“La cartera” ha sido todo un fenómeno editorial en Italia. En 2023 ganó el prestigioso premio de los libreros italianos independientes y fue el libro revelación del año con más de 450.000 ejemplares vendidos. La novela ha sido traducida a más de cuarenta idiomas y ha alcanzado un gran éxito en varios países europeos. En España fue publicada el pasado año por Duomo Ediciones, con traducción de Maribel Campmany, y ya va por su segunda edición.
Su autora es Francesca Giannone (Lizzanello, Apulia, 1982). Es licenciada en Ciencias de la Información, trabajó en catalogación de libros en Bolonia, ha publicado varios relatos en revistas literarias y cultiva la pintura. “La cartera” es su primera novela. Durante el pasado confinamiento, Francesca Giannone se instaló en su pueblo natal, Lizzanello, en el sur de Italia, y en su casa familiar encontró una carpeta con información sobre su bisabuela, Anna Allevena, que fue una de las primeras mujeres carteras que hubo en Italia. Una mujer moderna y pionera en la que se inspiró para escribir “La cartera”, una novela con la que ha obtenido un inusitado e inesperado éxito literario.
“La cartera” es una novela río sobre una saga familiar, los Greco, que transcurre, entre las décadas de los años 30 y 60 del pasado siglo XX, en Lizzanello, un pueblo del sur de Italia, de entre cinco y seis mil habitantes, cercano a la ciudad de Lecce, situado en el tacón de la bota que dibuja el mapa de Italia. La protagonista del relato es Anna, una mujer que tiene 27 años cuando en 1934 llega al pueblo en “el coche de línea”, con su marido Carlo y su hijo Roberto, de tan solo un año. Anna, que es maestra sin plaza, y Carlo vivían en el norte de Italia, de donde ella es originaria. Se van a instalar en Lizzanello porque Carlo, que nació allí, ha recibido una herencia tras la muerte de un tío suyo. En el pueblo viven su hermano Antonio y su mujer Ágata con su hija Lorenza. Carlo va a plantar viñas en sus tierras y a emprender un negocio de vinos, mientras que la mentalidad más moderna de Anna, que no va a misa ni participa de los cotilleos del lugar, choca con la tradicional y rígida de la población lugareña. Desde el primer día, todos allí la llaman “la forastera”. Cuando muere el cartero, Anna se presenta para ocupar la plaza vacante y la consigue. En el pueblo no está bien visto que una mujer ejerza ese trabajo y eso resulta difícil de entender incluso para su marido, del que ella está muy enamorada. Como cartera, primero andando y luego en bicicleta, conoce muchos secretos de los habitantes del lugar y ayuda sobre todo a las mujeres, algunas maltratadas o analfabetas a las que tiene que leer y escribir sus cartas. Anna, decidida y valiente, se enfrentará con firmeza a todos los obstáculos, sin importarle la opinión que los demás tengan de ella.
Con estructura de novela clásica, narrador omnisciente en tercera persona y emparentada en parte con las largas narraciones decimonónicas, “La cartera” transciende los esquemas más simples del folletín y el best seller y logra construir un relato sólido y consistente. Además de Anna, aparecen otros muchos personajes bien dibujados, que establecen entre ellos relaciones cruzadas de todo tipo y componen un interesante fresco rural del sur de Italia de ese periodo histórico. Sin cargar demasiado el acento en las cuestiones políticas, vemos de fondo los cambios de la sociedad italiana en esas cuatro décadas: el auge de Mussolini, la influencia de la iglesia, los efectos de la Segunda Guerra Mundial, la llegada a Italia del voto femenino, la división política entre una Democracia Cristiana preponderante y un Partido Comunista opositor o la progresiva modernización de un sur anclado en la tradición. Porque uno de los temas que subyacen en la novela es el contraste entre ese sur atrasado y tradicional y un norte más moderno y avanzado. Anna encarna claramente esta última idea y, en parte, también su marido Carlo, que traslada al sur su espíritu emprendedor en los negocios adquirido en el norte, pero que mantiene muchos prejuicios sociales propios de su lugar de nacimiento.
Hay mucha presencia de la literatura en la novela. Anna es una gran lectora y, al viajar al pueblo, lleva en su maleta libros como “Madame Bovary”, “La educación sentimental”, “Anna Karenina”, “Jane Eyre”, “Cumbres borrascosas” y “Orgullo y prejuicio”. Desde el primer momento, establece una relación especial con Antonio, el hermano de su marido, también buen lector, que le presta libros con párrafos subrayados en los que muestra su pensamiento y sensibilidad. También el cine italiano, tan brillante en esa época, tiene su protagonismo. En Lizzanello hay una sala donde se proyectan películas de Vittorio De Sica o Rossellini y se destaca a la actriz Anna Magnani. Asimismo, hay referencias gastronómicas, en especial a la preparación del pesto.
“La cartera” es, en cierto modo, una novela de las de antes, con una historia atractiva, muchos personajes entrelazados y una buena trama que entretiene y engancha al lector. Inspirándose en su bisabuela, Francesca Giannone ha dado en el clavo con su primera novela. En Italia acaba de publicar una segunda en un registro diferente. No será fácil que pueda repetir el éxito alcanzado por “La cartera”.
“La
cartera”. Francesca
Giannone. Duomo Ediciones. 2024. 464 páginas
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