Con Ramón J. Sender la editorial Tropo vuelve a apostar por un valor seguro para su colección Biblioteca del Olvido. Si el lector disfrutó con Álbum de radiografías secretas, lo hará más aún si cabe con este Solanar y lucernario aragonés que acaba de ser editado con prólogo de Antón Castro.
Contiene el libro treinta textos, todos breves menos uno, del gran escritor de Chalamera. Tienen como hilo conductor la reflexión y las referencias de distinto tipo, con un enfoque casi siempre amable y desenfadado, sobre Aragón y lo aragonés. Se recogen los artículos que Sender publicó en Heraldo de Aragón tras sus breves visitas a España en los años 1974 y 1976 y que ese mismo diario editó en forma de libro en 1978. El único texto largo, que no figuraba en aquella edición, es el titulado La narración televisada, que reproduce el relato El regreso de Edelmiro del libro Novelas del otro jueves, publicado por la editorial Aguilar en 1969. Sobre la adaptación televisiva de esa narración tratan los artículos precedente y posterior a su trascripción íntegra. En el primero, Sender se hace eco de algunas críticas que la película había suscitado por la visión que en ella se daba de los campesinos aragoneses. En el artículo posterior, el autor constata la manipulación televisiva de su relato y llama la atención sobre los “trucos vulgarmente siniestros” a los que, a falta de talento, recurren los guionistas de televisión para atraer a los espectadores.
En el resto del libro hay artículos que tratan sobre lugares geográficos de Aragón, de recuerdos y anécdotas de la infancia, de diversos escritores aragoneses, de interesantes cuestiones lingüísticas en las que Sender escribe sobre palabras del terruño cuyo significado precisa y aclara incluso enmendando a filólogos de prestigio. También sobre algunos defectos propios de esta tierra, entre los que destaca el individualismo y, sobre todo y peor, la siempre comprobada envidia.
Especialmente interesante resulta el artículo titulado Monte Odina, cuyo nombre sugerente y atractivo incita a Sender a escribir en un futuro próximo un libro que lleve ese título. Un libro que “será de recreación mental de valores conocidos o soñados. Con descripciones de nuestra tierra tal como la recuerdo o querría recordarla. Un libro de imaginación en fin, más interesante quizá para el propio autor que para el público”.
Los artículos del libro muestran a un Sender ameno, culto y sabio, ya de vuelta de lejanos fanatismos juveniles pero con gran memoria de la infancia, siempre entretenido y a veces finamente irónico, alejado de pretensiones pedantes y enamorado, pese a todo, de la tierra que lo vio nacer.
Carlos Bravo Suárez
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