“El orden del día”, del
escritor Éric Vuillard (Lyon 1967), fue la novela ganadora del prestigioso
Premio Goncourt de novela francesa del pasado año. El libro ha sido editado
recientemente en España por Tusquets Editorial, con la traducción de Javier
Albiñana. Se trata de una novela corta que narra, de manera sucinta y muy
directa, el ascenso de Hitler al poder (con el apoyo de las grandes empresas
alemanas) y sus primeras acciones expansionistas (la anexión de Austria y los
Sudetes), ante la distracción y el buenismo irresponsable y comprensivo de
Francia e Inglaterra. La obra puede leerse como una novela histórica o como una
ficción política con un fondo histórico verídico y bien documentado. Y tiene,
desde luego, un fondo y unas claras enseñanzas políticas y morales que pueden
servir de modelo y referencia para hipotéticas situaciones parecidas.
La novela se inicia con la reunión secreta que, el 20 de
febrero de 1933, mantuvieron en el Reichstag veinticuatros grandes industriales
alemanes con Hitler y Göring, que les solicitaron apoyo económico para su
proyecto político nacionalsocialista ante las cercanas elecciones del 5 de
marzo. Los veinticuatro magnates son citados con nombres y apellidos, pero en
realidad “se llaman BASF, Bayer, Agfa, Opel, IG, Farben, Siemens, Allianz,
Telefunken”. La mayoría de los invitados desembolsó de inmediato
importantes sumas de dinero para la
causa nazi.
Se narra luego la visita a Alemania que, a título
personal, realizó en 1937 Lord Halifax, presidente del Consejo británico, invitado
por Hermann Göring, creador de la Gestapo y un tipo que muestra descaradamente
su personalidad violenta y su antisemitismo visceral. Sin embargo, el
aristócrata británico, tras su entrevista con Hitler, escribirá que “el
nacionalismo y el racismo son fuerzas pujantes, ¡pero no las considero ni
contra natura ni inmorales”. Comenzaba la nefasta política de “apaciguamiento”
y consentimiento ante el avance de las ideas y de los planes de los nazis.
Luego vendrá el expansionismo (la doctrina del espacio
vital de Alemania) y la invasión de Austria y Checoslovaquia por el ejército
germano. El asunto de Austria y la amalgama de diplomacia hipócrita, atentados,
chantaje y seducción ejercida por el Reich sobre los mandatarios austriacos
merecen unas cuantas páginas del libro. Tras el asesinato del canciller
Dollfus, su sucesor Schuschnigg se entrevista con Hitler y es sometido a
continuas presiones y humillaciones que acabarán haciendo que ceda el poder al
pronazi Seyss-Inquart. También se narra en la novela la entrada del ejército
alemán en territorio austriaco y la grotesca situación que se deriva de la
masiva avería de sus tanques, que pasa desapercibida por la falta de oposición
y por el entusiasmo con que la mayor parte de la población austriaca recibe al
Führer. Mientras, Ribbentrop, inquilino por un tiempo en una casa propiedad de
Chamberlain y ahora ministro de Asuntos Exteriores del Reich, ha sido invitado en
Londres a una comida por el primer ministro británico y prolonga
interminablemente una conversación sobre tenis para retener durante el mayor
tiempo posible a los anfitriones y hacer que tarden en reaccionar ante las
noticias que llegan de Austria. En Viena, el Führer vocifera ante el entusiasmo
de las masas, aunque en los próximos días se van a producir en la capital
austriaca más de 1500 suicidios de judíos, intelectuales y socialdemócratas e
izquierdistas.
“El orden del día” narra los apoyos, las falsedades y las
postverdades que, ante la pasividad y la falta de respuesta de Francia e
Inglaterra, auparon al poder a Hitler y llevaron después a Europa al desastre
devastador de la Segunda Guerra Mundial. Nadie fue capaz de frenar esa tragedia
que tantas señales previas habían anunciado y que los intereses de algunos y la
ceguera de otros hicieron finalmente inevitable.
Si
algo enseña para el presente y el futuro esta novela es que ante los proyectos
racistas y expansionistas se debe responder con prontitud y diligencia, si no
se quiere correr el riesgo de que luego sea demasiado tarde y las consecuencias
resulten ya irremediables. Muy recomendable su lectura, fácil, rápida, directa
y muy aleccionadora.
“El orden del día”. Éric Vuillard. Tusquets
Editores. 2018. 144 páginas.
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