocidos de aquella Barcelona, y constata que, entre los que abrazaron la nueva manera de vivir, también había clases y diferentes niveles económicos. Muchos pertenecían a familias acomodadas de la ciudad y siempre tuvieron las espaldas cubiertas; otros, como Nela, procedían de extractos sociales más bajos, saltaron sin red al vacío y fueron carne de cañón. Luego vino el desencanto y la llegada de la heroína. Aunque el contacto de Nela con esa droga se produjo cuando su presencia en España era aún muy escasa y estaba al alcance de muy pocos. Tampoco en Italia, adonde Nela viaja con su pareja Valerio, importante personaje del libro, era fácil de encontrar. La devastadora epidemia de heroína se produjo más tarde, ya en la década de los ochenta.  

El choque generacional fue tremendo. Lo explica muy bien Juan Trejo en una entrevista reciente: “Aquel era un momento especial porque las viejas reglas habían caducado y las nuevas estaban por construirse. Eso hacía que la brecha entre padres e hijos fueran inmensa. Mis padres venían de un pueblecito de Extremadura, tenían un pensamiento muy rígido, como casi todos los que estaban en ese estado, digamos, de inmigración. Aquel fue un extraño momento, en el que un sector de la juventud consiguió una libertad de movimientos anómala para lo que era el país. Mi hermana creyó en eso y no hubo manera de conciliar sus ideas con las de mis padres”.

“Nela 1979” se presenta como un libro de no ficción, aunque tal vez sea más acertado definirlo como una crónica novelada. Se trata de un ejercicio de memoria personal y familiar del autor y una reconstrucción, todo lo fiel que los escasos datos lo permiten, de la vida de su hermana. Solo al final, la tenacidad indagadora de Juan Trego tiene una relativa recompensa. En cualquier caso, el libro se lee con fluidez y gusto y supone, en cierto modo, una crónica de una época, hoy algo olvidada, que tuvo, como todas, sus luces y sus sombras. 

“Nela 1979”. Juan Trejo. Tusquets. 2024. 336 páginas

 

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