domingo, 21 de marzo de 2010

DE GRAUS A OLVENA POR LA PUEBLA DE CASTRO

De Graus en dirección al sur parte el PR-HU73, un sendero de pequeño recorrido que lleva desde la capital ribagorzana hasta la pequeña localidad de Olvena, perteneciente hoy a la comarca del Somontano. Se trata de un itinerario señalizado que transita siempre por la margen derecha del río Ésera, poco antes de su desembocadura en el Cinca.

Es un camino fácil para recorrer andando, con escasos desniveles y balizado con marcas blancas y amarillas. Si seguimos exclusivamente el sendero marcado, habremos recorrido alrededor de catorce kilómetros: unos ocho y medio entre Graus y La Puebla de Castro y cinco y medio entre esta localidad y Olvena. Sin embargo, desviándonos un poco de este itinerario, podemos visitar dos magníficos exponentes históricos de la Ribagorza: los restos de la ciudad romana de Labitolosa y la ermita románica de San Román de Castro. Ambos lugares se encuentran muy próximos a La Puebla de Castro, a cuyo municipio pertenecen.

Saldremos de Graus en dirección al sur por la carretera N-123 que lleva a Barbastro. Por la derecha de la misma tomaremos un sendero, que se está habilitando como carril-bici, que nos conduce al cementerio de la localidad. Aquí, seguimos unos metros la pista que se dirige a la ermita de San Pedro pero, atendiendo a las señales, nos desviaremos de inmediato a la izquierda para, por un viejo puente de piedra, atravesar el barranco Esguard y seguir el antiguo camino que unía Graus y La Puebla de Castro.

Tras el puente, el PR-HU73 inicia una fuerte aunque corta subida hasta el tozal de Torrellón. Sin posible pérdida, el camino desciende después hacia la carretera que va a Secastilla. Debemos seguir esta vía unos ochocientos metros y, tras dejar a la izquierda las ruinas de una vieja tejería con su elevada chimenea, tomar, también a la izquierda, una pista agrícola por la que, siempre atentos a las marcas, debemos continuar. En aproximadamente media hora llegaremos a un cruce a cuya derecha se encuentra un viejo lavadero circular que recoge las aguas de lluvia por un tejado con forma de embudo. En la confluencia de los dos caminos que se abren ante nosotros hay un pequeño refugio de techo abovedado. Siguiendo el camino de la derecha en pocos minutos estaremos en La Puebla de Castro.

Es éste un pueblo en auge, su población ha crecido con la llegada de foráneos y hay en él algunas pequeñas industrias que le proporcionan actividad y vida. Vale la pena realizar una visita tranquila por sus calles y sus plazas. Desde el punto de vista artístico, el elemento más interesante del lugar es el retablo gótico que se encuentra en el altar mayor de la iglesia parroquial de Santa Bárbara. Se trata de una magnífica obra que procede de la ermita de San Román de Castro. El retablo fue desmontado durante la pasada guerra civil y sus tablas trasladadas a Ginebra. Tras acabar la contienda fueron devueltas a España y el retablo quedó instalado en la iglesia parroquial de La Puebla, donde hoy puede contemplarse.

Desde el pueblo a Labitolosa podemos ir por el PR-HU74 que viene de Artasona y termina en la urbanización Lago de Barasona. Descendemos a la carretera A-2211 y, tras cruzarla, seguimos una pista agrícola que en menos de un kilómetro nos deja en la antigua ciudad romana. Los restos de Labitolosa se sitúan en la ladera meridional del cerro del Calvario, en cuya cima se han descubierto recientemente vestigios de una torre musulmana que tal vez perteneciera al antiguo castillo de Muñones. Los principales restos de Labitolosa son la curia y dos conjuntos termales. En la curia, bajo un gran cubierto, pueden verse diversos pedestales con numerosas inscripciones. De los dos conjuntos termales, sólo uno puede visitarse. Desde hace poco tiempo está cubierto y acondicionado con una estructura metálica de escaleras y pasillos que permiten su contemplación completa. Las otras termas están protegidas por plásticos a la espera de intervenciones futuras. Al parecer, la ciudad fue construida a mediados del siglo I a. C. y abandonada por causas que se desconocen a finales del siglo II d. C.

Si desde Labitolosa retrocedemos a la carretera y continuamos unos metros por ella veremos a nuestra izquierda, frente al cementerio de La Puebla, el indicador del PR-HU75 que nos lleva a la ermita de San Román. El lugar dista algo más de dos kilómetros de este punto y está situado en un extraordinario paraje a la entrada norte del congosto de Olvena.

La ermita de San Román, declarada Monumento Nacional en 1944, es espléndida, de dimensiones considerables y muy bella factura. Fue construida a finales del siglo XII o principios del XIII y pertenece a un románico de gran calidad, de carácter más aristocrático que la mayoría de las ermitas de la zona. De su exterior destaca el magnífico ábside, con ajedrezado jaqués y arquería ciega. En su interior, el templo alberga un coro mudéjar con unas llamativas pinturas llenas de simbología. Esta cromática decoración forma parte del mudéjar aragonés que fue declarado Patrimonio Mundial en 2001.

San Román se encuentra en el lugar donde se ubicaba la antigua población de Castro, origen de la posterior Puebla de Castro. Como indica su topónimo, había allí un castillo medieval del que apenas quedan restos, pero que tuvo gran importancia estratégica y cobró nuevo impulso en el siglo XIII cuando Jaime I concedió a su hijo bastardo Ferran Sánchez la extensa baronía de Castro. Desde el mirador habilitado en lo alto del cerro hay unas vistas inmejorables de buena parte de la comarca ribagorzana.

Si deseamos continuar nuestra excursión hasta Olvena, debemos retroceder en dirección a La Puebla y retomar el PR-HU73 que hemos abandonado para visitar San Román. En caso de conocer bien el terreno, no es necesario retroceder demasiado, pues puede seguirse un sendero que, más próximo al congosto, nos llevaría a nuestro objetivo. De lo contrario, es preferible llegar hasta casi el alto de San Roque y, a la izquierda de la carretera, seguir el citado PR por una pista que pasa junto a una explotación ganadera y discurre luego entre olivares y almendros. En poco más de una hora habremos llegado a Olvena.
Lo más interesante de la localidad es el magnífico mirador situado en lo más alto del pueblo, al que se asciende tras pasar junto a su cementerio. Muy próxima a éste se halla la pequeña ermita del Santo Cristo, románica en su origen y parte del antiguo castillo medieval que tuvo la población. Desde el privilegiado mirador tendremos unas magníficas vistas del congosto por el que discurre el río Ésera en su tramo final.

En la excursión que aquí hemos propuesto, además de disfrutar de bellos paisajes, podemos conocer algunas de las huellas que la historia ha ido dejando en unas tierras que constituyen un punto de encuentro entre la Ribagorza y el Somontano.

Carlos Bravo Suárez

(Artículo publicado en Diario del Alto Aragón)

Fotos: La Puebla de Castro, Termas de Labitolosa, San Román de Castro (dos fotos del exterior, interior del ábside y dos fotos del artesonado mudéjar), La Puebla de Castro y Secastilla desde Castro, el congosto de Olvena desde Castro y Olvena (tres fotos)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una bonita excursión y unos lugares muy interesantes.