“Del color de la leche”. Nell Leyshon.
Sexto Piso. 2014. 176 páginas.
“Del color de la
leche”, de Nell Leyshon, fue mi última lectura del pasado 2014 y uno de los libros
que más me gustaron de los leídos durante el año que acaba de terminar. Por eso,
coincido plenamente con el buen gusto y criterio mostrados por el gremio de
libreros de Madrid, que eligió esta novela como la mejor de las publicadas el
pasado año en nuestro país.
Galardonada
en varias ocasiones en el Reino Unido por sus obras teatrales, Nell Leyshon
(Glastonbury, Inglaterra, 1961) es una escritora más conocida por su brillante
trayectoria como dramaturga que como novelista. En España, creo que “Del color
de la leche” es hasta ahora su única obra publicada. Un absoluto acierto de la
editorial Sexto Piso, cuya edición traducida por Mariano Peyrou va precedida
por un breve prólogo de Valeria Luiselli.
“Del
color de la leche” es una novela ambientada en la Inglaterra rural del siglo
XIX, entre las primaveras de 1831 y 1832. El relato está escrito en primera
persona por la joven Mary, que tiene quince años y nació con el pelo del color
de la leche y un defecto en una pierna que la hace cojear cuando camina. Mary
vive con su abuelo, sus padres y sus tres hermanas en una granja que obliga a
toda la familia a trabajar sin tregua y sufrir numerosas privaciones. Su abuelo
enfermo es su preferido, mientras que odia al despótico padre que descarga
sobre sus hijas su brutalidad y la frustración de no haber tenido un hijo
varón. Analfabeta y sin más mundo que su granja pero espontánea, sincera hasta
el descaro y con una gran inteligencia natural, Mary es enviada a la vecina
casa del rector de la comarca para que cuide de la mujer de este, que padece
una enfermedad terminal. En su nueva residencia, la joven descubrirá un mundo
diferente al suyo y aprenderá a leer y a escribir, pero se verá sometida a
nuevas e insospechadas ataduras y pagará un alto precio por su aprendizaje.
“Del
color de la leche” es una novela realista y conmovedora, “un texto lleno de
belleza y espanto”, un relato tan hermoso como desgarrador. En un ambiente
bucólico, de verdes colinas y mugientes vacas, se nos presenta una realidad
atroz, una familia campesina dominada por un trabajo físico extenuante y un
implacable dominio patriarcal, con la supervivencia física como único objetivo.
Y, al otro lado de la colina, gozne entre los dos únicos escenarios del relato,
un mundo aparentemente más refinado y culto, pero dominado por las bajas
pasiones y la hipocresía más descarnada y falsa. Pocos son los personajes de la
novela, pero perfectamente caracterizados con unos pocos trazos y el eco de sus
actos. Sólo el abuelo, aparcado y casi olvidado por el resto de la familia, se
muestra sincero y verdaderamente cariñoso con la joven narradora.
También
en el estilo, la prosa y el vocabulario utilizados, la novela mantiene su
realismo y verosimilitud. Es la propia Mary, que acaba de aprender a escribir,
quien relata la historia a modo de confesión y carta dirigida a un interlocutor
que, aunque tal vez lo adivine antes, el lector no conoce del todo hasta el
final. Y así, la escritura se revela también como un arma única de comunicación
y denuncia, que permite a Mary, con su lenguaje directo y espontáneo pero
todavía balbuciente, desahogar su angustia y componer una hermosa y
desgarradora novela.
Carlos Bravo Suárez
No hay comentarios:
Publicar un comentario