domingo, 29 de diciembre de 2024

"EL TIEMPO DE LOS LIRIOS", UN VIAJE ITALIANO TRAS LA HUELLA FRANCISCANA


Vicente Valero (Ibiza, 1963) es un magnífico escritor, tal vez menos conocido de lo que debiera en nuestro país. Ha publicado poesía, narrativa y ensayo. Entre sus obras, destacan el poemario “Día del bosque”, con el que ganó el Premio Internacional Fundación Loewe en 2008; las novelas “Los extraños”, “El arte de la fuga”, “Las transiciones” y “Enfermos antiguos”; y los ensayos “Experiencia y pobreza, Walter Benjamin en Ibiza, 1932-1933”, “Viajeros contemporáneos: Ibiza, siglo XX”, “Duelo de alfiles” y “Breviario provenzal”. Como casi todas sus obras anteriores, la editorial Periférica acaba de publicar “El tiempo de los lirios”, un hermoso libro de viaje por la región italiana de la Umbría.

“El tiempo de los lirios” está escrito a modo de diario de un viaje de quince días por la Umbría, del 28 de marzo al 11 de abril, de un año que no se especifica en el libro. Cada una de esas jornadas constituye un capítulo y una entrada en el dietario, una precisa y preciosa narración que recorre los paisajes, las ciudades, la arquitectura, el arte, la espiritualidad y la historia de esa región del centro de Italia. Más tranquila, austera y menos visitada que la vecina Toscana, y más medieval que renacentista en su arte y su arquitectura histórica. La ciudad más conocida de la Umbría es Asís. En ella nació y vivió en el siglo XIII una de las figuras más sorprendentes y enigmáticas de la historia de la humanidad: Giovanni di Pietro di Bernardone, más conocido como Francisco de Asís. Y, casi sin pretenderlo, el santo (su semblanza, su doctrina y su pensamiento, su huella en el arte y en los lugares visitados, su influencia en vida y a posteriori en la cultura italiana y europea, su defensa a ultranza de la pobreza…) se acaba convirtiendo en el eje central del libro y del viaje. Fue en ese siglo XIII y, principalmente, por el impulso de Francisco de Asís, al que algunos llamaban “alter Christus”, cuando muchos dieron por hecho que se iniciaba una nueva era para la humanidad: el llamado “tiempo de los lirios”, un tiempo nuevo, lleno de paz y justicia, con una Iglesia renovada y un mundo organizado en pequeñas comunidades contemplativas. Como remata Valero, no sin ironía, se trataba, sin duda, de “un plan estupendo”.

El libro está escrito en una prosa nítida, exquisita y elegante, con una equilibrada mezcla entre un fino lirismo y una vasta erudición, producto del estudio y las muchas lecturas del autor y totalmente exenta de cualquier afectación o petulancia. La propia editorial hace este certero resumen: “A medida que recorre la comarca –que destaca por su sobriedad: pueblos medievales, mucha piedra y amplios valles, todo envuelto en un refinado halo místico–, nuestro viajero se entrega a la contemplación de frescos y a desentrañar los misterios del santo de Asís a través de la huella que el fraile y la propia región dejaron en la obra de artistas de todas las épocas, desde los pintores del primer Renacimiento –en especial el enigmático Giovanni di Pietro, conocido como Lo Spagna por su origen español– hasta autores como Goethe, Montaigne, Lord Byron, Hermann Hesse, Simone Weil, Chesterton, Saramago, Franz Liszt o Pasolini”. Una gozosa crónica viajera que conjuga las descripciones paisajísticas con una inmersión profunda en los aspectos artísticos y espirituales que impregnan la región, a las que se añaden con gracia e ironía jugosas anécdotas, agudas observaciones e incluso unas cuantas pinceladas gastronómicas.

En las páginas del libro sobresale la menuda figura de Francisco de Asís, que a veces el propio Valero califica con ironía de algo chaplinesca. Desde su infancia y sus orígenes sociales dentro de una familia de mercaderes de la que reniega. Un joven iluminado y algo excéntrico que desprecia el dinero, practica la pobreza voluntaria y confía en la Providencia. Que emparenta con el pensamiento de los cínicos griegos y los místicos musulmanes y predica una vuelta a los más puros orígenes evangélicos y crítica el afán de riqueza y la avaricia de la sociedad y la iglesia de su tiempo, buscando en la renuncia y la austeridad el auténtico camino de sabiduría y salvación. La doctrina franciscana marca un antes y un después y se proyecta hacia el futuro para inspirar a muchas corrientes religiosas renovadoras y a los movimientos utópicos de épocas posteriores.

Escribe Vicente Valero unas líneas tras caer la noche en la ciudad de Perusa que definen en cierto modo las sensaciones que embargan al viajero: “Hay una tristeza en la Umbría que no se encuentra en otras regiones de Italia, pero no es fácil definirla, explicar su origen. Una tristeza que, aun así, consigue atraparte, se convierte poco a poco en una melancolía dulce como la de los rostros amorosos de las vírgenes prerrenacentistas o la de las ermitas perdidas en un bosque alto y húmedo. Una tristeza en la que se está plenamente feliz”. “El tiempo de los lirios” es un libro hermoso, que sumerge al lector en un profundo y placentero viaje geográfico, artístico y espiritual, y lo impregna serenamente de una belleza imperecedera.

“El tiempo de los lirios”. Vicente Valero. Periférica. 2024. 224 páginas

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