La habitación oscura. Isaac Rosa. Seix Barral. 2013. 256
páginas.
Isaac Rosa (Sevilla, 1974)
es uno de los escritores más destacados e innovadores de la literatura española
actual. Sus seis novelas anteriores han obtenido un considerable reconocimiento
de la crítica y han recibido diversos premios. Una de las más relevantes fue El país del miedo, editada en 2008 y
reseñada en su momento en esta sección. La
habitación oscura es su última novela y mantiene el carácter innovador y
diferente de sus libros anteriores.
En La habitación oscura se cuenta cómo un grupo de jóvenes, durante un
periodo de unos quince años, dispone de un local común en el que ha sido
habilitada una habitación que se encuentra siempre en total y absoluta
oscuridad. Allí, con un pacto de silencio en su interior aceptado por todos,
mantienen promiscuas relaciones sexuales, buscan tranquilidad y refugio, o simplemente
se evaden de sus agobios cotidianos. A medida que avanza la novela, van
surgiendo diversos problemas que complican la situación de muchos de los
personajes que frecuentan el oscuro habitáculo en el que, de manera inevitable
y creciente, se va filtrando de una o de otra manera la realidad exterior.
Aunque no sé hasta qué punto
logra este objetivo, La habitación oscura
ha sido presentada en su promoción como una crónica generacional. Es cierto que,
en el lapso de tiempo en que transcurre el relato, se pasa de una situación general
económicamente boyante a la irrupción de una profunda crisis que afectará en
mayor o menor medida a casi todos los personajes del libro. También es cierto
que estos personajes no adquieren demasiada profundidad ni dimensión porque
apenas constituyen un bosquejo que no va mucho más allá de unas pocas líneas
dedicadas a cada uno. El rápido paso del
tiempo en la narración pretende explicarse simulando lingüísticamente a una
cámara que rebobina a gran velocidad la película de los acontecimientos.
Isaac Rosa mantiene también
en esta novela su personal línea innovadora en el aspecto estilístico. Las
frases se suceden sin puntos y aparte a lo largo de los sucesivos capítulos y abundan
las largas enumeraciones y la coordinación de oraciones copulativas o disyuntivas.
Y, en un recurso poco frecuente y bastante conseguido y eficaz, no hay en la
novela uno o varios narradores que cuenten la historia sino un único narrador
colectivo, tanto masculino como femenino, que en ocasiones casi parece
identificarse con la propia habitación en permanente penumbra. Esta es, sin
duda, la verdadera protagonista del relato y adquiere una clara intención
metafórico-alegórica que puede admitir diversas y variadas interpretaciones.
Se ha considerado La habitación oscura, y la obra de Isaac
Rosa en general, como un ejemplo de la nueva literatura política, social o
comprometida. Además de la presencia de la crisis económica y su citado impacto
sobre los personajes, aparecen de manera más o menos evidente en la narración
las protestas sociales y políticas vividas recientemente en nuestro país y se plantean
las posibles líneas rojas que tal vez no deban ser traspasadas. En relación con
ello, tiene una importante presencia en la parte final del relato el espionaje
informático a personas o empresas y su utilización como una nueva y moderna
manera de extorsión y chantaje.
La
habitación oscura plantea interesantes y muy actuales asuntos
a través de una envoltura formal muy original e innovadora. Otra cosa es que
todo eso sea suficiente para convertirla en una gran novela.
Carlos
Bravo Suárez
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