“Mi
Ántonia”. Willa Cather. Alba Editorial. 2012. 384 páginas.
Hace unos meses
reseñé en esta misma sección “Una dama extraviada”, una de las novelas más
conocidas de Willa Cather (Virginia, 1873 – Nueva York, 1947), que Alba Editorial
publicó hace un par de años en nuestro país. La misma editorial ha traducido
recientemente al español varias obras más de la espléndida escritora norteamericana.
Una de ellas es “Mi Ántonia”, una novela de 1918 que dio a conocer a su autora
en su país –donde se considera todo un clásico que se lee en las escuelas– y
que en el nuestro se encontraba descatalogada desde hacía tiempo.
“Mi Ántonia” es un relato ambientado en Nebraska a
finales del siglo XIX, cuando oleadas de colonos llegados desde el este de
Estados Unidos y desde diversos países europeos se instalaron en las extensas praderas
del oeste para construir sus granjas y cultivar maíz. Entre los llegados a los
campos próximos a la entonces incipiente ciudad de Lincoln, figuraban numerosos
emigrantes escandinavos y muchos checos de la región de Bohemia. De esta región
centroeuropea procede la familia Shimerda, uno de cuyos miembros es Ántonia
–con la pronunciación esdrújula del checo–, una niña que veremos convertirse en
mujer y madre a lo largo de las páginas de la novela a la que da título.
Aunque “Mi Ántonia” es una narración cuyos principales
personajes son mujeres, está contada en primera persona por Jim Burden, que también
siendo un niño se traslada a Nebraska procedente de Virginia para vivir con sus
abuelos. Jim es cuatro años más joven que Ántonia y ambos llegan el mismo día a
la región para instalarse en dos granjas vecinas, si bien en el caso de la
familia Shimerda teniendo que empezar desde cero. Desde entonces, los dos
jóvenes establecen una inquebrantable amistad que se prolongará el resto de sus
vidas. La fascinación que Jim siente por Ántonia hace que mucho tiempo después
decida poner por escrito la historia de aquellos años de infancia y juventud.
Narrada en un tono sencillo y amable, la novela cuenta la
dura vida de aquellos sufridos colonos pioneros que tuvieron que superar numerosas
dificultades para salir adelante. A los inicios en granjas aisladas en la
pradera, sigue un mundo en rápida transformación que hará que muchos –sobre
todo las mujeres– abandonen la dureza de la vida rural para buscar en las
ciudades nuevas oportunidades de prosperar. No es el caso de Ántonia, cuyo
devenir vital seguirá un rumbo diferente al de sus compañeras del campo.
Wila Cather conoció de primera mano ese mundo de los
pioneros norteamericanos por los que siempre sintió gran admiración y respeto,
y a quienes convirtió en protagonistas de sus primeras novelas. El propio Jim
Burden es un claro trasunto de la autora, que en alguna entrevista recordaba
que “me interesaban los
inmigrantes europeos de Nebraska porque me crié entre ellos; cuando tenía ocho
años, nuestra familia se mudó desde Virginia hasta este estado del oeste”.
“Mi Ántonia” es una novela entrañable, con algunos espléndidos
retratos femeninos, que compone un cuadro bastante completo de una época
fundamental de la historia estadounidense. Con amabilidad y sencillez, pero no
por ello exenta de profundidad y crítica.
Carlos
Bravo Suárez
No hay comentarios:
Publicar un comentario