La escritora estadounidense Lorrie Moore (1957) obtuvo en 1998 un gran éxito de crítica y público con su libro de relatos Pájaros de América. Tras más de una década de silencio acaba de publicar Al pie de la escalera, su primera novela larga. Aunque con algunos altibajos, el libro constituye una interesante y atractiva narración sobre algunos aspectos de la compleja sociedad norteamericana actual.
El relato está narrado en primera persona por Tassie Keltjin, una joven de veinte años que estudia en la universidad de una pequeña ciudad del Medio Oeste, y abarca el periodo comprendido entre las navidades del año 2001 y las del 2002, poco después del 11-S y justo antes de la invasión militar de Irak. Tassie es hija de una familia de campesinos que cultiva hortalizas para vender a algunos restaurantes. La joven, para ayudarse a costear sus estudios, acepta trabajar como canguro cuidando a una niña mulata que acaba de ser adoptada por una familia blanca, en cuyo pasado hay un terrible suceso que Tassie y los lectores no conocerán hasta casi el final de la novela.
Al pie de la escalera muestra muchos aspectos de la vida de la clase media norteamericana en dos pequeñas ciudades muy próximas del interior de Estados Unidos: el pueblo natal de Tassie, donde viven sus padres y ella pasa las vacaciones ayudando en las tareas del campo, y la ciudad en la que estudia y comparte piso con una amiga. La joven vivirá una intensa relación amorosa con un compañero de Universidad, supuestamente brasileño pero que resulta ser un fanático integrista musulmán. Los recientes sucesos ocurridos en una base militar de Texas dan mayor actualidad y verosimilitud a este personaje. Por otro lado, el hermano de Tassie, campechano pero mal estudiante y vitalmente desorientado, acaba enrolándose en el ejército y siendo enviado a Afganistán. Podemos observar también en la novela la pervivencia de algunos problemas raciales, incluso en una ciudad supuestamente progresista y de mayoritario voto demócrata.
Todo ello, en un estilo muy personal, con un tono finamente irónico y continuas muestras de humor e ingenio, que seguramente pierden parte de su fuerza al ser traducidas del inglés.
Lorrie Moore sigue con brillantez y espíritu crítico la estela de algunos grandes narradores de su país, como el veterano Philip Roth o el recientemente desaparecido John Updike, que tan magníficamente han descrito la complejidad de la sociedad estadounidense contemporánea.
Carlos Bravo Suárez
El relato está narrado en primera persona por Tassie Keltjin, una joven de veinte años que estudia en la universidad de una pequeña ciudad del Medio Oeste, y abarca el periodo comprendido entre las navidades del año 2001 y las del 2002, poco después del 11-S y justo antes de la invasión militar de Irak. Tassie es hija de una familia de campesinos que cultiva hortalizas para vender a algunos restaurantes. La joven, para ayudarse a costear sus estudios, acepta trabajar como canguro cuidando a una niña mulata que acaba de ser adoptada por una familia blanca, en cuyo pasado hay un terrible suceso que Tassie y los lectores no conocerán hasta casi el final de la novela.
Al pie de la escalera muestra muchos aspectos de la vida de la clase media norteamericana en dos pequeñas ciudades muy próximas del interior de Estados Unidos: el pueblo natal de Tassie, donde viven sus padres y ella pasa las vacaciones ayudando en las tareas del campo, y la ciudad en la que estudia y comparte piso con una amiga. La joven vivirá una intensa relación amorosa con un compañero de Universidad, supuestamente brasileño pero que resulta ser un fanático integrista musulmán. Los recientes sucesos ocurridos en una base militar de Texas dan mayor actualidad y verosimilitud a este personaje. Por otro lado, el hermano de Tassie, campechano pero mal estudiante y vitalmente desorientado, acaba enrolándose en el ejército y siendo enviado a Afganistán. Podemos observar también en la novela la pervivencia de algunos problemas raciales, incluso en una ciudad supuestamente progresista y de mayoritario voto demócrata.
Todo ello, en un estilo muy personal, con un tono finamente irónico y continuas muestras de humor e ingenio, que seguramente pierden parte de su fuerza al ser traducidas del inglés.
Lorrie Moore sigue con brillantez y espíritu crítico la estela de algunos grandes narradores de su país, como el veterano Philip Roth o el recientemente desaparecido John Updike, que tan magníficamente han descrito la complejidad de la sociedad estadounidense contemporánea.
Carlos Bravo Suárez
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