El
caso del mayordomo asesinado.
Marco Malvaldi. Destino. 2013. 207 páginas.
Marco Malvaldi (Pisa, 1974) es uno de los
nuevos valores de la literatura italiana. Se dio a conocer con la trilogía del
BarLume, cuyo primer título, La brisca de
cinco, reseñamos aquí hace unos meses. Ahora Destino, en su colección
Áncora y Delfín, ha publicado en nuestro país su última novela, El caso del mayordomo asesinado,
traducción más que libre del título original italiano Odore di chiusco, que creo viene a equivaler a nuestro “olor a
cerrado”, usado aquí con su frecuente sentido metafórico.
El
caso del mayordomo asesinado mezcla de manera
equilibrada y eficaz la intriga y el humor. Se trata de una novela breve y
ligera que hace pasar un rato agradable al lector manteniendo en él el suspense
con una permanente sonrisa en los labios. Abusando del uso actual del género,
podríamos decir que se trata de una novela negra ambientada a finales del siglo
XIX, concretamente en unos días del año 1895, en el castillo de una familia
noble de la Toscana, que con mucha ironía se acerca a la línea clásica de las
narraciones que tienen como protagonista al detective Sherlock Holmes, coetáneo ficticio del
comisario Artistico y de los demás personajes del relato de Malvaldi.
Si habitualmente en las novelas de asesinatos en
mansiones el primer sospechoso es siempre el mayordomo, en ésta este personaje es
la víctima cuyo extraño asesinato hay que resolver. A la intriga de la
investigación, se añade aquí una aguda e irónica descripción, a veces rozando
lo caricaturesco, de la nobleza finisecular, en un momento en que la
unificación italiana hace tambalear sus privilegios seculares de clase. Ese
momento histórico, que tan bien recoge Tomasso
di Lampedusa en El Gatopardo, está tratado con un hilarante sentido del
humor que no hace menos ácida la crítica al estamento aristocrático, necesitado
en aquel tiempo de airear sus mansiones y castillos para sacar de sus estancias
el olor a cerrado y entrar así en la nueva y galopante modernidad.
Probablemente porque al menos “es necesario que todo cambie para que todo siga
igual”.
En la narración en tercera persona se van
intercalando algunos pasajes del diario personal de Pellegrino Artusi, un
personaje que, según se indica en las páginas finales de la novela, existió en
la realidad y que acude al castillo en calidad de invitado por haber escrito ya
en aquel tiempo un libro pionero de recetas de cocina. El comisario, el
gastrónomo y un fotógrafo retratista acompañan a los diversos personajes de la
decadente familia del barón de Roccapendente y su servidumbre en esta intriga
de regusto clásico que se resuelve, por tanto, de manera lógica, racional y
deductiva.
Una novela corta, que puede parecer un divertimento
del autor, pero que se inscribe dentro de su estilo breve, entretenido e
irónico, destinado a hacer pasar un buen rato al lector con una historia que
conjuga el misterio con buenas dosis de humor inteligente.
Carlos
Bravo Suárez
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