Ábside de la ermita de Santa María de Cornudella
Muro del ábside de la ermita de Santa MaríaMuro septentrional de la ermita de Santa María de Cornudella.
Con Cristian Laglera en la ermita de Santa María
La torre de la iglesia de San Pedro desde Santa María
Iglesia de San Pedro de Cornudella
Ajedrezado jaqués (único tramo en el que sobrevive)La torre de la iglesia de San Pedro
San Pedro
Vista del valle de Cornudella desde San Pedro
Cerro donde se encuentran la iglesia de San Pedro y la ermita de Santa María.
Portada de la iglesia de San Miguel de Ribera de VallIglesia de Ribera de Vall
Artículo en Diario del Alto Aragón
Si hace unas semanas escribimos
aquí sobre los restos de la ermita de San Miguel, cercanos a la casa Badía de
Güel, en el actual municipio de Graus, hoy vamos a hacerlo sobre las ruinas,
también románicas y bastante desconocidas, de la ermita de Santa María, en
Cornudella de Baliera, en el municipio de Arén. Se trata de los restos de la
que sería la ermita castrense del importante castillo medieval de Cornudella,
situado algo más arriba de las mejor conservadas ruinas de la impresionante
iglesia de San Pedro o San Pere, sobre la que publicamos un artículo en esta
misma sección hace unos años (“San Pedro de Cornudella”, Diario del Alto
Aragón, 22 de julio de 2012).
En aquella ocasión no pudimos alcanzar las escasos ruinas
de Santa María, cuya existencia conocíamos por la alusión que a ellas hace
Manuel Iglesias Costa en su obra “Arte religioso del Alto Aragón oriental de
los siglos X, XI, XII y XIII”, en su edición original de 1985 y, con una
referencia más amplia y una foto en color, en la posterior, revisada y
aumentada por José Luis Acín y Enrique Calvera, de 2004. Así que, hace unas
semanas, los firmantes de este artículo decidimos ir en busca de los escondidos
vestigios de Santa María y, esta vez, aunque no sin dificultad, llegamos hasta
ellos.
Iniciamos nuestra excursión andando en Ribera de Vall,
uno de los muchos núcleos del disperso Cornudella de Baliera. Destaca su
iglesia de San Miguel, cuya portada, con un bonito crismón trinitario en su
piedra clave, fue trasladada íntegramente hasta aquí desde la vieja iglesia de
San Pedro durante el siglo XIX, seguramente poco después de la desamortización
eclesiástica. Desde Ribera de Vall, descendimos hasta el barranco, lo cruzamos
y, siguiendo las actuales marcas blancas y amarillas del PR-HU46, ascendimos por
un bosque de carrascas y, tras una hora de camino por sendero ahora bien
señalizado, alcanzamos, a 1059 m. de altitud, los impresionantes restos de la
iglesia de San Pedro o San Pere, una construcción que los especialistas en
románico suelen datar en la primera mitad del siglo XII.
En San Pedro se acaba el camino y para llegar hasta las
ruinas de la ermita de Santa María hay que adentrarse por un espeso bosque de
carrascas, por el que no es fácil moverse sin recibir arañazos o verse trabado
por las ramas. La ermita de Santa María se localiza a unos 400 metros a
poniente de la iglesia de San Pedro, a 1154 m. de altitud, siguiendo la cresta
rocosa de la misma sierra sobre la que se asienta ésta. Según Iglesias Costa,
fue la antigua capilla del castillo que allí hubo y que estaba situado en el
punto más elevado de la cresta, en un lugar de gran valor estratégico desde el
que se domina un extenso territorio y ofrece excelentes vistas de Sobrecastell
y del valle del Baliera, por donde se diseminan los pequeños caseríos que
constituyen Cornudella.
Los
restos de la ermita son bastante exiguos, aunque conserva varias hiladas de la
cabecera y de los muros septentrional y occidental. Se trata de una pequeña
nave rectangular encabezada por el característico ábside semicircular orientado
canónicamente al este. Dado que el muro oeste no se interrumpe, parece obvio
que la puerta debía de abrir al sur, posiblemente descentrada hacia los pies.
Se alzó con escogida piedra de calibre medio, formando hiladas uniformes. Es
una construcción de dimensiones modestas; mide 4.80 metros de ancho y algo más
de 6 metros de largo. El grueso paramental alcanza los 0.90 metros en algunas
zonas. Parece que se trata de un edificio anterior a la iglesia de San Pedro,
posiblemente levantado en algún momento del siglo XI.
El Castro
Cornudella se encuentra documentado desde el siglo X y, además de su gran valor
en la defensa y protección ante las posibles incursiones musulmanas procedentes
del sur, fue una de las avanzadillas ribagorzanas y aragonesas que, según
Manuel Iglesias Costa, pudo desempeñar durante el siglo XI un importante papel
en la conquista de Benabarre y en la fallida toma de Graus por parte del rey
Ramiro I. En los siglos XII y XIII fueron sus tenentes las importantes familias
ribagorzanas de los Gauzpert y los Aguinalíu, y en el año 1313 el rey Jaime II
firmó varios documentos en este castillo. Durante los siglos XVI y XVII aún
permanecía activo y pertenecía a la familia de los Calasanz.
Sobre
la ermita de Santa María, en la edición original de 1984 de su libro
antes citado, Iglesias Costa, que toma el dato de la “Colección diplomática de
Obarra”, publicada por Ángel Martín Duque en 1965, aporta esta información que
trascribimos: “Por un documento fechado el 10 de octubre de 1061, sabemos que
un presbítero, Varón de nombre, edificó allí una iglesia de su propiedad en
honor de Santa María; quien al morir, a la vuelta de una peregrinación a Roma
en compañía de Adulina, su mujer, la testó en favor del monasterio de Santa
María de Obarra a través de un sobrino suyo, Guitardo, monje de este
monasterio. Podría muy bien tratarse de una pequeña iglesia románica, cuya
planta completa se encuentra en lo más alto de la sierra, siguiendo la línea de
los restos de la muralla”.
Aparte
de las referencias en las dos ediciones del libro de Manuel Iglesias Costa,
creemos que la ermita de Santa María de Cornudella no figuraba hasta ahora en
ninguno de los principales inventarios altoaragoneses dedicados al arte
románico. Por eso, su reciente hallazgo supuso para nosotros un motivo de gran satisfacción
que queremos compartir y dar a conocer a través de estas páginas dominicales.
Carlos Bravo Suárez y Cristian Laglera
Bailo
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