Hace un par de años, reseñamos
en esta sección la novela “Apóstoles y asesinos”, de Antonio Soler (Málaga,
1956), en la que el escritor andaluz trazaba una convincente biografía novelada
del anarquista catalán Salvador Seguí, conocido como El noi del sucre, y recreaba la Barcelona obrera, convulsa y
violenta de las dos primeras décadas del siglo XX. Antonio Soler es uno de los
mejores novelistas españoles actuales, autor de más de una docena de obras
narrativas entre las que, además de “Apóstoles y asesinos” (2016), destacan
“Las bailarinas muertas” (Premio Herralde y Premio de la Crítica en 1996), “El
camino de los ingleses” (Premio Nadal en 2004) o “Una historia violenta”
(2013). Ahora, de nuevo en Galaxia Gutenberg, acaba de publicar “Sur”,
posiblemente su novela más ambiciosa y ganadora del I Premio de Narrativa
Alcobendas “Juan Goytisolo”, en la que con su maestría habitual nos presenta un
extraordinario friso social y humano de una ciudad del sur de España que no es
difícil identificar como su Málaga natal.
“Sur” transcurre durante un caluroso día de agosto, en el
que sopla el asfixiante viento terral, en una populosa ciudad andaluza que por
las descripciones y los nombres de sus calles y sus plazas es, como se ha
dicho, un claro trasunto de Málaga, una urbe en crecimiento que, junto a las
localidades próximas de la Costa del Sol, engloba ya una población que ronda el
millón de habitantes. Es inevitable relacionar esta novela con otras en las que
su acción transcurre en un solo día. Y, entre ellas, es posiblemente el
“Ulises” de James Joyce la más destacada y referencial. Pero, aunque podríamos
encontrar algún elemento común -entre otros, el claro vínculo entre ciudad y
literatura-, “Sur” se aleja considerablemente del modelo narrativo del escritor
dublinés. Estamos aquí ante una novela coral con un gran número de personajes,
cada uno con su cuota de protagonismo y con alternancias en su aparición, que
dibuja un fresco social de corte realista, más en la línea del contenido y la
temática de novelas esenciales de ese modelo de protagonista colectivo en nuestra
tradición literaria como puedan ser, en décadas y momentos literarios
diferentes, “La colmena”, de Camilo José Cela, o, en menor medida, “Tiempo de
silencio”, de Luis Martín Santos.
“Sur” no es, sin embargo, una novela de estéticas pasadas,
sino rabiosamente moderna en la combinación de técnicas narrativas diversas
bien amalgamadas y repartidas aleatoriamente a lo largo del relato. Soler utiliza
a conveniencia el uso clásico de la tercera persona, el diario personal, el
monólogo interior, la transcripción en bocadillo y en caracteres casi diminutos
de los mensajes de móvil y otras varias maneras expresivas. Combina el realismo
clásico con formas cercanas al expresionismo, lo cómico con lo trágico, la
introspección, la picaresca, lo extraído directamente de la realidad con la
ficción y todo ello con el uso de diferentes registros lingüísticos (culto,
coloquial, estándar o vulgar) para reflejar fielmente las diversas hablas de
sus personajes, pertenecientes a todos los estratos económicos de la sociedad
actual andaluza y española.
Por el libro van desfilando personajes de la más diversa
condición económica y social, ricos que gastan el dinero a espuertas en
caprichos y pobres que no saben si van a poder cenar esa noche, empresarios de
diferente condición con negocios más o menos turbios siempre en cartera, carpinteros,
obreros, profesionales liberales, delincuentes de barrio o marginales en busca
de su dosis diaria de droga (llamativa la abuela camello que va a vender la
droga acompañada de su pequeño nieto) y hasta el propio autor de la novela (apodado
El Pajarito) que, en una breve digresión narrativa, hace un pequeño cameo con
otros dos amigos escritores recorriendo parte de la ciudad en el carromato de
un afilador. Personajes con diferentes inclinaciones y prácticas sexuales,
desde las más atrevidas, contadas de manera explícita y con detalle en la
novela, hasta las relaciones más tradicionales o incluso mojigatas. El libro se
cierra con un censo alfabético de algo más de doscientos personajes, más los
trece de la historia “El vampiro de la calle Molinillo”, un relato breve
autónomo incluido en la novela.
Lo
mejor del libro es esa mezcla de todo, ese puzle o rompecabezas de piezas
diversas con las que la narración refleja como pocas la complejidad confusa y
sin solución de continuidad de nuestro mundo contemporáneo. Hay mucha vida
encerrada en las quinientas páginas del libro, consecuencia según su autor de
“mucha calle y del hecho de haber convivido con distintos estratos sociales”. A
pesar de algunos momentos de humor, la novela en su conjunto destila tal vez más
desolación, amargura y tristeza que felicidad. No creo exagerar si concluyo
diciendo que “Sur” es posiblemente una de las mejores novelas de la literatura española
de las últimas décadas.
“Sur”.
Antonio Soler. Galaxia Gutenberg. Barcelona. 2018. 512 páginas.
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