En la orilla. Rafael Chirbes. Anagrama. 2013. 440
páginas.
Hay que empezar diciendo que
En la orilla es una novela
extraordinaria. Probablemente, una de las mejores que se han publicado en España
en los últimos años. Un relato que retrata magistralmente la crisis actual -económica pero también social y ética- que sufre la sociedad española y algunas
de las causas que la han provocado: la codicia, el dinero fácil y
el todo vale para conseguirlo, el afán por aparentar y la mentalidad de nuevo
rico que se ha apoderado del país en las últimas décadas. Pero En la orilla no es solo una novela sobre
la crisis. Es mucho más. Es reflexión, de tono crítico, ácido y pesimista,
sobre la ambición desmesurada, la familia, la vejez, la soledad, el sexo, la
emigración, las relaciones laborales o el suicidio. Y es, por encima de todo,
buena literatura, más allá de los tópicos doctrinarismos supuestamente
progresistas que resultan casi siempre demasiado simples y maniqueos. Un libro que debería
permanecer en la historia de nuestra mejor literatura reciente.
Su autor, el valenciano Rafael
Chirbes (Tabernes de la Valldigna, 1949), es un escritor más que consagrado, con
una importante obra narrativa a sus espaldas. Su anterior novela, Crematorio (2007), consiguió el Premio
de la Crítica con un relato que mostraba la corrupción inmobiliaria y la falta
de escrúpulos morales de parte de la sociedad española, y que adelantaba en
buena medida la crisis que iba a venir y de cuyas cenizas trata la actual En
la orilla.
En
la orilla transcurre en Olba, una pequeña ciudad situada en la
costa valenciana, muy cerca de Benidorm, a orillas del mar y también de un
pantano que adquiere un valor simbólico, en cierto modo ligado a la podredumbre
moral y ética que rige los comportamientos de buena parte de los personajes del
libro, que únicamente pretenden trepar y enriquecerse a cualquier precio.
Aunque la novela está
escrita a varias voces, combinando la primera y la tercera personas y diversos
recursos literarios, su personaje principal es Esteban, un carpintero de
setenta años, soltero, desilusionado y pesimista, que ha heredado el negocio
familiar y que acaba de arruinarse al entrar en operaciones inmobiliarios que
la crisis, la excesiva ambición y los falsos proyectos de su socio constructor han
llevado al fracaso. A través de Esteban, y en relación con él, aparecen otros personajes de diversa condición económica y social. Sus
amigos nuevos ricos, los antiguos trabajadores de la carpintería que han
perdido su empleo, el padre inválido, la criada colombiana o su antigua novia
Leonor, ya muerta, que se fue con uno de sus amigos y se convirtió después en una cocinera
de éxito. Otro logro de la novela es su rico vocabulario, en especial en
términos relacionados con la vida en el pantano y con el campo semántico de la
carpintería. Y sus referencias a temas literarios como el “ubi sunt”, de
reminiscencias manriqueñas, que la crisis de hoy vuelve a poner en cierto modo de
actualidad.
Una excelente novela, un
microcosmos literario que puede extrapolarse a la realidad de un país que en
los últimos tiempos lo ha sacrificado todo a la codicia y al dinero.
Carlos
Bravo Suárez
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