domingo, 11 de diciembre de 2011

EL DOLMEN DE SEIRA


Seira es una pequeña población ribagorzana dividida en dos núcleos: el Seira nuevo, situado junto a la carretera N-260, y el llamado Seira el Viejo, aproximadamente a un kilómetro del anterior por la carreterita que lleva a Barbaruens y al macizo de Cotiella. La población situada junto a la carretera nacional, muy encajonada y sinuosa en este tramo, es conocida también como la Colonia y data de la época en que la empresa Catalana de Gas y Electricidad construyó en el lugar una importante central hidroeléctrica. Sus obras comenzaron en 1914 y su inauguración se produjo en 1918. De la importancia de esta central da una idea el hecho de que cuando en el verano de 1929 descargó una fuerte tormenta sobre Seira se quedaron sin luz algunas instalaciones de la Exposición Universal que se estaba celebrando en Barcelona. La construcción de la central supuso un cambio extraordinario para la pequeña localidad ribagorzana, a la que llegaron más de mil personas procedentes de toda España. Junto a la carretera, que se había construido a principios de siglo, se levantaron nuevas viviendas, chalés para los ingenieros, tiendas, fondas y hasta un casino.

En fechas recientes realicé con el Centro Excursionista de la Ribagorza una excursión circular por los alrededores de Seira, por la zona conocida como la Montañeta, en la margen derecha del río Ésera. Casi al final del recorrido, antes de volver al inicio del itinerario y muy cerca de Seira el Viejo, pasamos por el llamado dolmen de Seira, al que se conoce también como el dolmen de San Nicolau, por estar situado en una partida de ese nombre donde al parecer había antiguamente una ermita dedicada a dicho santo. Como creo que se trata de un monumento megalítico muy poco conocido, y sin ser yo ningún “experto” en estas construcciones funerarias prehistóricas, me ha parecido oportuno dedicarle, con fines exclusivamente divulgativos, unas pocas líneas en estas páginas dominicales.

El dolmen de Seira se encuentra a escasamente dos kilómetros de Seira el Viejo, muy cerca de la orilla derecha del río Ésera. Desde la carretera que va a Barbaruens se toma un camino a la izquierda, aproximadamente a la altura del cementerio de Seira, y en un trayecto corto y señalizado en dirección suroeste se llega fácilmente hasta el dolmen. El monumento megalítico, cerca del cual encontramos los restos de un antiguo horno de cal, se halla junto a un pequeño bosquecillo en el que predominan los bojes, en un amplio claro, en medio de un cercado de madera junto al que encontramos un panel explicativo con más información sobre los dólmenes en general y su método de construcción que sobre el que allí se levanta en particular. Del citado panel, y de algunos otros lugares consultados, extraigo varios de los datos que vienen a continuación.

Los dólmenes son sepulcros megalíticos prehistóricos utilizados para inhumaciones colectivas que se construyeron principalmente en la vertiente atlántica europea durante el final del Neolítico y el Calcolítico o Edad del Cobre, entre dos y tres mil años antes de Cristo. Los dólmenes encontrados en nuestra provincia se sitúan en la zona pirenaica. Algunos, en los altos valles septentrionales; otros, en las sierras exteriores más meridionales. Su distribución suele coincidir con el itinerario de caminos tradicionales, cabañeras para el ganado o pasos importantes y estratégicos. Esto hace pensar que estas construcciones tal vez tuvieran relación con la vida pastoril y que, además de su carácter funerario, sirvieran también como posible delimitación de territorios. En este sentido, el dolmen de Seira se encontraría en el camino que unía los valles fluviales del Ésera y el Cinca.

La palabra “dolmen” procede etimológicamente del bretón. Los términos “dol” y “men” significan respectivamente “mesa” y “piedra”. El dolmen de Seira, como todos los dólmenes pirenaicos, es de los considerados de construcción sencilla. Tiene una planta prácticamente cuadrangular y consta de dos grandes losas de piedra laterales, llamadas ortostatos, sobre las que se coloca una losa de mayores dimensiones denominada cubierta. Destaca en éste la gran diferencia entre el aspecto pesado y voluminoso de la losa horizontal y los ortostatos relativamente pequeños que la soportan. La parte posterior del dolmen se cierra con piedras, dejando de esta manera una única cámara que comunica directamente con el exterior. Como suele ser habitual en este tipo de construcciones, esta abertura se orienta en dirección al este.

En el recientemente publicado y muy recomendable libro Cinco rutas con los cinco sentidos por el valle de Benasque y la Ribagorza, de la escritora ribagorzana Carmen Castán, leo que fue en el año 1997 cuando Pablo Perigot, educador y experto en arte, y José Antonio Castán, entonces párroco de Seira, dieron a conocer la existencia de este dolmen. Fueron los arqueólogos José Luis Ona y María Fernanda Blasco quienes reconocieron el monumento megalítico que posteriormente fue estudiado en mayor profundidad por la doctora Blasco. El dolmen de Seira pasó a ser catalogado como monumento funerario prehistórico y como tal aparece en el libro Megalitos del Alto Aragón, editado por Prames en 2007 inaugurando la colección Losa Mora.

Hay en la Ribagorza otras construcciones prehistóricas de gran interés como el menhir de Merli, en el municipio de Isábena, y los dólmenes escondidos en los impresionantes bosques de Cornudella de Baliera, en el término de Arén. También en las proximidades de Benabarre se encuentran los dólmenes del Mas de Abad y del Mas de Balón. En los Llanos del Hospital de Benasque y en las laderas del monte Turbón, sendos círculos de piedras han sido considerados asimismo como monumentos megalíticos prehistóricos.

Carlos Bravo Suárez.

Artículo publicado hoy en Diario del Alto Aragón.

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