Leonard Michaels (Nueva York, 1933 - Berkeley, 2003) publicó “Sylvia” en 1990. En esa corta y vigorosa novela, el escritor estadounidense narra la intensa y atormentada relación que mantuvo con la joven Sylvia Bloch en el Nueva York bohemio y beat de los primeros años sesenta del pasado siglo. Durante tres décadas, Michaels estuvo rumiando este breve relato autobiográfico que se convirtió en la mejor obra de su legado literario. Si Lumen publicó en 2010 los cuentos del escritor neoyorquino, ahora Libros del Asteroide edita, con traducción de Carlos Manzano y prólogo del argentino Alan Pauls, esta magnífica novela, inexplicablemente inédita hasta ahora en nuestra lengua.
Leonard Michaels, que cuenta la historia en primera
persona, conoció a Sylvia cuando él tenía 27 años y había abandonado los
estudios de doctorado porque deseaba consagrarse en exclusiva a su vocación de
escritor. Ella, como él de origen judío, tenía 19 años e iba a comenzar los
estudios de Filología Clásica. Era una chica atractiva, aunque no muy
satisfecha con su físico y obsesionada con el tamaño de su nariz. Psicológicamente
inestable y frágil, tenía sin embargo una inteligencia excepcional y había
estudiado en un colegio para superdotados. Cuando Leonard conoce a Sylvia en el
apartamento de una amiga suya en el Village neoyorquino queda subyugado por su
magnetismo y, como recuerda en el libro treinta años después, “la cuestión de
qué hacer con mi vida en los cuatro años siguientes quedó resuelta”. Tras el
impactante flechazo inicial, enseguida van a vivir juntos y no tardan demasiado
en casarse. Leonard va alternando en su relato algunas notas del diario
personal que escribió en aquellos años con la narración de los hechos a
posteriori, casi treinta años después de que hayan sucedido.
Sin embargo, esos cuatro años no fueron fáciles y la
convivencia entre ambos se convirtió con frecuencia en un verdadero infierno.
Sus discusiones son continuas y solo se ven interrumpidas por momentos
intermitentes de una pasión sexual igualmente tempestuosa y violenta. La
desasosegante y traumática relación fue una montaña rusa de amor y odio que,
como se vislumbra ya desde el principio, va a acabar en tragedia. Porque, como
escribe Alan Pauls en el inicio de su prólogo, en “Sylvia” no hay suspense:
“Apenas empieza el relato, como en las tragedias griegas, la suerte está
echada, y está echada aun antes de que se arrojen los dados”. El escritor
argentino resume así la novela: “’Sylvia’ es la versión estilizada del primer
catastrófico matrimonio de su autor”.
El libro tiene casi dos únicos personajes: el narrador y,
sobre todo, Sylvia, cuyo carácter inestable y voluble analiza en profundidad y
con detalle el propio narrador y marido, que no duda en calificar varias veces
a su mujer como una loca. Aparecen también algunos amigos de la pareja e
incluso hay presencias fugaces de escritores conocidos, como el ya entonces
famoso Jack Kerouac, con quien Leonard da un paseo en coche. Pero, si hay una
presencia con fuerza y bien descrita en la novela, esta es la del Nueva York de
los años sesenta, principalmente la del barrio de Greenwich Village en el que
viven los protagonistas. Es el Nueva York de la generación beat, de Ginsberg y
Kerouac, de la bohemia artística, las drogas y la experimentación sexual, de la
presencia permanente del jazz como banda sonora de aquel tiempo, de los
tugurios humeantes donde actúan figuras como Miles Davis, Ornette Coleman,
Charles Mingus o Sara Vaughan. La época de Elvis, de Fidel Castro y del
presidente Kennedy intentando acostarse, como dice el narrador, con las actrices
de Hollywood. Desde luego, Michaels consigue en pocas páginas, además de narrar
una destructiva y patológica historia de amor y odio, plasmar un penetrante
retrato y una lúcida radiografía del Nueva York de aquellos años.
“Sylvia” es sin duda una pequeña gran novela, que logra
condensar, en un estilo directo y conciso, el relato de una historia trágica y
tempestuosa y el espíritu de fondo de una época. La máxima graciana de “lo
bueno, si breve, dos veces bueno” se cumple aquí plena y satisfactoriamente.
“Sylvia”. Leonard
Michaels. Libros del Asteroide. 2017. 144 páginas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario