miércoles, 12 de enero de 2022

EL CENTRO EXCURSIONISTA RIBAGORZA SUBIÓ SU BELÉN A LA CIMA DEL TURBÓN






El pasado 6 de diciembre, Día de la Constitución, el Centro Excursionista Ribagorza subió, por décimo segundo año consecutivo, su belén montañero a la cima del Turbón, la mítica y mágica montaña ribagorzana cuya silueta, junto al embalse de Barasona, figura en el anagrama del club. Como en ediciones anteriores, el pequeño y coqueto nacimiento artesanal fue preparado por la Asociación Belenista de Graus que, ese mismo fin de semana, inauguró su monumental belén ubicado en la capital ribagorzana e incluido en la ruta de los belenes de la provincia.

Los 24 participantes en la actividad salimos de Graus a las 7.30 horas para dirigirnos por carretera en nuestros vehículos hasta Las Vilas del Turbón, donde a las 8.15 horas, y desde las puertas del balneario, a 1437 m. de altitud, iniciamos nuestra ascensión andando. La mañana era bastante fría, la calle estaba algo helada y había nieve ya desde el principio del camino. Además, veíamos cómo el viento levantaba la nieve en remolinos en la parte alta de la montaña, aunque confiábamos en que, como indicaban los pronósticos, amainara en las horas posteriores. Algunos ya nos calzamos las raquetas desde el inicio del recorrido, otros siguieron solo con la bota y unos cuantos llevábamos también crampones en la mochila por si encontrábamos hielo más arriba. Era incierto cuál iba a ser el estado de la nieve a lo largo del recorrido.

Seguimos el itinerario clásico, rodeando el macizo y con un primer tramo en el que estábamos protegidos del viento. Fuimos rimero por pista y luego por bosque, con la nieve aún en los árboles y cayendo a veces de las ramas sobre nuestras cabezas, hasta la fuente de Canales. Allí, dejando las paredes del frontón de las Brujas a nuestra izquierda, iniciamos la primera fuerte subida, con la nieve abundante pero blanda, hasta el collado de Pasoturbiello, a 2059 m., donde cambiamos de vertiente y entramos en espacio más abierto. La ascensión en zig-zag y la ausencia de huella previa hicieron que tuviéramos que extremar la atención y esta parte del camino supuso un considerable esfuerzo para todos. Dos participantes acusaron ya el cansancio y decidieron no seguir adelante y darse la vuelta.

Tras una breve parada para comer algo, vimos que el viento era fuerte pero solo a rachas y que, en buena medida, iba amainando. Continuamos por lo alto del macizo y encontramos algunas zonas con bastante nieve y otras casi limpias de ella por el efecto del viento. Todas estas adversidades contribuyeron a que el ritmo de subida fuera más lento de lo esperado. Cuando llegamos cerca del Turbonet, hicimos una parada en la que buena parte del grupo –por el frío, el viento, el cansancio o el temor a que se nos hiciera de noche–, manifestó su deseo de no continuar. Tras barajar la posibilidad de dejar el belén en el Turbonet, y en amistoso consenso, diez participantes decidimos seguir hasta la cima. Pasamos por el collado de Porroduno, junto a la parte alta de la Canal de San Adrián, y emprendimos la última subida hasta la cima, a la que llegamos a las 14 horas.

En la cima, a 2492 m. de altitud, con bastante frío, aunque con menos viento del esperado, comimos algo para recuperar fuerzas, depositamos el belén en el lugar acostumbrado, en una pequeña oquedad bajo el vértice geodésico, e hicimos algunas fotos. Y sin recrearnos tanto como otras veces por la premura del tiempo y el frío, contemplamos las magníficas vistas de Cotiella, Cervín o Peña Montañesa y de la cornisa pirenaica más septentrional, que se hallaba algo más tapada por las nubes.

A las 14.30 horas iniciamos un rápido descenso por el mismo itinerario de la subida. Aunque el cielo se cubrió con algunas nubes amenazadoras, el viento amainó y la temperatura se hizo más suave. Solo en la parte final del recorrido cayeron algunos ligeros copos de nieve que se convirtieron en una fina lluvia ya llegando a Las Vilas. A buen ritmo, y sin apenas hacer paradas en todo el descenso, llegamos de nuevo al Balneario, donde habíamos dejado los coches, entre las 17.30 y las 18 horas, ya prácticamente oscureciendo y con la noche cayendo sobre el valle.

 Habíamos recorrido 17 km, con 1200 m. de desnivel acumulado, invirtiendo en el trayecto unas nueve horas y media contando las escasas paradas. De todas las ascensiones al Turbón, esta había sido la más dura y sufrida, pero teníamos la satisfacción de haber logrado una vez más nuestro objetivo. En primavera, como todos los años, volveremos a nuestra montaña preferida a recoger el belén que, cumpliendo la tradición, dejamos depositado en su cima. A 2492 m. sobre el nivel del mar, nuestro pequeño nacimiento montañero es, según creemos, el situado a mayor altitud de toda nuestra provincia.




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