“Quercus” es un caso atípico en la literatura española actual. El libro fue publicado en 2019 por Cuarto Centenario, una modesta editorial con sede en Toledo. El efecto boca a boca hizo que la novela alcanzara una considerable difusión y saltara los límites geográficos de la comunidad castellano-manchega. En este 2025, ha salido la octava edición del libro y, en torno a él, se han creado recientemente algunas rutas senderistas por el Parque Nacional de Cabañeros, en los Montes de Toledo, por cuyos parajes transcurre parte del relato.
El autor de “Quercus” es Rafael Cabanillas Saldaña (Carpio de Tajo, Toledo, 1959), docente que trabaja en la actualidad como profesor de Lengua en un instituto de Ciudad Real y que lo hizo anteriormente como maestro en escuelas rurales unitarias manchegas. Viajero, articulista y colaborador de National Geographic, es autor de varias novelas y libros de viajes. Tras el éxito de “Quercus”, ha publicado, también en Cuarto Centenario, y compartiendo universo literario, las novelas “Enjambre” (2021) y “Valhondo” (2022). Las tres conforman la trilogía narrativa denominada “En la raya del infinito”.
“Quercus” transcurre durante la posguerra española en un territorio manchego geográficamente no definido. Los lugares y los nombres de los pueblos (Valdelovillos, Hontanares, Valdelagua o Navapuerca) son ficticios y solamente el topónimo Rocigalgo, uno de los picos más altos de los Montes de Toledo, es real. Además, otro de los aspectos más destacados de la novela es el uso de palabras propias de esta zona geográfica. Para facilitar su comprensión, al final del libro encontramos un glosario o vocabulario alfabético de esos localismos. Algunos tan curiosos como “currucaneros” (comerciantes y tratantes de ganado), “espesinar” (monte muy cerrado), “macareno” (jabalí de gran tamaño) o “viajera” (autobús).
La historia narrada se remonta a la Guerra Civil española, cuando el joven Abel Mejía Romero es testigo del asesinato de su familia y huye despavorido al monte, donde durante tres años largos vive escondido, sobreviviendo de la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres. Tras salvar a una joven de morir ahogada, entrará en contacto con la civilización e irá a parar a un pequeño pueblo donde acabará instalándose. Los campesinos de la región sobreviven a duras penas en un periodo de escasez económica y terror político. La pobreza, convertida por momentos en hambruna, se acentúa cuando un ministro del régimen franquista compra una gran extensión de terreno para uso cinegético con sus ricachones compañeros de la capital. El vallado del latifundio afecta a las labores de pastoreo y la utilización de recursos antes comunales y solo las personas contratadas para trabajar en la finca tienen asegurada su subsistencia. En esas adversas circunstancias Abel y su nueva familia intentarán salir adelante.
En “Quercus”, la naturaleza, el paisaje y los trabajos rurales de los lugareños adquieren un destacado protagonismo: las escarpadas serranías, la berrea de los ciervos, las carboneras vegetales, el descorchado de los alcornoques, el corte de leña en los bosques, las batidas de caza… También asistimos al final de ese tipo de vida y el inicio de la despoblación rural y la emigración a las ciudades. Porque la injusticia social y el latifundismo abusivo actuaron como aceleradores de ese vaciado de la España interior y del éxodo a los crecientes núcleos urbanos demandantes de mano de obra. “En unos años, las dos aldeas se quedaron medio vacías y sus habitantes tuvieron que emigrar a las grandes ciudades, cuyos extrarradios crecían y crecían en un mar de chabolas de chapa y cartón”.
“Quercus” es una novela dura e impactante. Un relato demoledor sobre unos años de injusticias y miseria, de hambre, suicidios desesperados y abusos de poder de los ricos sobre los pobres. Tal vez los personajes principales encarnan, sin apenas matices intermedios, comportamientos morales y humanos totalmente opuestos y antagónicos. Desde el honrado Abel y la valiente Lucía hasta el despiadado Don Casto, cuyo nombre es una flagrante y casi cómica ironía.
Con un narrador externo y omnisciente, que a veces se dirige directamente al lector, la novela se inscribe dentro de una corriente de ruralismo literario que parece vivir un cierto rebrote en nuestras letras. Por algunas afinidades obvias, “Quercus” puede vincularse con algunas de las novelas más duras de Miguel Delibes, como “Los santos inocentes” o “Las ratas”. También con otras más recientes como “A la intemperie”, de Jesús Carrasco. “Quercus” es un interesante eslabón en esta literatura que se adentra en la realidad y las causas del vaciado de la España rural. En este caso, en el contexto histórico de la extrema dureza social de la posguerra española.
“Quercus”.
Rafael Cabanillas Saldaña. Cuarto Centenario. 2025. 8ª edición. 352 páginas.
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