domingo, 29 de septiembre de 2019

LA NUEVA NOVELA DE INÉS PLANA


Tras la lectura de su anterior y exitosa “Morir no es lo que más duele”, que reseñamos el pasado año en esta sección, esperábamos con impaciencia la nueva novela de Inés Plana (Barbastro, 1959), que no ha tardado ni dos años en llegar a las librerías. Su título, “Antes mueren los que no aman”, otra vez largo y con referencias a la muerte, parece evocar una conocida cita de Emily Dickinson: “Los que son amados no pueden morir, porque amor significa inmortalidad”. Y hay que decir ya de inicio que “Antes mueren los que no aman” responde a las expectativas creadas y que quienes disfrutamos con “Morir no es lo que más duele” hemos vuelto a hacerlo con esta segunda entrega de la novelista barbastrense afincada en Madrid.

Encontramos en “Antes mueren los que no aman” a algunos de los personajes de la fascinante novela anterior. Empezando por Julián Tresser, el teniente de la Guardia Civil que vuelve a ser protagonista de este nuevo relato. Especial relevancia adquiere ahora la niña Luba, que aparecía al final de la novela anterior y a través de la cual el lector se adentra en el siniestro mundo de la trata de blancas y la prostitución infantil. Junto a Tresser, también reencontramos a la psicóloga Adelaida, con quien el teniente había tenido un breve escarceo sentimental que ahora intentan ambos consolidar aproximando sus vidas con su atormentada carga de pasado a cuestas. También el cabo Coira vivirá una sorprendente e inesperada aventura en su Galicia natal, donde, tras la decepción sentimental sufrida con su anterior novia, se reencontrará con sus orígenes familiares y con los problemas endémicos de su tierra de origen. El capitán Díaz Visedo, tras su viudez, acentúa su carácter solitario, amargo y egoísta. Vemos, por tanto, evolucionar y desarrollarse en sus nuevas etapas y situaciones vitales a algunos de los personajes que ya conocimos en “Morir no es lo que más duele”.

La novela comienza con la muerte accidental de una funcionaria de la Tesorería de la Seguridad Social, empujada fatalmente contra una cristalera por una airada mujer apremiada por las deudas. El teniente Tresser se hará cargo del caso y su investigación transcurre en paralelo con su desesperada búsqueda de Luba, que inicia una rocambolesca peripecia tras lograr escapar del prostíbulo en que se hallaba encerrada. Ambas líneas narrativas transcurren en paralelo en una ágil sucesión de capítulos, narrados con rápidos y fluidos diálogos. Todo ello en una bien ensamblada estructura narrativa en la que se abren varias tramas y cuya intriga y suspense mantienen permanentemente vivo el interés del lector. De tal manera que, pese a sus más de quinientas páginas, la novela se devora con creciente interés, rapidez y disfrute.

La narración transcurre en las navidades del año 2009, con una España sumida en plena crisis económica, con manifestaciones de fondo contra los recortes sociales y con un estado de ánimo colectivo bastante pesimista. El relato aborda diversos temas de interés: el mundo sórdido de la prostitución y la esclavitud sexual de niñas y mujeres, un negocio que convierte en millonarios a hombres y mujeres sin escrúpulos que actúan con una brutalidad despiadada con el único objeto de enriquecerse; la corrupción y el contrabando en las poblaciones costeras de Galicia; las luchas intestinas entre los cuerpos policiales y la oscuridad de las actuaciones del CNI (en concreto la UCO o Unidad Central Operativa) en una época en que ETA daba sus últimos coletazos; la soledad y el mundo fantasioso en que viven algunos personajes y la generosidad solidaria de otros... Todo un mundo de realidades diversas que laten con vigor detrás de una trama trepidante.

No falta tampoco esta vez un guiño de la autora a sus orígenes altoaragoneses cuando Julián y un compañero de la UCO quedan en un restaurante en el que pican unas rodajas de chireta rebozada como aperitivo, comen una ensalada ilustrada aragonesa y una longaniza de Graus, acompañadas de un vino del Somontano, y toman como postre unos crespillos de Barbastro.

Inés Plana ha vuelto a dar en el clavo con una novela que a los ingredientes clásicos del thriller une otros de fondo social y sentimental que componen un relato sólido y atractivo, que gustará sin duda a un amplio espectro de lectores. Queda abierta la relación de Julián –en sus nuevas obligaciones de padre– y Adelaida, de Luba tras su traumático pasado, del cabo Coria después de sus reencuentros gallegos... Esperaremos impacientes las sorpresas que pueda depararnos la siguiente entrega de esta absorbente historia literaria surgida de la fértil imaginación de la novelista altoaragonesa.

“Antes mueren los que no aman”. Inés Plana. Espasa. 2019.512 páginas.


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