sábado, 17 de septiembre de 2011

RELIGIÓN Y VIDA SENCILLA

Gilead. Marilynne Robinson. Galaxia Gutemberg/Círculo de Lectores. 267 páginas.

Gilead es el nombre de un pequeño pueblo estadounidense del estado de Iowa, en el Medio Oeste, dentro de lo que frecuentemente se conoce como la América profunda. El topónimo tiene un origen bíblico: en un texto del profeta Jeremías se cita a Galaad -Gilead en su trascripción inglesa- como el lugar donde se halla un bálsamo curativo capaz de preservar la paz y la salvación en los tiempos convulsos. Desde luego, la novela de Marilynne Robinson requiere una lectura reposada y tranquila y produce unos efectos balsámicos en el lector, desgraciadamente poco acostumbrado a este tipo de relatos en la literatura actual.

Marilynne Robinson (1943) es doctora en Literatura inglesa por la universidad de Washington y ha publicado numerosos ensayos e investigaciones en su país. Además, con tan solo tres novelas, ha logrado situarse en un lugar destacado de la narrativa estadounidense de los últimos años. Gilead, que ganó en 2005 el prestigioso premio Pulitzer, es su segunda novela y hasta ahora la única traducida al español, aunque Galaxia Gutemberg anuncia la próxima publicación de Home, el relato más reciente de la escritora norteamericana.

Gilead está narrada en primera persona por el casi anciano reverendo John Ames, un pastor de la iglesia presbiteriana que ejerce su labor religiosa en esa pequeña localidad de Iowa. En realidad, Ames, que procede de una familia de predicadores, escribe todo el texto para su pequeño hijo de siete años, nacido de su relación con su joven esposa con quien, tras enviudar, casó en segundas nupcias. Esa situación familiar le llena de felicidad y le lleva a disfrutar plenamente de los instantes cotidianos de la vida junto a sus seres queridos.

Además, el reverendo Ames relata la apacible y sencilla existencia campestre de la pequeña localidad donde reside y de la que, salvo en un viaje a Kansas que hizo de niño con su padre en busca de la tumba de su abuelo, no ha salido nunca. Sólo la difícil situación por la que atraviesa el hijo del otro pastor metodista del lugar le aleja momentáneamente de su tranquilidad y sosiego. En general, la novela es un canto a la vida sencilla, sin más pretensiones que ejercer la bondad con los otros y buscar la plenitud en las cosas simples y en el hecho mismo de vivir, sin ambiciones materiales ni deseos de riqueza. Puede parecer una pretensión escasa en los tiempos que vivimos, pero tal vez sea éste el camino verdadero que conduce a la felicidad.

Carlos Bravo Suárez

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://tertuliapedroprimero.espacioblog.com/